Pino pátula

(Pinus patula Schiede ex Schltdl. et Cham.)

Alvaro Vallejo, Ingeniero Forestal MSC. Universidad Nacional, sede Medellín.  avallejor@gmail.com.

Fredy Zapata, Ingeniero Forestal.  Universidad Nacional, sede Medellín. fzd1961@gmail.com

Familia: Pinaceae.

Nombres comunes: Ocote, ocote colorado, ocote macho, pátula, pino, pino chino, pino candelabro, pino colorado, pino gelecate, pino llorón, pino pátula, pino triste, pino xalocote.

1. DISTRIBUCIÓN NATURAL

El área de distribución natural de la especie es comparativamente restringida y discontinua, y comprende las zonas de media y alta montaña de las regiones centro-oriental y sur de México. Se ha introducido con éxito en América del Sur, Sudáfrica, Zimbabwe, Uganda, Kenya, El Congo, Nueva Zelandia, y Australia. Se describen dos variedades para la especie: patula y longipedunculata. La distribución natural de la var. patula se localiza entre los 18° y 24° latitud Norte, y en áreas entre los 1.820 y 2.743 metros sobre el nivel del mar.

2. REQUERIMIENTOS AMBIENTALES

Clima

Precipitación promedia anual: 750 a 2.800 mm/año.

Régimen de lluvias: Uniforme.

Estación seca: 0 a 3 meses.

Temperatura media anual: 10 a 18°C.

Temperatura media mínima: 6 a 14°C.

Temperatura media máxima: 18 a 29°C.

Suelos

Aunque la especie se adapta muy bien a una amplia variedad de condiciones edáficas, alcanza su mejor desarrollo en zonas de ladera y de llanuras con suelos moderadamente fértiles, profundos, húmedos bien drenados, de texturas franco-arenosas a franco-arcillosas. En México, en regiones con baja precipitación, y con suelos pobres, cascajosos, y poco profundos, frecuentemente es reemplazada por el P. teocote, encinos bajos (Quercus spp.), y otras latifoliadas. La especie se adapta en suelos conformados por residuos de minas. En el Estado de Oaxaca, México, la var. longepedunculata crece en suelos franco arcillosos, profundos, bien a moderadamente bien drenados, fértiles y ácidos (pH 4,5 – 6,0), derivados de ortho y paragneisses y paraesquistos.

En regiones con una precipitación promedia anual cercana al límite inferior de sus requerimientos, la especie debe contar con suelos profundos que almacenen humedad durante la época seca. Sin embargo, en zonas húmedas con suelos superficiales o con suelos porosos y excesivamente drenados, la especie no es afectada durante los períodos anormales de sequía más allá que la mayoría de pinos de crecimiento rápido y moderadamente rápido adecuados para las zonas con lluvias de verano, siendo su tolerancia a las sequías similar a la del P. elliottii y mejor que la del P. taeda. En suelos superficiales el crecimiento en altura tiende a culminar prematuramente, y se muestra menos tolerante a las inundaciones intermitentes que el P. elliottii.

En Sudáfrica la especie se ha desarrollado satisfactoriamente en una amplia variedad de suelos, incluyendo aquellos derivados de doleritas, granitos, dolomitas, cuarzitas, y areniscas. No obstante, su mejor crecimiento se ha observado en suelos limosos húmedos bien drenados, los cuales no presentan deficiencias en nutrientes minerales.

3. DESCRIPCIÓN Y SILVICULTURA

Descripción

Especie siempreverde, monoica, de porte variable, normalmente de 25 m de altura, con frecuencia hasta 30, excepcionalmente hasta 45 m en árboles longevos. Sistema radical robusto, amplio, y profundo, penetra en el subsuelo hasta 6 metros o más. Fuste cónico a levemente recto, de hasta 120 cm de diámetro, en ocasiones limpio de ramas hasta 15 metros de altura. Corteza escamosa y rojiza especialmente en la parte superior del tronco, en árboles maduros usualmente gruesa, de color café-grisáceo oscuro, y con profundos surcos longitudinales; en sitios secos y en las tierras bajas algunos árboles desarrollan una corteza casi completamente lisa. Copa un tanto rala, más o menos redondeada; ramas largas y abatidas, dispuestas irregularmente o en verticilos; ramillas rojizas y escamosas, con ligero tinte blanquecino en sus partes más tiernas.

Hojas (acículas) 3 por fascículo, a veces 4, rara vez 5, de 15 – 30 cm de largo, por lo general ca. 20 cm, delgadas y pendulosas o algo extendidas, verde claras brillantes, persistentes de 2 a 4 años, bordes finamente serrados, dientecillos muy finos; haces fibrovasculares 2, próximos, canales resiníferos medios, en ocasiones con 1 ó 2 internos, y en número de 1 a 4, por lo común 3, raras veces ninguno; hipodermo algo grueso y uniforme, con 1 ó 2 hileras de células gruesas, sin entrantes en el clorénquima; paredes exteriores de las células endodérmicas delgadas. Vainas persistentes, robustas, algo cenicientas, de 10 – 15 mm. Yemas terminales, largas, erguidas y amarillentas.

