Mujeres que fueron clave en la Revolución Mexicana

La Revolución Mexicana fue crucial en la historia y, aunque han sido reducidas a muy poco, las mujeres fueron parte importante del movimiento.
Mujeres guerrilleras.
Las mujeres fueron clave en la Revolución Mexicana.Photo 12 / Getty Images.

La Revolución Mexicana se define como un movimiento social y político; sin embargo, fue un hecho histórico que va más allá, ya que fue crucial en la vida de los mexicanos hasta nuestros días. Sin esta lucha, probablemente seguiríamos en un régimen dictatorial, con un nivel económico alto a nivel mundial, pero con las injusticias más atroces para los estratos menos favorecidos, las mujeres y los adultos mayores, entre otros.

Si bien gracias a Madero que inició la revuelta, a Pancho Villa y Emiliano Zapata que defendieron a los campesinos o a Venustiano Carranza que promulgó la Constitución Política de 1917, el movimiento fue un éxito, pero no podemos dejar de mencionar a las mujeres que participaron en el cambio.

Desafortunadamente, la participación femenina se ha reducido al papel de las Adelitas, que para nada es poco, al contrario. Sin ellas en los ejércitos, probablemente no habrían triunfado y mucho menos sobrevivido. Pero además de ser valientes guerrilleras en el campo de batalla, algunas de ellas también hicieron labor fuera de la lucha armada.

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Margarita Neri

Ella, originaria de Quintana Roo, era una hacendada antes de la Revolución Mexicana. Cuando el conflicto comenzó levantó su propio ejército con cerca de 200 hombres, aunque al mes ya tenía mil soldados con ella. Al ver que nadie apoyaba a las mujeres, trató de solucionarlo con su gente y realizó campañas de saqueo por Tabasco y Chiapas. Finalmente fue ejecutada, aunque no se sabe realmente quién dio la orden, por qué y en dónde.

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Elisa Griensen Zambrano

Ella marcó el diferenciador en la famosa “Expedición punitiva”, también conocida como "La tercera intervención estadounidense”. Estados Unidos buscaba capturar a Francisco Villa, ya que él había intervenido previamente en Columbus en Nuevo México. La ocupación de soldados estadounidenses era muy molesta para los habitantes de Hidalgo del Parral, en donde vivía Elisa Griensen. Ella, de 28 años y harta de que todos se quejaran y nadie hiciera nada, reclamó al presidente municipal, pero no obtuvo apoyo del gobierno. Así, Griensen solicitó ayuda de la gente y comenzó un mitin, pero tampoco fue seguida, así que el grupo de quinto año de la primaria local y algunas mujeres se sumaron al contingente y tomaron armas, piedras y la bandera de México. Así, echaron al ejército y desde entonces, la hazaña se considera de suma importancia en la Revolución Mexicana.

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Encarnación Mares

También conocida como “Chonita”, es un caso particular. Para participar en la Revolución Mexicana y luchar como cualquier soldado, tuvo que vestirse como hombre y “cambiar” su voz y así ser aceptada. Cuenta la leyenda que se cortó las trenzas con mucho dolor y se sumía en un sombrero para que no la reconocieran. Su carrera abarca varias batallas, como Villa Almada y Sabinas, Valles, Huejutla, Chapultepec, Papantla, entre otras. Esto la llevó a ostentar varios títulos como Cabo, Sargento Segundo y Sargento Primero; sin embargo, cuando el gobierno supo la verdad en 1916, le retiraron el cargo.

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María Quinteras de Merás

A diferencia de Encarnación Mares, María Quinteras de Merás jamás se ocultó detrás de un disfraz, más bien, trató de mostrar el género sin tapujos. Sin embargo, usaba el mismo uniforme que los hombres para que todo fuera exactamente igual. La soldadera demostró que era valiosa en el campo de batalla y, de hecho, Pancho Villa la reclutó tras ver su valentía. Se dice que él la tenía en una alta estima, al grado de que era de sus personas de confianza. Ella permaneció en el ejército villista de 1910 a 1913 y hasta el último momento dio todo por la lucha. Desafortunadamente, ella es de los pocos nombres femeninos que se tienen registrados en la Revolución Mexicana, a pesar de que fueron muchísimas las involucradas.

