Jorge Drexler aquí y ahora

El cantautor uruguayo nos habla de su más reciente producción discográfica Amar la trama

Jorge Drexler
Foto: Warner Music

A través del teléfono se escucha una voz amigable, sencilla y emocionada. Es Jorge Drexler, cuyo disco Amar la trama acaba de salir al mercado. La trama que armó el cantautor uruguayo se compone de doce canciones, de las cuales once son de su autoría y fueron grabadas de una manera poco habitual.

Drexler, con su manía de hacer las cosas de una manera peculiar y cálida, decidió transformar un estudio de televisión en uno de grabación y durante cuatro días grabaron en vivo, con todo los músicos tocando en directo y ante una veintena de espectadores por jornada. “Queríamos trabajar sin presión, interpretando con instrumentos reales. Que hubiese mucho de humanidad. Aquí la electrónica está casi ausente”, comenta el músico radicado en España, país a donde llegó hace algunos años invitado por Joaquín Sabina y, en el que ha construido parte de su obra.

Drexler es un médico judío, especialista en otorrinolaringología. Aunque la medicina no logró retenerlo por mucho tiempo. “Lo mío era la música”, comenta el cantautor de 45 años, cuya emoción por este nuevo trabajo discográfico está a flor de piel. “Cada vez que sacas un disco es una emoción nueva. No importa si tienes el oficio de componer e interpretar, es algo que se mueve dentro de ti”, agrega.

El primer sencillo del álbum se titula “Una canción me trajo hasta aquí”. Asegura que esa es la historia de su vida, porque una canción lo ha llevado a dar infinitas vueltas, a vivir. “Es un tema polivalente. Fíjate, estoy hablando contigo. Tú estás hablando conmigo y en nuestras vidas han pasado muchas cosas para que este momento se diera. Las canciones nos trajeron hasta aquí.” Este nuevo disco prácticamente lo compusiste en Madrid, en el tema “La trama y el desenlace” nombras a la capital española explícitamente ¿Tu natal Montevideo se pondrá celoso?
Celosa. Siempre he concebido a Montevideo como una mujer. Esa ciudad con sus curvas y su malecón jamás podría ser un hombre. Bueno, quizás se ponga un poco celosa, pero ella sabe que Madrid es mi casa por adopción. Llevo aquí 15 años. Madrid tiene muchas horas de sol y eso a un uruguayo nostálgico como yo, le ha hecho mucho bien. Además es una ciudad con mucha alegría que te acoge rápidamente. Aunque te confieso que hay dos ciudades en las que tengo que vivir antes de morirme: Nueva York y Río de Janeiro.

¿Cómo es tu proceso para componer?
Soy más bien caótico. No soy una persona sistemática para nada y en nada. También es que mi trabajo es muy cambiante. Puedo estar en casa tres días y cuatro de gira o descansar una semana y después entrar en una dinámica de largas horas en un estudio. La verdad, me vendría bien un poco de método. Cuando tengo que escribir sí soy persistente e insistente. Es muy fuerte el proceso de escribir, de componer. No disfruto mucho la composición porque me atormenta mucho. Para mí todo el proceso de componer es una oscilación entre la manía y la depresión. Claro, cuando das en el clavo es como si se te abriera la gloria.

¿Y cómo es la gloria?
La gloria, si la entiendes como la fama está llena de trampas. Es como un espejismo. A veces te da euforia, otras te sientes vacío. La sensación de gloria y de desesperación es frecuente en este trabajo. A veces das un concierto y sientes que la ciudad, el teatro te sonríen. Otras sientes que te aman o te odian y, la verdad ambas situaciones pueden ser irreales. Todo depende de cómo lo percibas en un momento determinado. En esta carrera aprendes a ser un surfista y creo que esa es parte de la gracia y del atractivo de este mundo. La gloria es como un viento muy fuerte. Un huracán. Y tú, como artista eres un navegante que va en la dirección que cree que tiene que ir.

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