La neumonía es la hinchazón (inflamación) del tejido de uno o ambos pulmones. Por lo general, es causada por una infección bacteriana. También puede ser causada por un virus, como el coronavirus (COVID-19).

¿Qué causa la neumonía?

Como antes se apuntó la neumonía suele ser el resultado de una infección bacteriana.

Además de la neumonía bacteriana, otros tipos incluyen:

• Neumonía viral: causada por un virus, como el coronavirus.
• Neumonía por aspiración: causada por respirar vómito, un objeto extraño, como un maní, o una sustancia nociva, como humo u otra sustancia química.
• Neumonía fúngica: aunque rara es más probable que afecte a personas con un sistema inmunológico debilitado
• Neumonía adquirida en el hospital: infección que se desarrolla en el área hospitalaria mientras recibe tratamiento por otra afección o se somete a una operación. Las personas en cuidados intensivos con respiradores corren un riesgo particular de desarrollar neumonía asociada al ventilador.

Síntomas de la neumonía

Los síntomas de la neumonía pueden desarrollarse repentinamente durante 24 a 48 horas, o pueden aparecer más lentamente durante varios días.

Los síntomas comunes incluyen:

• Tos que puede ser seca o bien producir moco espeso amarillo, verde, marrón o flema manchada de sangre
• Dificultad para respirar, la cual puede ser rápida y superficial; en otros casos el paciente puede sentirse sin aliento, incluso cuando está descansando
• Latidos rápidos
• Temperatura alta
• Sensación de malestar general
• Temblores y sudoración
• Pérdida de apetito
• Dolor de pecho, que empeora al respirar o toser

Los síntomas menos comunes incluyen:

• Tos con sangre (hemoptisis)
• Dolores de cabeza
• Fatiga
• Sibilancias
• Dolor articular y muscular
• Sentirse confundido y desorientado, especialmente en personas de edad avanzada

Grupos de riesgo

Los siguientes grupos tienen un mayor riesgo de desarrollar neumonía:

• Bebés y niños muy pequeños
• Personas de edad avanzada
• Personas que fuman
• Personas con otras afecciones de salud como asma, fibrosis quística o una afección cardíaca, renal o hepática
• Personas con un sistema inmunológico debilitado como resultado de una enfermedad reciente, por ejemplo, gripe; tener VIH, recibir quimioterapia o tomar medicamentos después de un trasplante de órgano

Diagnóstico de neumonía

Un médico puede diagnosticar la neumonía preguntándole al paciente sobre sus síntomas y examinando su pecho. En algunos casos, es posible que se necesiten más pruebas.

La neumonía puede ser difícil de diagnosticar porque comparte muchos síntomas con otras afecciones, como el resfriado común, la bronquitis y el asma.

Para ayudar a hacer un diagnóstico, un médico puede preguntarle:

• Si se siente sin aliento o respira más rápido de lo habitual
• Cuánto tiempo ha tenido tos, y si está tosiendo de qué color es el moco que expulsa
• Si el dolor en el pecho empeora al inhalar o exhalar

Un médico también puede tomarle la temperatura y escuchar su pecho y espalda con un estetoscopio para verificar si hay crujidos o estertores.

También pueden escuchar su pecho tocándolo. Los pulmones llenos de líquido producen un sonido diferente al de los pulmones sanos normales.

Si tiene neumonía leve, probablemente no necesite una radiografía de tórax ni ningún otro examen.

Es posible que necesite una radiografía de tórax u otras pruebas, como una prueba de esputo (moco) o análisis de sangre, si sus síntomas no han mejorado dentro de las 48 horas posteriores al inicio del tratamiento.

¿La neumonía es contagiosa?

Los gérmenes que pueden causar neumonía generalmente se inhalan. Las personas a menudo tienen pequeñas cantidades de gérmenes en la nariz y la garganta que pueden transmitirse a través de:

• Tos y estornudos: lanzan pequeñas gotas de líquido que contienen gérmenes al aire, que otra persona puede respirar.
• Tocar un objeto y transferirle gérmenes a otra persona que puede manipularlo y luego llevarse la mano a nariz o boca y contagiarse.

