Laura Pausini es italiana de los pies a la cabeza. Nació en el corazón de Emilia-Romaña (Faenza, 1974), controla el español, la astrología, el escenario y todo lo que se le pone por delante. Es honesta, alegre y vital, y lleva tres décadas convocando a más de 15.000 fieles en cada uno de sus conciertos: el público conecta con sus composiciones sobre la felicidad y la superación, manuales urgentes de optimismo, invitaciones a levantar los brazos y sentir una euforia colectiva redentora. Desde que se dio a conocer en 1993, armada con un talento prodigioso una capacidad única para no rendirse, ha vendido más de 70 millones de discos –con 20 sencillos número uno–, ganado un Grammy cuatro Grammy Latinos, un Globo de Oro a Mejor canción original por Io sì y su consiguiente nominación al Oscar, convirtió un viaje introspectivo en su primera película documental Laura Pausini. Un placer conocerte (Amazon Prime Video), ha recorrido el mundo de lado a lado y este febrero de 2023 cumple 30 años desde que ganase el Festival de Sanremo con su interpretación de La Soledad, canción que catapultó su carrera a nivel internacional. "Treinta años son muchos, y mis canciones constituyen el mejor reflejo de mi vida: unas veces es melancólica o romántica, y entonces suena pop; otras, rabiosa, rockera. Mi carrera es mi vida y mi familia me quiere... ¡No puedo pedir más!". Un aniversario redondo que solo acaba de comenzar con un maratón de conciertos gratuitos, en apenas 24 horas, que la han llevado a cantar en Nueva York (Teatro Apollo), Madrid (The Music Station) y Milán (Teatro Carcano). Vestida de Giorgio Armani, con el mismo traje versionado por el diseñador que lució en el certamen, cada ciudad simbolizaba una década de su carrera, y cada concierto incluyó diez éxitos diferentes. A los 48, Laura está convencida de que sus virtudes también son sus defectos. "Valoro un montón conquistar espacios de libertad y aprender de mis fallos sin que nadie me castigue. Sigo mis propias ideas: si me equivoco, seré la dueña de mis errores. Lo más grande que tengo es la realidad que he construido".
¿Por qué esta fecha, 27 de febrero, como arranque de tu aniversario?
Porque ese día, el 27 de febrero de 1993, tenía 18 años y gané el Festival de Sanremo en la categoría de nuevo artista con La Soledad. Mis seguidores me escogieron a mí, llegaron a mi vida y revolucionaron todo para bien. Y espero que yo también a ellos. Les quise sorprender poniendo a prueba mi fuerza, mi voz y mi cuerpo. Quiero hacer cosas que no se esperan, mostrarles el amor que siento por ellos y las locuras que estoy dispuesta a hacer, quiero cantar, viajar, soñar, quiero… y hasta que lo no consiga, ¡seguiré intentándolo!
¿Te reconoces aún en aquella Laura que ganó con La Soledad?
Sí, claro. Los años han pasado y siento que he madurado y que he perdido la ingenuidad que tenía entonces. Cuando creces te encuentras con personas o situaciones difíciles que te hacen cambiar, pero tienes que luchar para seguir adelante. Lo que sigue ahí son los valores que me dieron mis padres cuando era pequeña. Los mismos que trato de inculcar a mi hija Paola.
¿Cómo consigue una mantenerse treinta años sobre el escenario?
Mamma mia, no es nada fácil. Los primeros quince años de mi carrera vivía todo como en un cuento de hadas. Ahora, desde que soy madre, la veo con ojos diferentes.
¿En qué sentido?
Ahora me miro desde fuera de mi cuerpo, preguntándome mucho más que antes cómo la gente me ve, qué piensa o imagina de mí. Porque quiero proteger a mi hija. Siempre he intentado replicar con ella cómo mis padres me han educado y enseñado y, claro, ellos no son famosos, así que no sé cómo manejar bien esa parte con Paola. Por eso me cuestiono mucho. Estos últimos diez años, los que ella tiene, me he hecho demasiadas preguntas sobre lo que quiero que ella vea, escuche o piense de mí. Que no se encuentre con situaciones en las que deba justificarme o justificarse, o que no esté orgullosa de lo que yo hago.
Tú eres honesta, seguro que lo estará.
Quiero que ella vea eso. La primera motivación de hacer mi documental el año pasado fue para mostrarle mi esfera más íntima y familiar, que repasara conmigo mi carrera, mis pasos y fuera consciente de cómo me desnudo emocionalmente, al margen de la fama y los escenarios. A veces para un niño no es fácil comprender de verdad cómo es una vida así. Y, ahora, con este aniversario, lo está viviendo. Lo ha preparado conmigo, escuchamos y cantamos juntas las canciones en casa, al recorrer estas tres ciudades conmigo, se ha dado cuenta de cómo la gente se identifica con las historias de las letras… Me gusta contar mi carrera a través de sus ojos.
