Una atractiva e imperdible exposición de comic se encuentra abierta durante los meses de febrero y marzo en la ciudad. En uno de los distritos de Ciudad Gótica, en barrio Colombia, sector mixto de garajes de mecánica, bodegas y talleres de artistas, Johan Giraldo, artista pereirano, expone sus pinturas y dibujos en la galería El Coleccionista.

Personajes como Batman, Superman, Linterna Verde, Flash o la Mujer Maravilla, así como antihéroes de la talla de Pablo Escobar, Salvatore Mancuso, Carlos Lehder o los Rodríguez Orejuela, se disputan el protagonismo con honorables ciudadanos, como Luis Carlos Galán, Rodrigo Lara, César Gaviria o Álvaro Uribe y sugieren la lucha de poderes y superpoderes en los que se ha debatido la historia reciente de una ciudad como Medellín, y la del país, con las mafias y el narcotráfico como telón de fondo.

Múltiples referencias sobre la guerra interna, el conflicto armado y el narcotráfico en Colombia son recurrentes en el obra dibujística y reciente en pintura de Johan Giraldo. No obstante, otras circunstancias y personajes de la cultura popular, bien del deporte, como de la farándula, hacen parte de sus narrativas. Varias pinturas en acrílico de medio formato sobre papel de algodón permiten al espectador apreciar la ingenuidad sentimental de la “diosa del vallenato”, Patricia Teherán, en una de las portadas de las cursis fotonovelas; las apoteosis de Lucho Herrera en las montañas europeas impulsado por Flash o por Superman, y el famoso knock out de Pambelé al “care mondá” Pepper Mint Frazer con el que consiguió su título mundial de los wélter junior en 1972.

La convocatoria y confluencia de estos variopintos personajes en la ciudad, unos mortales otros eternos, no es fácil de citar. Johan Giraldo se vale del concepto de apropiación para retrotraer episodios y formas de la estructura del cómic norteamericano y postproducirlos en circunstancias o acontecimientos del pasado histórico de Colombia. Su operación conceptual construye un escenario distópico, de ficción novelada, donde los villanos aparecen como héroes y los superhéroes como dioses que se interponen entre los deseos de aniquilamiento y violencia, y el aura de heroicidad terrenal en personajes de carne y hueso.

Al apropiarse del lenguaje gráfico del cómic y plantear una nueva narrativa a la historia de un país latinoamericano desde sus conflictos endémicos, Giraldo apunta a lo que algunos teóricos del arte y de la comunicación han denominado apropiation art, cuya noción no solo se ciñe al concepto de transmisión de las imágenes, estilos y pautas estéticas a través del tiempo, sino, sobre todo, al de su reubicación contextual, la cual orienta inevitablemente la reflexión sobre el arte hacia las esferas de lo social y de lo político.

El virtuosismo y recursividad de Giraldo como pintor y dibujante se exhibe claramente en la diversidad de formatos y soportes; no obstante, la amplificación reciente de la pintura en tela al gran formato le ha permitido mayor capacidad de detalle, ampliar los recursos gráficos, concentrar la composición sobre el plano medular, todo esto, conservando la refinada técnica con la que se ha dado a conocer entre los coleccionistas que aprecian su obra.

A través de la ironía y un ácido humor negro, que se unen a una depurada técnica de la pintura en acrílico, Johan Giraldo redimensiona el género del comic art. Su táctica logra insertar los hechos históricos y los personajes emblemáticos de la historia reciente hacia otra estructura narrativa para conferirles una nueva perspectiva, en este caso reflexiva, que la hace más fresca y aprensible para las nuevas generaciones, tan disipadas e indiferentes frente a la memoria y la historia.

*Artista, docente y curador independiente