¿Dónde llueve más, en la CDMX o en Londres?

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Llegue a la Ciudad de México un 28 de Octubre, ese año la temporada de lluvias ya había terminado y recuerdo la extraña sensación de no ver llover por meses. Acostumbrado a los largos inviernos europeos, la navidad seca y soleada me parecía un concepto bastante perturbador. Pronto empecé a echar de menos los días grises y lluviosos. Mi primera experiencia con la lluvia estando en México (o por lo menos la primera que se quedó grabada en mi memoria) fue un día más en la oficina; salí caminado en lo que era un día soleado y luminosos, entre a comer a un restaurante Sanborns y al salir se había desatado una tormenta como pocas que haya experimentado. Evalué mis opciones, podía comprar un paraguas en la tienda o podía correr a la oficina; me decidí por la segunda, al final, era una cuadra, no era tanto. ¡Craso error!, llegue a la oficina completamente empapado, como si me hubiese bañado con el traje puesto.

Contrario quizá a lo que mucha gente (no de México) pueda pensar, en la ciudad de México llueve mucho, además, llueve concentrado en un época corta que va desde mediados de mayo hasta mediados finales de octubre, unos 6 meses de precipitación.

En el imaginario popular cuando se habla de ciudades lluviosas por consenso pensamos en Londres. Si comparamos los niveles de precipitación anuales contra los de México podemos ver que mientras en Londres caen 690 mm de agua al año en la CDMX tenemos 1058 mm, un 50% más de agua. En el mes más lluvioso (septiembre) de la CDMX caen cerca en promedio 183 mm de agua frente a 67 mm que caen en noviembre (el más lluvioso) en la ciudad del Támesis.

Gráfico climático de la CDMX / climate-data.org
Gráfico climático de Londres / climate-data.org

A la vista de estos datos, ¿por que la arquitectura de la Ciudad de México no responde a las necesidades de un clima con tanta lluvia? Por años me ha sorprendido ver como las cubiertas planas prevalecen sobre las inclinadas en la arquitectura residencial. En el caso de la vivienda de bajos recursos, es normal que la gente construya un primer nivel y deje las varillas de las columnas para un crecimiento a futuro; pero ¿por qué en la vivienda de clase media y lujo predominan las cubiertas planas? Esto no solo se limita a la vivienda unifamiliar, los edificios en su mayoría tienen azoteas planas y recurrentemente con pendientes deficientes y escasos drenajes. Es habitual ver en los edificios modernos los numerosos daños causados por humedad en las fachadas, manchas de escorrentía, grietas, desconchados, abundan en edificios de todos los niveles socioeconómicos.

Daños por humedad en un edificio residencial nivel Lujo en Bosques (CDMX)

Después de casi 10 años viviendo en CDMX he comprendido los motivos por los que las cubiertas planas y algunas otras prácticas, que resultarían absurdas para un extranjero, funcionan de manera aceptable (aunque no ideal) para este clima.

Agua, sol y calor

Agua + Frío es una de las peores combinaciones para las edificaciones. Cuando tenemos una humedad en el edificio y el clima se mantiene frio a lo largo del día, las posibilidades de que se seque son remotas y eso hace que la humedad tenga más tiempo de causar daños permanentes. Si vemos las gráficas climáticas, podemos ver que en la ciudad de México la temperatura media se mantiene arriba de los 15 grados durante toda la época de lluvia con noches de unos 10-13 grados y días de entre 20-23, según el estándar mundial esto no se consideraría frío.

Las lluvias son extremadamente fuertes, la mayoría de los días solo llueve unas pocas horas en las tardes, pero durante esas horas la concentración de agua es tan fuerte que genera inundaciones y numerosos problemas viales en la ciudad. Una vez acabada la lluvia, hay tiempo suficiente hasta la siguiente tarde para que el sol evapore toda la humedad. Es por esto que en general las humedades de fachada son superficiales, la virulencia de la lluvia daña las capas exteriores de la fachada , pero el sol del día siguiente seca el muro impidiendo que (en muchos casos) esa humedad llegue al interior.

A fin de cuentas, La ciudad de México recibe anualmente en promedio 3126.3 horas de sol, muy lejos de las 2109.3 horas que tienen en Londres y más parecido a una ciudad soleada como Madrid. Esto claramente favorece la evaporación de las lluvias

Noté este efecto en una de las primeras oficinas que trabajé, un edifico antiguo de los años 60s. Las holguras entre muros y las ventanas eran tan grandes que cada vez que llovía se metía agua al edificio. A pesar de ellos, nunca tuvimos ningún daño grave, el agua que entraba se secaba ayudada por el calor y el hecho de que la ventilación era constante (las ventanas cerraban tan mal que siempre había corriente).

Visto esto, podemos llegar a entender el porque de la generalización de ciertas malas prácticas en lo referente al control de humedad en la ciudad, pero aun así, esto no justifica el que se siga haciendo. La realidad es que como arquitectos debemos de pensar en como nuestros edificios responden adecuadamente al clima, y de un vistazo rápido podemos ver como muchos de los edificios que construimos aquí no lo hacen. Año tras año puedo ver como se reimpermeabilizan azoteas, repintan fachadas, se arreglan daños en vez de buscar una arquitectura más adecuada al entorno. Algunos de estos problemas se están agravando conforme los edificios se modernizan, la reducción de los niveles de ventilación por la implementación de mejores ventanas, la reducción de los espesores en los muros, o la sustitución de sistemas de fabrica por muros ligeros (durock, densglass) hacen que lo que antes pudiese ser un problema menor ahora se vuelva uno importante.

No existe una fórmula única, algunas prácticas como el uso de sistemas donde la barrera de agua queda protegida y no superficial es buena. Ideal es el uso de «rainscreens» o fachadas ventiladas como método de cierre de la fachada. Pero sobre todo, lo más importante es que nuestros arquitectos y constructores adquieran una nueva mentalidad sobre el tratamiento de las fachadas en una ciudad tan lluviosa como esta.