lunes, 20 de enero de 2014

Decisión de amor

Decisión de amor


 Alberto Decker era el levanta-puentes del paso del fluvial Río Passaic en nueva york. Era una tarde como cualquiera otra. Simplemente se debían esperar los horarios de la ruta del tren y disponer todo para que el puente hidráulico bajase hasta que el tren pasara. Entonces, el puente era nuevamente alzado. El corazón de Alberto saltó de alegría al ver correr su único hijo hacia él, por el malecón; era todo cuanto tenía. Pero en unos minutos ese mismo corazón de padre se horrorizo ante la escena. Pedro, su hijo resbaló y cayó al profundo Río. Justo cuando se disponía a bajar para socorrerlo, la potente bocina anunció que, en escasos minutos, el tren llegaría al puente para cruzarlo a más de 120 k/h. Dudo por unos segundos. Esos segundos que parecieron una eternidad. Si descendía a salvar a su hijo, que para él sería cosa fácil, no alcanzaría a regresar para activar el sistema hidráulico del puente. Ese tren con más de 500 pasajeros, caería a l Río irremediablemente. El costo de vidas perdidas seria enorme. Mientras el puente bajaba, Alberto observaba como el cuerpo de su hijo se hundía en las frías aguas del río Passaic mientras su mirada se clavaba en la de su padre implorando socorro. A la vez, el tren cruzaba y sus pasajeros disfrutaban del viaje, indiferentes a la tragedia que se cernía bajo los rieles. Apenas el tren cruzó, Alberto descendió lo más rápido que pudo. Una vez en la orilla, llorando abrazó el frío cuerpo de su propio hijo yacía inerte en sus brazos. En el funeral, todos los pasajeros asistieron para acompañar a Alberto en su dolor y agradecerles por haberles salvado la vida. Hace más de dos mil años, otro padre apartó la vista de su hijo agonizante, por salvar a miles y millones de personas de todo el mundo. Todavía resuenan las palabras de Jesús en la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿ por qué me has desamparado?” un antiguo himno responde esa pregunta: “para amarme a mí”. Sólo aquellos que tributamos agradecimiento y honra a Aquel que permitió que su hijo muriera y resucitara para salvarnos, tenemos esperanza de vida. Alberto Decker no lanzó a su hijo al río, pero Dios si lo hizo con el suyo porque te amaba y sabía que era la única forma de salvarte.

 Hoy muchos disfrutan, indiferentes, su viaje en el tren de la vida”. Ignorando que alguien pagó el precio de la muerte.

jueves, 9 de enero de 2014

Molido, Prensado.


Molido, Prensado.



El relato de los evangelios nos presenta a Jesús en las instancias finales de su ministerio, en un cuadro con sabor a debilidad, Solo, en crisis y angustiado, se arrodilla en el suelo húmedo  de un huerto solitario y ruega a sus amigos que lo conforten en oración. Suda gotas de sangre; el alma se le arruga como un pañuelo; el pecho se comprime y con un nudo en la garganta exclama: “Padre, si es posible, pasa de mí esta copa amarga.” La palabra “Getsemaní” significa prensa de aceite, y en aquel huerto de olivares había muchas, formada con grandes y firmes palos en un extremo y en el otro, pesas. A mayor peso, mayor presión; allí se disponían bandejas con aceitunas y comenzaba  la prensada. Es en este contexto que el evangelista Lucas en el capítulo 22:44 relata, “Y estando en agonía, oraba más intensamente.” Nadie le ayudó. Nos asombra verle en sus inicios y hallarle igual, solo indefenso, necesitando ser asistido por sus padres José y María, con un establo como único paisaje y animales como simples espectadores del milagro de amor más grande de la historia. Creo que tanto al nacer como al despedirse nos trasmitió la misma lección: “No dudes en buscar socorro cuando te encuentres en necesidad, aunque para eso debas mostrarte vulnerable ¿Cuál es problema? ¿ y que si te notan triste, débil y necesitado? ¿Qué es lo vergonzoso?  Te van a llevar al huerto, te lo aseguro, como lo hiciera aquel jueves por la noche con sus discípulos. Ese lugar de soledad, incomprensión y desamparo que Él pisó antes que tú. Cuando te encuentres en tu huerto, en tu prensa, llegarás a exclamar lo que Él: “que pases de mí esta copa, pero que no se haga mí voluntad, si no la tuya.” Lo que debe ser prensado en tu voluntad, tal vez tus planes, tu “imagen”, tus sueños. Aceptación y entrega incondicional a su designio, será el aceite más puro que encenderá la lámpara de la verdadera adoración a Dios, que el padre está buscando. Si no, seguirá siendo pura religión de apariencias.