Estróbilos unisexuales sobre el mismo árbol; inflorescencia masculina un amento terminal, de color verde cuando joven y amarilla al madurar, en grupos alrededor de los rebrotes nuevos, de hasta 1 cm de diámetro; inflorescencia femenina de color púrpura. Conillos (estróbilos masculinos) laterales, algo atenuados en ambos extremos, las escamas extendidas y provistas de una punta fina y caediza. Conos (estróbilos femeninos) largamente cónicos, asimétricos, brillantes, duros, sésiles, reflexos, algo encorvados, oblicuos y apicalmente agudos, de 7 – 10 cm de largo, en ocasiones de hasta 12 cm, y de 2,5 – 4,0 cm de diámetro, por lo general formando grupos de 3 a 7, a veces muchos más, frecuentemente solitarios en el tronco y las ramas gruesas, embebidos en la corteza, amarillo-ocres con tintes rojizos; son tenazmente persistentes y abren parcialmente en diferentes épocas; escamas duras, casi uniformes, de ápice redondeado, de 30 mm de largo y 12 – 14 mm de ancho, umbo deprimido, en las escamas basales algo engrosado, con una punta oscura, muy pequeña.

Semilla pequeña, casi triangular, aguda, marrón oscura o con manchas grises o blanquecinas, incluida hasta la mitad en un ala de 13 mm de largo, algo engrosada en la base, café clara con estrías oscuras.

El pátula pertenece a la sección Serotinos, cuyos componentes se caracterizan por los conos que no abren sus escamas al mismo tiempo, sino en épocas diferentes, por lo que comúnmente se les encuentra parcialmente abiertos; sus escamas generalmente son duras y fuertes. El grupo Patula se distingue por sus conos oblicuos, duros, tenazmente persistentes, y brillantes. Comprende las especies Pinus patula Schiede ex Schl. et Cham. var. patula, P. patula Schiede ex Schl. et Cham. var. longipedunculata, P. greggii Engelm., y P. pringlei Shaw.

El pátula es similar al P. greggii pero se diferencia por su tronco rojizo, por las hojas más delgadas y pendulosas, y por el cono más oscuro y en general más pequeño; P. greggii tiene el tronco grisáceo, las hojas erguidas y más cortas, y el cono ocre pálido o amarillento, y algo mayor. También es similar al P. pringlei, pero en éste el cono es más ancho y no tenazmente persistente como en los dos anteriores.

En Zimbabwe la especie florece desde temprana edad y produce semilla viable en pequeñas cantidades desde aproximadamente los seis años. Por encima de los 1.500 metros de altitud, los rodales de 10 años o más de edad producen abundante semilla, pero a bajas altitudes, particularmente por debajo de los 1.200 metros, usualmente se forman pocos conos o presentan un desarrollo anormal.

Silvicultura

Especie heliófita muy exigente, aun desde sus primeras etapas de desarrollo. En su hábitat natural, donde predominan las zonas cálidas y templadas húmedas, así como las neblinas frecuentes, el P. patula crece abundantemente formando masas puras y densas de considerable extensión. Sin embargo, en la parte norte de su distribución natural es frecuente encontrarla asociada con especies de zonas templadas de los géneros Abies, Acer, Carpinus, Cornus, Fagus, Juglans, Liquidambar, Pinus, Prunus, Rhus, Tilia y Taxus, mientras en el sur puede ocurrir en mezcla con Alnus sp., Cupressus lusitanica, Pinus leiophylla, P. montezumae, P. pseudostrobus, P. rudis, P. teocote y Quercus spp. La especie medra bien en regiones tropicales y subtropicales con lluvias bien distribuidas o monzónicas (de verano), con una temporada seca poco pronunciada. Es muy resistente a las heladas (la temperatura mínima absoluta no debe ser menor de -10°C), pero cuando joven puede ocasionalmente ser derribada o aun eliminada por la acción de los vientos fríos que se presentan en las zonas altas.