Siempre has dicho que el amor es lo primero en tu vida. ¿Es tu hija tu gran amor?
El amor sigue siéndolo todo para mí, y espero que siempre lo sea. Y, sí, Paola es mi gran amor. Mi sueño, mi gran y verdadero sueño, siempre fue ser madre, quería saber qué significa amar de esta manera. Es una forma maravillosa de dedicarte a otra persona. Yo no quería ser famosa, yo sólo quería ser una mamá que cantaba en un piano bar los fines de semana. Y cuando descubrí que estaba embarazada, me pareció que todo lo que había hecho hasta ese momento, no me interesaba nada. Tardé cinco años de tratamientos en conseguirlo.
¿Cómo viviste esos años en que no te quedabas embarazada?
Era algo frustrante, muy doloroso, porque te coloca en una situación delicada, también, con tu pareja. Fui a muchos médicos, pero llegó un punto en que decidí no seguir ningún tratamiento, no obsesionarme más. Entonces un chico falleció durante el montaje de un escenario para uno de mis conciertos, y automáticamente dejé de pensar en el tema. Hasta que un día tuve una falta. Mi hija me ha permitido comprender por qué yo vivo, quiero estar a su lado sin estar obsesionada y sin dejar mi trabajo. Lo vamos a conseguir. Es importante ser optimista y yo soy afortunada porque puedo organizarme gracias a la ayuda de mi familia.
¿Te has arrepentido de alguna decisión a lo largo de tu trayectoria?
Nunca; hay días difíciles, pero la gente sólo ve la parte positiva y no la negativa. En mi profesión vivimos las emociones más extremas: cuando las cosas son positivas, son extremadamente positivas; y cuando son difíciles, son extremadamente difíciles.
¿Habrías imaginado entonces llegar donde estás hoy?
No, jamás. Yo quería ser arquitecta y no pensaba vivir de la música. Mi madre siempre me decía que tuviera un plan B, que la vida no tiene por qué darte lo que deseas. Soy una chica de pueblo que tuvo la suerte de tener un padre que cantaba en un piano bar. Yo quería cantar con él en bares, como hobby. Recuerdo que cuando gané Sanremo, con 18 años, sabía que al día siguiente sería la persona más famosa de Italia, y me pasé la noche preguntando a mis padres: ‘¿Qué tengo que hacer ahora? ¿Qué hacen los famosos?’.
¿Tienes mucho que agradecerles?
Absolutamente. Trabajé los primeros años con mi padre, viajando con él. Eso me dio mucha disciplina. No fue fácil, porque eres joven y quieres hacer lo que te apetece. Pero ahora me doy cuenta de que todo lo que disfruto se lo debo a aquellos sacrificios que él me enseñó. Teniendo en cuenta lo que he visto y he leído sobre la gente que alcanza el éxito en la música muy joven, me siento muy afortunada. Obviamente en 1993 decía ‘¿Por qué tengo que ir acompañada a todas partes por mi padre?’. Gracias a las reglas y a la constancia de él, tengo los pies en la tierra. ¡Era una niña en un mundo de grandes! Y sé que también atraía a los hombres adultos. De andar por ahí en bicicleta pasé a montarme en un avión cada día para viajar por el planeta. Mi padre me acompañó hasta que cumplí los 21.
¿Tus padres son el espejo en el que te miras?
Sí, mis padres están juntos desde hace casi 50 años. Mi madre me ha enseñado a ser honesta, abierta, a decir siempre la verdad. Mis padres no son nada complicados, son muy transparentes.
Me gusta que, como mujer, nunca has creído en estereotipos. ¿Cómo han sido tus luchas para ser fiel a ti misma?
Ha habido demasiadas personas en mi entorno empeñadas en minar mi autoestima. Cuando era pequeña, me daba miedo ser una persona diferente a las demás y la única manera que tenía de relajarme era escribir canciones; descubrí que lo peor que puedes hacer es mentir sobre ti mismo, que no debes traicionarte. He trabajado con artistas de estilos muy distintos al mío y jamás he renunciado a mis raíces. Y, al viajar, he comprendido que la mente es como un paracaídas: sólo sirve si se abre. Yo misma soy quien soy porque la gente que me rodea forma mi manera de ser, de pensar, de organizarme y vivir.
¿Alguna vez has sentido miedo a expresar algo?