Aun en su despedida nos dejó una lección.

Él se mostró frágil y no tuvo vergüenza de hacerlo


miércoles, 8 de enero de 2014

Cada Cosa en su lugar.


Cada Cosa en su lugar.


Usualmente tropezamos con aquellas cosas que están fuera de su lugar “¿quién dejó esta mochila en medio del corredor?”, grita la abuela desde el piso, mientras la mamá corre a socorrerla a la vez que mira con reproche a su hijo que , descuidadamente “arrojó” su mochila al piso al llegar de la escuela. Escena cotidiana, ¿Verdad? La misma escena que se repite en el salón de nuestra alma cuando lo que debe estar en su lugar no lo está. Me estoy refiriendo al lugar que Cristo anhela tener en nuestras vidas. Uno de los títulos compartidos del Señor es “La Roca”, una piedra angular es  la principal de una construcción. La que marca el perfil o ángulo del resto del edificio. Y cuando esta piedra no está en su “ángulo” apropiado, cuando está en otro lugar inferior se transforma automáticamente en una piedra de tropiezo que hará caer a cualquiera, tal como la abuela que tropezó con algo fuera de su lugar o Pedro, el discípulo del Señor. La escena se relata en el evangelio de Mateo capítulo 26. Allí, el mismo Señor le advirtió a Pedro que se escandalizaría de Él esa noche, refiriéndose a su negación cobarde. La palabra “escandalizarse” proviene del vocablo griego: “skándalon”, que significa: tropezar. En Lucas 7:23 Jesús le dijo a los mensajeros de Juan Bautista: “Bienaventurado el que no halle tropiezo en mí.” Pedro dudo en aceptar un discipulado asociado al sufrimiento y al sacrificio; Juan el Bautista vio tambalear su fe desde la prisión y envió a  preguntar por la comisión del Mesías; tú y yo cuando sacamos a Cristo del primer lugar en nuestras vidas porque preferimos un cristianismo sin cruz, tropezamos con el mismo en Quien deberíamos fundar nuestra fe. Esa fe muchas veces dolorosa, incongruente y sangrante, pero victoriosa al fon y preciosa. Si su cruz con frecuencia te ofende, si tus pies están lastimados de tanto tropezar, el problema solamente es tuyo. Pon a Cristo en su lugar y deja ya de tropezar con su Cruz.



Cuando no le doy a Dios el lugar que  Él se merece sufro a diario las dolorosas consecuencias.


martes, 7 de enero de 2014

Avanza igual.

Avanza igual.



La nueva y joven generación hebrea estaba frente al río Jordán a punto de alcanzar el sueño dorado que sus padres no fueron capaz de lograr. La generación anterior pereció en el desierto como consecuencia de su cobardía e incredulidad. Bajo el mando de Josué, único sobreviviente de aquella fatídica tragedia y junto a Caleb, este grupo de muchachos cargaba una pesada mochila de desgracias y modelos disfuncionales. Huérfanos e inexpertos, nacidos en el anonimato del desierto, pero influenciados por Josué y animados por las palabras de su Dios. Del otro lado del río estaba la tierra prometida. Había gigantes que derrotar y ciudades que conquistar, pero también abundantes frutos y una tierra en la que fluía leche y miel. Tres fueron las decisiones que tuvieron que tomar. Primero, la de avanzar. Aunque las aguas  del caudaloso rio estaba todavía corriendo, Jehová les dijo que en el mismo instante que  sus pies se mojaran, se abriría un camino seco. Pero ellos deberían dar el primer paso, el de avanzar. Es un paso de fe. Es el estilo de caminar de los justos. La segunda decisión fue la de abandonar. Parecía una locura, después de cruzar el río, listos para la guerra, rodeados de ejércitos con sed de combate, la palabra de Dios dice: “circuncidados”. ¿Queeeeeé? Con un pos operatorio  de 40 días y soldados sin experiencia era, estratégicamente hablando, una total locura. Pero Dios dijo y había que obedecer. De lo contrario, caerían en el mismo pecado de sus padres. Bueno, la victoria fue de Jehová. La tercera y última decisión fue la de alimentarse. Sí, cuando se animaron a comer del fruto de la tierra, esé mismo día cesó el maná que les había mantenido por cuarenta años. Pero siempre, el primer paso era de ellos. Tú vida y la mía están en constantes desafíos y conquistas nuevas. De nuevas fronteras, decisiones de fe. Dios te animará de diferentes maneras. No te paralices.


