«El tercer cielo»

The couple and the star

Cuando se leen las Escrituras, puede apreciarse en varios pasajes que esta «escena terrestre» en la que los humanos nos movemos no es lo único que hay, y que existen otros entornos o dimensiones en un nivel diferente al nuestro. Es lo que se conoce como la región espiritual donde habita Dios mismo y miles de seres espirituales (ángeles) que tienen asignadas diferentes tareas, algo que nuestros limitados ojos humanos no pueden a simple vista contemplar.

Es verdad que muchos podrían esbozar una sonrisa de incredulidad al leer esto. Pero hay que recordar que hay muchas realidades que aceptamos hoy día pero que hace no tantos años eran difíciles de asumir. Por ejemplo, volar en avión, hablar por teléfono desde una punta del mundo a otra, enviar un mensaje instantáneo del mismo modo a través de Internet, pisar la luna, etc. Además de eso, existen realidades que todavía hoy día no comprendemos de un modo completo. Por ejemplo, el modo exacto de cómo funciona el cerebro sigue siendo un enigma para los científicos. O el misterio que rodea el nacimiento de un nuevo ser humano: los científicos saben lo que ocurre en el proceso, pero no saben en absoluto por qué ocurre lo que ocurre hasta que nace con toda su potencialidad hasta llegar a ser un hombre o una mujer plenos. Y así podríamos citar muchos más ejemplos de misterios de esta existencia que a menudo damos por sentado, pero que bien pensado, son realmente un milagro. De modo que, antes de esbozar una sonrisa de incredulidad, quizá podríamos mantener una posición de reserva y dar una oportunidad a la duda de que esta escena terrestre sea lo único que existe.

Fueron varios los siervos de Dios en el pasado que pudieron tener un vislumbre de la región espiritual. Por ejemplo, en cierta ocasión el siervo del profeta Eliseo expresó su temor porque el rey de Siria había enviado una tropa de soldados para prenderlos. Este es el pasaje:

«- ¡Ay, mi señor! —exclamó el criado—. ¿Qué vamos a hacer?

 No tengas miedo —respondió Eliseo—. Los que están con nosotros son más que ellos.

Entonces Eliseo oró: «Señor, ábrele a Guiezi los ojos para que vea». El Señor así lo hizo, y el criado vio que la colina estaba llena de caballos y de carros de fuego alrededor de Eliseo. Como ya los sirios se acercaban a él, Eliseo volvió a orar: «Señor, castiga a esta gente con ceguera». Y él hizo lo que le pidió Eliseo».- 2 Reyes 6.

No cabe duda de que para Eliseo y su criado, ver un ejército angelical interviniendo en su ayuda tuvo que ser una experiencia impresionante. El resultado final fue que la tropa siria tuvo que volverse a su país sin poder capturar al profeta.

«El tercer cielo»

Podrían citarse otros pasajes que muestran que nuestro entorno terrestre no es el único existente. El apóstol Pablo, por ejemplo, tuvo también una experiencia que habría de recordar toda su vida. Estas son sus palabras:

«Sé de un hombre en Cristo, el cual hace catorce años- si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe- fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y sé que este hombre, en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe, fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que el hombre no puede pronunciar«.-  2ª Corintios 12:2-4, Reina Valera, 1995.

Este es uno de los pasajes más interesantes y misteriosos que se mencionan en la Biblia. Parece que fue Pablo mismo el protagonista. Está en un contexto en el que el apóstol sigue defendiéndose de las acusaciones que había recibido en Corinto acerca de su derecho como apóstol de Cristo. Pablo usa esa sublime experiencia como una razón más que le avala. Dice que tuvo lugar «hace catorce años». Si la segunda carta a los corintios se escribió alrededor del año 58, esa sorprendente experiencia tendría lugar en el año 44, varios años después de su experiencia personal con Cristo cuando iba camino de Damasco.- Hechos 9:9.

Algunos creen (Besson) que la experiencia que se cita en el texto de arriba, la tuvo Pablo cuando estaba orando en Jerusalén, poco antes de que fuera enviado como «apóstol a las naciones» debido al estímulo que necesitaría para enfrentarse a una labor tan ardua. Es decir, que habría sido como una preparación especial que tuvo que le fortalecería para dar a conocer el nombre de Cristo Jesús a lo largo y ancho de todo el Imperio Romano.- Hechos 22:17.

Pablo reconoce ignorar las circunstancias en las que fue «arrebatado al tercer cielo«, o si en el cuerpo o fuera de él. Pero no parece que eso sea importante. La forma en que Dios hace las cosas muchas veces escapa a lo que uno, con su conocimiento limitado, puede esperar. En realidad, ¿qué podría haber que no pudiera hacer Dios? Además, varios pasajes bíblicos muestran que cuando se le ha permitido al hombre «ver» algo relacionado con la región celestial, eso siempre fue para ellos algo sublime y maravilloso. Las circunstancias específicas o el modo de hacerlo no parece que fuera lo más importante.- 2º Reyes 6:17.

Cuando se usa la expresión «tercer cielo» no parece que se esté refiriendo a distintos niveles de lugares celestiales. Más bien se referiría al lugar más excelso donde mora Dios mismo. En el texto también se usa la expresión «paraíso«. El comentario bíblico Barnes’ Notes dice que en la mentalidad de oriente medio, esa palabra siempre está relacionada con un jardín de placer. De modo que el lugar que Pablo vio, estaría relacionado con una morada muy agradable, quizás el mismo lugar donde Dios habita junto a sus fieles espíritus o ángeles.

Según ese mismo comentario, es posible que Pablo «no pudiera» pronunciar lo que vio y escuchó porque era una visión solo para su estímulo o beneficio personal. O porque quizá, lo que vio, hubiera parecido increíble a los que hubieran escuchado, pues las cosas celestiales son diferentes a las terrenales y el hombre «carnal» no las puede entender. Otras opiniones sostienen que Pablo recibió grandes verdades que Dios no había permitido al hombre conocer todavía, porque andamos «por fe y no por vista» (2 Corintios 5:7, Nueva Versión Internacional, NVI). Otros creen que Pablo simplemente tuvo una visión o éxtasis espiritual.

Sea como fuere, no cabe duda de que tuvo que ser una experiencia apasionante, una que Pablo no podría olvidar en toda su vida. Como se ve, las Escrituras apuntan a una realidad que va más allá del intelecto, de lo que nuestros sentidos físicos pueden percibir. Recuerdan las palabras de Carl Jung (1875-1961), psiquiatra suizo fundador de la psicología analítica :

«No debemos pretender comprender el mundo sólo por el intelecto. El juicio del intelecto es sólo parte de la verdad”.

Esteban López 

Una respuesta a “«El tercer cielo»

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  1. Pablo era fariseo, y los fariseos creían que había siete cielos, o dimensiones espirituales, el Talmud y luego el Corán recogen estas enseñanzas. En el tercer cielo, llamado «Shehaquim» se encuentra el paraíso o Edén, o sea placer. La Biblia está llena de alusiones a la mitología judaica, y el Nuevo Testamenteo no es ajeno a ello. El mismo Jesús de Nazareth hizo concesiones a las creencias populares de la época en sus parábolas (por ej: la del rico y Lázaro, donde introduce las creencias de aquel tiempo sobre la vida de ultratumba). Mi opinión personal es que Pablo tuvo una visión, un éxtasis espiritual, y lo relaciona con el tercer cielo.

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