Es moderadamente resistente a la sequía, siendo comparable al Pinus elliottii y más tolerante que el P. taeda. Asimismo, las plantas jóvenes, al igual que los árboles con una corteza delgada, son sensibles al fuego. El pátula también se reporta susceptible a los vientos fuertes, los cuales, además de causar daños mecánicos, también inducen una excesiva transpiración a través de sus finas acículas. En Sudáfrica, los daños causados por el viento son frecuentes especialmente en rodales maduros, particularmente en los recién aclarados o en aquellos localizados en zonas donde las fuertes pendientes tienden a concentrar las ráfagas de viento y producen la formación de remolinos. Los rodales de más de 20 años de edad que han sido raleados durante los dos años precedentes, son los más susceptibles al daño, mientras las plantaciones jóvenes son raramente afectadas excepto cuando se entresacan en forma intensa. Los árboles bifurcados o revirados son especialmente propensos a la rotura del tronco. En Colombia se adapta bien en las zonas de alta montaña donde son frecuentes las neblinas y la baja luminosidad por efecto de la alta nubosidad, siendo preferible la siembra de esta especie en dichas zonas que el P. oocarpa.

El éxito en los intentos de introducción del pino pátula depende básicamente de tres factores:

  1. Disponibilidad de agua en el suelo durante todo el año. Precisa de suelos profundos que se mantengan húmedos aún en las épocas secas. La distribución de la precipitación parece más importante que la cantidad. Se ha logrado una buena adaptación de la especie en zonas con una precipitación anual aproximada a los 750 mm, bien distribuida, y sobre suelos profundos donde la especie puede desarrollar un buen sistema radical. Algunos autores consideran que para la producción de madera se requiere una precipitación media anual mínima de 800 mm, aun en zonas de clima fresco, donde las mejores tasas de crecimiento se obtienen donde la precipitación mínima requerida por la especie es superada por un apreciable margen. En Kenia ha fracasado su aclimatación en regiones con una precipitación promedia anual de 1.250 mm, pero donde los suelos superficiales sufren una fuerte reducción de la humedad durante las prolongadas épocas de sequía.
  2. El pino pátula crece en suelos de condiciones químicas muy diferentes, pero es esencial que sean ácidos, siendo el contenido de nutrimentos aparentemente de importancia secundaria.
  3. El pino pátula soporta en el período de reposo temperaturas tan bajas como -10°C (heladas leves), pero la temperatura media máxima del mes más cálido debe permanecer bajo 29°C para asegurar un desarrollo normal. Con este valor se puede establecer con un alto grado de certeza el límite altitudinal inferior para realizar una plantación exitosa. En Swazilandia (25° Sur) la altitud óptima es de 1.250 metros, en Zimbabwe (20° Sur) de aproximadamente 1.650 m, y en Kenia y otros países como Colombia (1°-8° Norte) de aproximadamente 2.000 m.

Otro factor fundamental para el desarrollo de la especie es la presencia de hongos micorrícicos (ectomicorrizas) en el suelo. Los primeros intentos para introducir la especie en Malawi en 1.923 tuvieron poco éxito, y sólo cuando se importó de Zimbabwe suelo proveniente de rodales maduros conteniendo las micorrizas se logró un buen crecimiento de la especie.

El pino pátula es quizás la especie de pino más intensivamente cultivada en el sur del África para la producción de madera. Sin embargo, a raíz de los numerosos fracasos obtenidos con su plantación, se ha establecido el siguiente esquema general para lograr un mejor resultado con la siembra de la especie. En sitios cálidos, secos y con una altitud inferior a 1.000 m, el pátula debiera ser sustituido por Pinus oocarpa y/o P. kesiya, u otras especies análogas, las cuales soportan mejor el desecamiento del suelo. En sitios cálidos pero húmedos, Pinus caribaea y P. elliottii presentan un mejor crecimiento que el pátula. Además del pátula, el Pinus radiata también presenta un buen crecimiento en las sabanas boscosas húmedas de las tierras altas. En las regiones de África del Sur que están amenazadas por el granizo, estas especies debieran ser sustituidas por Pinus elliottii y P. taeda, las cuales, además, tienen a su favor una mayor resistencia al ataque de Diplodia pini.

Aunque la regeneración natural del pátula es abundante en los países africanos donde se cultiva intensivamente, usualmente no se aprovecha debido a que el establecimiento de las plantaciones es relativamente fácil, la semilla es de bajo costo y está disponible en gran cantidad. En África se han registrado rodales disetáneos de regeneración natural con hasta 25.000 arbolitos/ha. En Zimbabwe, la regeneración natural es prolífica en las zonas altas, especialmente donde el suelo mineral queda expuesto a lo largo de carreteras o vías de extracción forestal, y bajo condiciones favorables la especie suele invadir áreas abiertas, pastizales o aun densos matorrales. Sin embargo, en zonas bajas la regeneración tiende a ser esparcida o muy escasa.