Yo tengo un carácter muy fuerte desde que nací. Fui tímida en mis inicios de carrera, pero no lo era en casa. Me avergonzaba mucho estar en televisión con los famosos, me sentía insegura, pero a través de la música siempre he dicho lo que quería. Conozco lo que significa ser juzgado y sentirse mal por eso, no saber cómo reaccionar. Tratar de gustar a los que te desprecian es muy duro.
¿El precio de la fama ha sido muy alto?
Los precios altos son otros. Hay que tener el coraje de pararse y enfrentarse a otras realidades. Por ejemplo, a pasar un día en el hospital con tu abuela o acompañar a tu madre a un examen médico. Estar con mi hermana el día que tuvo gemelos o pasear en bicicleta con mis compañeros de colegio hablando de cosas normales. Me he dado cuenta de la suerte que tengo, y de que hay cosas más importantes que los premios.
¿Hay mucho servil junto a los triunfadores?
Yo he tenido colaboradores que han exagerado diciéndome que no era buena, que no estaba bien o que tenía que adelgazar. Los elegí yo porque necesitaba alguien duro a mi lado. Ahora soy yo la que se da cuenta si una cosa no está bien.
¿Qué ha sido lo más positivo en estos años?
Sentirme una privilegiada por hacer lo que más me gusta, recibiendo también el amor de mucha gente que ni siquiera me conoce. Ahora siento una mayor responsabilidad: siento que soy mucho más que una amiga de mis fans, soy hermana, novia, madre, un familiar más. Sobre el escenario siento que todos somos una única voz. Por eso no quiero equivocarme ni en una palabra. Con la madurez, me siendo segura de mí misma. No soy todavía capaz de gestionar esta sensación de no saber si me merezco todo lo que tengo. Siento que no devuelvo todo lo que he recibido. Y es entonces cuando empiezo a ser demasiado crítica conmigo.
¿Cómo es vivir por tus sueños sin ponerte límites?
Como te decía antes, yo he cumplido el sueño de mi vida, que era ser madre, no ser famosa. Y antes del sueño de ser madre, era el de cantar. Y como nací en un pueblo pequeño, para mí ya cantar con mi padre en los restaurantes de mi región hacía que me sintiera igual Barbra Streisand. No quise nada más y eso me ha hecho disfrutar al máximo de lo que tengo y he conseguido porque me parece un milagro.
¿Qué te incomoda más del actual panorama musical?
La falta de respeto para los que trabajan en la música y la falta de cultura musical de los que trabajan en el sector. Sé que soy una mujer que ya no tiene veinte años y las presiones que recibes por parte de las discográficas, personas que organizan las giras y todas aquellas involucradas en un tour, son fuertes. Logran que te sientas pequeña. A mí me gusta trabajar en equipo, crear equipo, que haya intercambio de ideas, a pesar de que la última palabra la tenga yo. Sí, soy bastante terca. Sin embargo, cuando comienzan a decirte ‘Oye, acuérdate de que ya tienes una cierta edad, de que eres mujeres, de que lo mismo tu público ya no es tan fiel, de que las baladas o las canciones pop rock que haces, ya no funcionan…’, dentro de ti te quieres morir y quedarte en casa. Y gracias a mi círculo íntimo, mis colaboradores que son todas mujeres, a mi gente, sigues adelante. Sin importarte los diferentes estilos musicales que están saliendo y sin venderte a ellos porque es lo que se lleva en ese momento.
Tú eres dueña de tus decisiones.
De ahí mi logo en redes sociales: el dibujo de un reloj de arena, que representa el pasado, el presente y el futuro, con mis dos iniciales y una mujer que corre. Soy yo. Soy yo la que maneja el tiempo, la que mira hacia el frente, la que se mueve hacia adelante y la que, como otras tantas mujeres con mi misma edad, 48, eligen seguir viviendo. El reloj no se detiene a una edad ni por alcanzar un éxito. Soy una luchadora, una soñadora, y cuando me caigo o me canso, trato de levantarme y continuar. Quiero vivir y correr hacia lo desconocido a pesar del miedo. Tú eres la única responsable que decide si continuas abrazando la vida.
¿Tienes miedo a envejecer?
Me da miedo morir.
¿Cómo ves el futuro?
Como un nuevo inicio. Quiero seguir buscando aquello que me emocione y, en el camino, espero emocionar a quienes me siguen y me rodean. Yo he nacido, creo, porque alguien ha querido que yo sea la voz de otros. Sé que no puedo gustar a todo el mundo. Pero si alguien me ha elegido y quiere que cante su vida... Aquí estoy para todos vosotros y continuaré haciéndolo mientras pueda.
