A la hora de orar, recuerda…

Una de las disciplinas espirituales más difíciles y a la vez más necesarias es la oración.

Te has preguntado alguna vez ¿Cómo debo orar? ¿Qué debo tener en cuenta cuando oro? ¿Por qué debo orar?

Oremos con humildad: El apóstol Pablo nos exhorta a no buscar cada uno nuestros propios intereses, sino más bien los intereses de los demás (Ef 2:3-4). La humildad es una buena aliada a la hora de orar. Cuando buscamos la bendición de Dios sobre la vida de quienes nos rodean estamos poniendo las necesidades de otros por encima de las nuestras.

Oremos con intencionalidad: Cuando el pueblo de Israel había pecado, Moisés pasó cuarenta días y cuarenta noches ayunando e intercediendo en oración para que Dios tuviera misericordia del pueblo y los perdonara (Dt 9:18-19). Si estamos atentas a lo que sucede a nuestro alrededor podemos encontrar muchos motivos para orar. ¡Abramos los ojos!

Oremos teniendo en cuenta la gloria de Dios: En lugar de gozarnos por el castigo que el pecado merece, pidamos a Dios que muestre misericordia y perdón. Esto ciertamente traerá gloria y alabanza a Su nombre (Nm 14:11-19).

Oremos para no pecar: Cuando el pueblo de Israel pecó al pedir rey sobre ellos como las naciones que los rodeaban, le pidieron al profeta Samuel que orará por ellos para que Dios los perdonara. Samuel les recuerda que el Señor no los abandonaría debido a Su carácter y añadió: «“Y en cuanto a mí, lejos esté de mí que peque contra el Señor cesando de orar por ustedes, antes bien, les instruiré en el camino bueno y recto”» (1 S 12:23).

Oremos con fe: Acerquémonos con confianza sabiendo a quien le estamos pidiendo.

¿Ya has orado hoy?

Sirviendo para Su gloria

Mónica Carvajal

Pd: Este escrito fue publicado originalmente en la página de facebook del ministerio Ella Habla Verdad.