Quien decide obrar puede equivocarse pero quien no hace nada ya está equivocado  

sábado, 4 de enero de 2014

Algo de Reflexión.

Algo de Reflexión. 


Hay muchos dichos sabios que nos ayudan a reflexionar, veamos algunos que son populares:
     ©       El sabio puede pararse en un hormiguero, pero sólo el necio se queda sentado en él.
     ©       Puedes saber si un hombre es sabio por las preguntas que hace.
     ©       Los sabios son los que buscan la sabiduría. Los necios los que piensan que ya la encontraron.
     ©       El que tiene lo que no merece difícilmente da gracias por ello.
     ©       Si tienen mucho pero crees que es poco, no deberías tener nada.
     ©       Devolver mal por bien es diabólico; devolver bien por bien es humano; devolver bien por mal es divino.
     ©       Si quieres ser sabio aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar cuando no tengas nada que decir.
     ©       No hay que confundir el conocimiento con sabiduría. El primero nos ayuda a ganarnos la vida, el segundo a vivir.
     ©       El sabio no se sienta a lamentarse, si no que se pone alegremente a la tarea de reparar el daño hecho.
     ©       La riqueza es como el agua salada,  cuanto más se bebe más sed produce.
     ©       ¿qué es la avaricia? Un continuo vivir en la pobreza por temor a ser pobre.
     ©       El camino a la riqueza depende fundamentalmente de dos palabras trabajo y ahorro.
     ©       Buscando el bien de nuestros semejantes encontramos el  nuestro.
     ©       Si hacemos el bien por interés seremos astutos, pero nunca buenos.
     ©       Cuando todos los días parecen iguales es porque el hombre ha dejado de percibir las cosas buenas que surgen en su vida cada vez que el sol surca el cielo.
     ©       Bueno es dar cuando nos pidan, pero mejor es dar sin que nos pidan, como buenos entendedores.
     ©       Una palabra dura pone fin  a una amistad.
     ©       Un pequeño dolor puede ser amplificado en nuestra mente al punto de convertirse en una enfermedad incurable.


El principio de la sabiduría es el temor de Jehová

viernes, 3 de enero de 2014

Hoy lo entiendo

Hoy lo entiendo

En el banco de mi memoria reposan recuerdos de mi infancia y del hogar, muy especiales. Algunos cotidianos, casi insignificantes para muchos, pero valiosos para mí. Son recuerdos que toman un brillo especial al comprenderlos desde la óptica del adulto, algunas décadas después. Siempre, me intrigó, por ejemplo, porqué mi mamá soplaba la leche hervida en el jarro antes de llenar mi taza. Me preguntaba si lograría enfriar toda esa cantidad de leche caliente solo con soplar… Hoy lo entiendo. No pretendía enfriarla si no impedir que la nata formada en la superficie cayera a mí taza. Cierto día mi padre me reprochó el dejar salpicada la pileta del baño cada vez que me lavaba las manos. ¿puede ser  esto  tan importante como para enojarse así?... Hoy lo entiendo. Cada vez que mi esposa deja la casa impecable, trato de que dure por lo menos ese día, persigo a mis hijas para  que colaboren con el aseo. Me contaron de una esposa que cortaba los extremos del pescado antes de sumergirlo al sartén. Intrigado su esposo le preguntó el motivo: “ No sé. Siempre vi a mi madre hacerlo de esa manera. Preguntémoselo a ella.” Al hacerlo se sorprendieron de la respuesta: “Hijita, es que éramos tan pobres que no teníamos más que una pequeña sartén. Debía cortarle los extremos si quería que cupiera en el recipiente. Pero tú, con ese sartén tan grande que tu esposo te compró no necesitas hacerlo”… La vida nos enseña con el paso del tiempo cosas que en algún momento no comprendíamos. Son lecciones que deben ser aprendidas a medida que atravesamos pruebas. Lección reprobada, lección que hay que repetir. Creo que una de las tragedias de la vida, es atravesar prueba sin “cosechar” las lecciones que nos quieren enseñar. Es Dios el que está detrás de esas pruebas; son lecciones que necesitamos aprender y que Dios nos quiere enseñar. Ver las cosas incomprensibles desde otra óptica cambia la vida. Hoy lo entiendes, tal vez ayer no. Hoy no entiendes, tal vez mañana sí, Descansa, confía, observa, considera.

 La escuela aún no termina, y aquí no hay graduados.

La graduación de la escuela de la vida será allá, en el cielo.

jueves, 2 de enero de 2014

Advierte el peligro.

Advierte el peligro.