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Juana Belén Gutiérrez de Mendoza

Si bien ella no estuvo en el campo de batalla como las mujeres que mencionamos antes, Juana Belén Gutiérrez de Mendoza luchó desde las letras, pues fue profesora, periodista, sufragista y activista feminista. Durante el porfiriato se pronunció fuertemente en contra del catolicismo y las injusticias, así que comenzó campañas entre sus conocidos, principalmente mujeres, para salirse del sistema. En 1897 fue encarcelada por primera vez, tras defender los derechos laborales de los mineros de La Esmeralda y ahí aseguró no tener miedo de nada, por lo que seguiría luchando por mejorar las condiciones sociales a través, inclusive, de sus artículos. Zapata la llamaba “una verdadera líder” gracias a que incitaba a todos los estratos sociales a la lucha: desde los que la leían hasta los que se encontraba en la calle. Juana fue parte del grupo que elaboró el Plan de Ayala y fundó el periódico Alma Mexicana, así como el grupo La República Femenina, una colectiva de mujeres que luchaban por los derechos sociales.

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Hermila Galindo

Además de ser una feminista activa, se desempeñó como editora de la revista Mujer Moderna y trabajó en favor con Venustiano Carranza desde su publicación. Asimismo, lideraba algunos grupos feministas en los que trataba de impulsar la lucha por los derechos, en especial por la educación e igualdad sexual. Esto era, por supuesto, un delito para la iglesia y algunos miembros del gobierno, por lo que su trabajo y su revista fueron satanizados. También promovió el derecho femenino al voto y fue de las activistas que lograron que se incluyera en la Constitución Política de 1917, aunque esto se logró hasta 1953, un año antes de su muerte.

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Dolores Jiménez y Muro

Otra de las grandes activistas y luchadoras desde las letras, fue Dolores Jiménez y Muro, quien era socialista y activista política de Aguascalientes. Entre sus publciaciones se encuentra La mujer mexicana, una revista de corte feminista en la que abogaba, entre otros temas, por el acceso a la vivienda, la descentralización del sistema educativo y garantías para las poblaciones indígenas. Asimismo fue parte de la campaña “El plan político y social proclamado por los estados de Guerrero, Michoacán, Tlaxcala, Campeche, Puebla, y el Distrito Federal (18 de marzo de 1911)” para que Francisco I. Madero llegara a la presidencia. Esto y las acciones sociales que ella proclamaba desde su editorial hicieron que Emiliano Zapata la reclutara en su equipo, del cual fue parte hasta la muerte del líder en 1919.

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Natalia Serdán Alatriste

Sí, ella fue la mayor de los hermanos Serdán. Sin embargo, aunque fueron Aquiles y Máximo los que tienen mayor renombre, las hermanas Natalia y Carmen también fueron de suma importancia en la Revolución Mexicana. Su lucha se vió reflejada en actos que, social e históricamente, han sido asignados a las mujeres, como el cuidado y el bienestar de los demás. Natalia prestó su casa para las reuniones que adelantaron el estallido de la lucha y salvó a su hermano Aquiles de ser víctima del ataque del ejército porfirista. Asimismo, sacó de la cárcel a su hermana numerosas veces.

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María del Carmen Serdán Alatriste

Ella, al igual que sus hermanos llevó acciones antireelección cuando Madero externó su deseo por ser presidente. Por lo que trabajó para encontrar igualdad y mejoras en el trabajo con otras mujeres de Puebla. Usaba el pseudónimo Marcos Serrato para comunicarse con sus hermanos y distribuía armas y municiones en las tropas para que no sospecharan de ellos. Ella, al no saber luchar como las Adelitas u otras compañeras, se dedicó a escribir en El hijo del Ahuizote y el Diario del hogar. Asimismo, fundó la Junta Revolucionaria de Puebla. En 1910, el domicilio de los Serdán fue atacado por el ejército, por lo que Carmen salió al balcón de su casa y emitió un discurso emotivo y lanzó un disparo. Se dice que éste fue el primero de toda la Revolución Mexicana. Contrario a otras heroínas y héroes de la lucha, sobrevivió y se desempeñó como enfermera, además de hacerse cargo de sus sobrinos.