Muchos animales flotan de forma natural en la superficie y tienen que hacer fuerza para bajar a la superficie. Los peces, sin embargo, tienen una adaptación muy conveniente.

Dos formas de que los animales del océano controlen su flotabilidad, o la fuerza ascendente ejercida por un fluido, son la vejiga natatoria y un hígado altamente graso.

Los osteíctios (peces óseos) utilizan vejigas natatorias que se llenan de oxígeno tomado por sus branquias. Cuanto más aire haya en la vejiga natatoria, más flotante será el pez, y cuanto menos aire haya en la vejiga natatoria, menos flotante será el pez. La vejiga natatoria es similar a los pulmones humanos en la forma en que se expande y desinfla.

Los condrictios (peces cartilaginosos) utilizan un hígado lleno de aceite para controlar su flotabilidad en lugar de la vejiga natatoria. El aceite aligera el pesado cuerpo del tiburón para evitar que se hunda y le ahorra energía al utilizar sus aletas para mantenerse en movimiento. El nombre de este aceite es escualeno. El hígado graso también se utiliza para otras funciones diarias, como la digestión.

Los condrictios son una clase de vertebrados acuáticos conocidos como peces cartilaginosos, denominación que hace referencia a que su esqueleto es de cartílago, a diferencia de los peces óseos, que lo tienen de hueso. Esta clase incluye a las subclases elasmobranquios (tiburones, rayas y mantas) y holocéfalos (quimeras).

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