Cierto conductor, en una noche lluviosa de Ohio, aceleraba su auto en la ruta. De repente, parado en la vía surgió en medio de la nada, un hombre que agitaba sus manos como queriendo que el auto se detuviera. Ante la sospecha que se tratara de una emboscada para un asalto, el conductor aceleró su vehículo. Pero el sospechoso bajo la lluvia no retrocedía ni un tramo y movía más enérgicamente sus manos para que se detuviera. El conductor continuo la marcha y faltando escasos metros para el impacto, se paró literalmente sobre los frenos y vario de resbalar varios metros se detuvo, justo antes de golpear al hombre. Se bajó enfurecido del vehículo y le increpó:
“¡usted está demente! ¿Qué es lo que está haciendo?. ¡por poco lo atropello y lo dejo tirado en la ruta sin vida!” la respuesta fue más desconcertante todavía: 
“Mi señor , es que el puente que está en la próxima curva acaba de desplomarse por la lluvia. Quienes iban delante de mí, cayeron. Yo me detuve a tiempo y estoy  advirtiendo a los que vienen detrás.” Esa advertencia salvó la vida de este conductor y de otros tantos. ¿Sabes? La vida nos presenta “Curvas Peligrosas”, caminos engañosos que parecen derechos pero tienen un  final trágico. Muchos han caído y siguen cayendo al vacío por no seguir las señales; por desatender concejos y advertencias. De alguna manera, la labor del pueblo de Dios redimido es justamente esa, advertir a cuantos puedan del peligro que depara el camino ancho y espacioso que propone este mundo pero que conduce a la perdición. Si estas advertido y rechazas las señales que amigos cristianos  te hacen, debes saber que tu final no será otro que el de los conductores que iban adelante del hombre bajo la lluvia: La muerte. Si fuiste advertido, detuviste a tiempo tu marcha y hoy transitas por un camino nuevo y verdadero, libre de riesgos. No te olvides de los que vienen detrás de ti, amigos, familiares y vecinos y adviérteles. La próxima vez, cuando alguien te llame a la reflexión sobre el destino eterno de tu alma, como hoy a través de estas palabras, no pienses que es una locura. Hemos sido rescatados y eso es lo que podemos hacer por ti.



El que habiendo sido rescatado de la muerte, cierra su corazón al que está en el mismo peligro, es un homicida.

miércoles, 1 de enero de 2014

Aceptando a los demás


 Aceptando a los demás


Will roger dijo: " el problema con el mundo es la gente". Naturalmente nos es difícil convivir con nuestro prójimo.
Es una patología que afecta a todas las culturas, naciones y épocas. Si tan solo nos esforzáramos en concentrarnos más en lo que pueden llegar a ser los demás que en lo que son ahora, se no haría más fácil aceptarlos. Todos tenemos faltas y debilidades. No podemos esperar la perfección en los demás así como nosotros no podemos producirla. Es interesante ver la manera en que Jesús acepto a sus seguidores, no los desestimo cuando fallaban, más bien construyo sobre ellos. Cuando conoció a pedro, por ejemplo, él era una roca (justamente eso significaba ese nombre), pero le vemos glorificado en apocalipsis siendo una gran piedra preciosa como el cimiento de la nueva Jerusalén (Apocalipsis 21:14-20). Creo que Jesús, con sus ojos de amor, no se concentró en lo que era si no en lo que podía llegar a ser. Podemos aceptar a las personas sin aprobar necesariamente sus acciones. Nos cuesta aprender a distinguir entre lo que es aprobar el comportamiento y a probar a la persona. Son dos cosas diferentes. Cuando alguien tiene un mal comportamiento puede estar influenciado por la crianza, su trasfondo, quizás un mal día o un mal entendido. No debemos juzgar apresuradamente a las personas. Es mejor equivocarse por excesiva gracia que por demasiada ley. Se necesita un nivel de amor especial en las relaciones interpersonales. En todo ámbito de convivencia se debe aprender a “negociar” con empatía. Debe existir una posición para discutir con altura y ser sensible al consenso del grupo. Si siempre quieres salirte con la tuya te sugiero que nunca te involucres en un proyecto grupal porque acabaras con la gente y luego Dios te acabará a tí: “si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y es eso lo que vosotros sois.” (1a Corintios 3:17). No te das una idea de la riqueza de carácter que encontrarás en este tipo de actitudes. Porque para que un hierro se afile necesita, aunque no le guste, desgarrarse en el roce con otro hierro. Lo mismo sucede entre las personas. (Proverbios 27:17)


Que la meta para este nuevo año sea aprender a amar a las personas, aunque no necesariamente aceptemos sus acciones.

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