Tratamiento de la neumonía

La neumonía leve generalmente se puede tratar en el hogar, mediante cuidados rigurosos, para lo cual se sugiere:

• Descansar lo suficiente
• Tomar antibióticos si es probable que la neumonía sea causada por una infección bacteriana
• Beber muchos líquidos
• Prestar atención si no tiene ningún otro problema de salud, en tanto que, si se siguen estrictamente estas recomendaciones, el paciente suele responder bien al tratamiento y tiende a recuperarse, aunque la tos pueda durar por algún tiempo más.

Para los grupos de riesgo, la neumonía puede ser grave y es posible que deba tratarse en el hospital.

Esto se debe a que puede provocar complicaciones graves, que en algunos casos pueden ser fatales, según la salud y la edad de la persona.

Complicaciones de la neumonía

Las complicaciones de la neumonía son más comunes en los niños pequeños, los ancianos y las personas con problemas de salud preexistentes, como la diabetes.

Las posibles complicaciones de la neumonía incluyen:

• Pleuresía: donde los revestimientos delgados entre los pulmones y la caja torácica (pleura) se inflaman, lo que puede provocar insuficiencia respiratoria.
• Un absceso pulmonar: una complicación poco común que se observa principalmente en personas con una enfermedad preexistente grave o antecedentes de abuso de alcohol grave.
• Envenenamiento de la sangre (sepsis): también una complicación rara pero muy grave y letal en algunos casos.

El individuo que presente y desarrolle una de estas complicaciones debe ser admitido en el hospital para recibir tratamiento emergente.

Prevenir la propagación de la neumonía

Usted puede ayudar a prevenir la propagación de una neumonía tomando algunas precauciones de higiene simples.

Estas incluyen:

• Lavarse las manos con regularidad y minuciosamente, especialmente después de tocarse la nariz y la boca, y antes de manipular alimentos
• Toser y estornudar en un pañuelo de papel, tirarlo inmediatamente y lavarse las manos con prolijidad
• No compartir tazas o utensilios de cocina con otros

Un estilo de vida saludable también puede ayudar a prevenir la neumonía. Por ejemplo, debe dejar de fumar, ya que daña sus pulmones y aumenta la posibilidad de infección.

El abuso excesivo y prolongado de alcohol también debilita las defensas naturales de sus pulmones contra las infecciones, haciéndolos más vulnerable a la neumonía.

A las personas con alto riesgo de neumonía se les debe ofrecer la vacuna antineumocócica y la vacuna contra la gripe.

Vacunación

La vacuna antineumocócica protege contra el Streptococcus pneumoniae, que es la causa más común de neumonía bacteriana.

Se recomienda la vacunación para:

• Bebés
• Adultos de 65 años o más
• Niños y adultos con ciertas afecciones de salud a largo plazo, como una afección cardíaca o renal grave

La vacuna antineumocócica generalmente se administra como parte del programa de vacunación infantil de rutina. Si no está seguro de si usted o su hijo recibieron la vacuna, consulte con su médico de cabecera.

Cuándo buscar ayuda médica

Si tiene fiebre alta, tos repentina y continua o percibe una pérdida o cambio en su sentido del olfato, use el servicio 171 extensión 5 en línea del MSP.

Si no se siente bien y tiene otros síntomas de neumonía, comuníquese con su médico de cabecera o viste su centro de salud más cercano.

Si no puede obtener ayuda con su proveedor privado de salud o si necesita ayuda para un niño menor de 5 años, no dude en llamar al 911.

Comuníquese con el 911 para solicitar una ambulancia si usted o alguien a quien cuida:

• Está luchando por respirar
• Tose con sangre
• Tiene los labios azules o la piel de la cara azulada
• Siente frío y está sudoroso, con la piel pálida o con manchas
• Muestra un sarpullido que no desaparece cuando pasa un vaso sobre él
• Colapsa o se desmaya
• Muestra confusión o se siente muy somnoliento
• Deja de orinar o está orinando mucho menos de lo habitual

Fuente: una investigación publicada en el portal www.nhs.uk

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