Si hay un artista que no deja indiferente a nadie es el irlandés Paul David Hewson (62), conocido internacionalmente como Bono. Tras 46 años viajando por todo el mundo como vocalista de la banda de rock U2, el artista ha decidido publicar su autobiografía titulada Surrender, 40 canciones y una historia. Hasta la fecha, el grupo ha vendido más de 170 millones de discos y ha conseguido 22 Grammys.
De pequeño destacó por ser mal estudiante y travieso. En la escuela St. Patrick's lanzó caca de perro a la profesora de español porque creía que le tenía manía, por lo que fue expulsado. Posteriormente se matricularía en la Escuela Integral Mount Temple donde le dieron rienda suelta a la imaginación para encontrarse consigo mismo.
Hijo de padre católico y madre protestante, la religión se convirtió enseguida en una herramienta fundamental para entender los enigmas de la vida y obtener respuestas ante el dolor. Iris era una progenitora con un gran humor negro. Solía llevarlos a él y a su hermano mayor cada domingo a la iglesia protestante, mientras su padre acudía a la católica. Allí empezó a notar el gusanillo por la música porque Paul se quedaba embelesado tocando el teclado cuando el cura no le veía.
En mayo de 1974 volvió a nacer porque una huelga de autobuses evitó que acudiera al lugar donde unos terroristas lanzaron varias bombas que acabaron con la vida de decenas de personas. Cuatro meses después, la tristeza llegaría a su hogar. Su abuelo materno falleció súbitamente durante la celebración de sus bodas de oro y cuando le enterraron, su madre sufrió un aneurisma cerebral junto a la tumba que le ocasionó la muerte tres días después. Paul tenía solo 14 años. Se sintió perdido. Buscó respuestas en la fe.
La gran sorpresa vendría mucho tiempo después cuando supo que su padre había tenido una relación con su cuñada, con la que había tenido un hijo. Bono no supo de su existencia hasta el año 2000. Lejos de recriminar a su progenitor, se sentaron a hablar, preguntó si había querido a su madre e hicieron las paces. Ambos hermanos se adoran.
La música le dio fuerzas para mitigar la pena. Con varios amigos formó una banda que tuvo diferentes nombres, Lypton Village, Feedback, The Hype, hasta que Steve Lillywhite los vio en una escuela irlandesa. Los chicos no tenían personalidad y no trasmitían nada. Lillywhite fue su primer productor, una especie de guía espiritual con quien editaron ocho discos (Boy, October, War, etc). Y Paul McGuinness se convirtió en su primer agente, quien cambió definitivamente el nombre del grupo a U2 porque lo consideró muy comercial al unir una letra y un número. Aunque parezca mentira, después de tanto tiempo ni le gusta el nombre del grupo ni la mayoría de las canciones ni su nombre artístico.
Durante décadas, Bono se ha encargado de escribir la mayoría de las canciones a través de las cuáles intentaba mandar algún mensaje subliminal. Muchos le tachaban de mesías, predicador o agitador de masas con una doble moral. Mientras predicaba con la bondad para recaudar dinero para acabar con el sida en África, abogaba por condenar la deuda a los países en vías de desarrollo o instaba a crear proyectos para erradicar el analfabetismo entre los más necesitados, se supo que Bono se aprovechó de la ley irlandesa que eximía de pagar impuestos a los artistas; cuando cambió la normativa mudaron su empresa a Holanda porque prácticamente no pagaban y su nombre apareció en los Paradise Papers por ser accionista de una offshore en Malta con la que supuestamente compró un centro comercial en Lituania.
Mientras Bob Dylan y Jared Leto se encuentran entre sus más ardientes admiradores, también hay enérgicos detractores como Liam Gallagher, ex líder de Oasis, que a la revista Squire llegó a confesar que Bono "es un jodido predicador" y que U2 es solo "una banda de tíos tocando la guitarra que no tienen ni idea de hacer rock and roll".
También muestra su faceta de hombre familiar ideal. Se casó con la atractiva mujer de negocios y activista Alison Hewson en 1982, con quien ha tenido cuatro hijos: Jordan (33), Eve (31), Elijah Bob (23) y John Abraham (21). La familia vivió durante mucho tiempo en el exclusivo edificio San Remo con vistas al Central Park de Nueva York donde compraron un ático de 650 metros cuadrados y otros 120 m2 de terrazas a Steve Jobs, que nunca llegó a mudarse. En esta prestigiosa dirección también habían vivido Steven Spielberg, Demi Moore, Tiger Woods y, por increíble que parezca, Madonna fue rechazada por la junta de propietarios.
Pero esta no es su única propiedad. Con una fortuna de 700 millones de dólares se ha dado unos cuantos caprichos. La familia pasa largas temporadas en una mansión victoriana de 820 m2 en Irlanda; en la Riviera Francesa adquirió Villa Les Rose, que ha servido de refugio para sus amigos Penélope Cruz y Javier Bardem; y como buen amante del mar llegó a tener dos yates, el Cyan de 48,7 metros de eslora y 25 millones de dólares y otro más antiguo, el Kingdom Come, de 61 metros y 10 millones de dólares.
Uno de los rasgos estéticos más característicos del cantante es que siempre lleva gafas de sol. No se trata de una manía. Muchos desconocen que padece glaucoma, por lo que sus ojos son tremendamente sensibles. Si le hacen una foto con flash puede ver la luz durante todo el día. Bono acudirá al Teatro Coliseum de Madrid el próximo 28 de noviembre para presentar su biografía.
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