A causa de los altos requerimientos lumínicos de la especie, y a la baja capacidad competitiva inicial de las plantas jóvenes frente a la vegetación natural, es necesario realizar una buena labranza en el terreno de plantación. Las labores incluyen el arado y rastrillado del terreno, un repique amplio y profundo en el sitio de siembra, y aun puede ser necesario roturar por completo el suelo, y eventualmente realizar un control químico de plagas. Las labores de limpia se deben programar de acuerdo con las necesidades y hasta que el vuelo de copas cierre completamente. En suelos fértiles puede ser necesario realizar 2 ó 3 limpias durante el primer año. También se recomienda enfáticamente no quemar el sitio de plantación para evitar el mal anular provocado por Rhizina undulata. El pátula es una especie típica para la siembra en monocultivos, y los distanciamientos más usuales para la siembra son de 2,4 x 2,4, 2,7 x 2,7, y 3 x 3 metros.

En sitios favorables, el crecimiento de la especie es rápido, y en sus primeras etapas de desarrollo puede lograr un crecimiento anual de 2 metros en altura, no siendo raro un crecimiento anual de 1 – 1,5 metros durante los primeros 10 años. El desarrollo de la copa es exuberante, y el dosel generalmente cierra 4 a 5 años después de la siembra, eliminando totalmente el desarrollo y crecimiento de las malezas. La forma del árbol generalmente es buena cuando se planta en localidades húmedas y frescas, y en suelos profundos. Sin embargo, la bifurcación de los árboles puede ser abundante en rodales expuestos al granizo, mientras la ramificación tiende a ser un poco fuerte, particularmente en zonas a baja altitud. Mientras en suelos profundos la especie desarrolla un fuste alto y limpio, en condiciones menos favorables el crecimiento en altura tiende a culminar relativamente temprano y la copa comienza a redondearse prematuramente. Los árboles de borde tienden a inclinarse ligeramente hacia la luz, y desarrollan una fuerte ramificación en el lado expuesto a la plena iluminación, mientras los individuos que crecen en sitios abiertos a plena exposición desarrollan un fuste corto y marcadamente cónico, y una copa densa, baja y redondeada. En rodales adecuadamente ocupados la ramificación de los árboles es moderadamente ligera, y las copas, las cuales alcanzan menos de la mitad de la altura total de los árboles, son moderadamente abiertas. De otra parte, los árboles que crecen libremente suelen presentar un follaje moderadamente denso, pero en rodales apropiadamente manejados el follaje es más bien ralo y proyecta una sombra ligera.

Con relación al efecto de las podas sobre el crecimiento de los árboles, de varios estudios realizados en Sudáfrica se ha concluido que el crecimiento se retarda en gran medida cuando se remueve un relativo alto porcentaje de la copa y cuando se poda sólo una proporción de los árboles en un rodal. El incremento del diámetro generalmente se reduce significativamente entre el primer y cuarto años después de la poda, pero posteriormente se recupera. Mientras el diámetro promedio no se afecta con podas del 25% de la copa viva, con podas del 50 y 75% se reduce significativamente durante períodos de corta a media duración. El crecimiento en altura, por su parte, a pesar de ser afectado en forma similar, muestra ser menos sensible a las podas que el crecimiento en diámetro; la remoción del 25% de la copa no causa una reducción significativa del incremento en altura y, por lo tanto, de la altura promedia. Si bien las podas fuertes reducen temporalmente el incremento en altura, sólo cuando la intensidad de éstas es del 75% se afecta la altura promedia en forma significativa.

Para optimizar la producción de madera para pulpa, se recomienda emplear turnos de 15 a 25 años (según sean las condiciones de crecimiento), realizando un raleo ligero, del 25 – 30%, a la edad de 10 años para proteger la masa de los vientos fuertes, los cuales, aunque raras veces provocan el volcamiento de los árboles, a menudo causan la quebradura de los fustes y de ápices. Debido a que la especie no presenta una buena poda natural, generalmente se practica una poda a una altura de 1,8 – 2,4 metros entre los 4 y 6 años, con el objeto de facilitar el acceso a la plantación y reducir los riesgos de incendios. En Swazilandia, a la edad de tres años los árboles jóvenes se podan a una altura de 1 m y un poco más arriba de los 2 metros dos años después. Sin embargo, como una medida de protección contra los incendios, los árboles en las nueve líneas más exteriores de cada compartimento son sometidos a una fuerte poda, de hasta 4 m, cuando su altura alcanza los 10 metros. Para la producción de madera comercial para aserrío, las plantaciones se manejan con turnos de 20 a 40 años, siendo necesario realizar un mayor número de raleos y podas, cuya época de ejecución depende de la calidad del sitio de plantación. Para plantaciones establecidas con un marco de 3 x 3 metros, y en un sitio de clase media, los raleos se pueden iniciar a los 4 ó 5 años, un poco antes de realizar la primera poda, y continuarlos cada 5 años hasta la edad de 20 años. La intensidad de los raleos debe ser tal que, para la cosecha final a los 25 años, lleguen entre 180 y 220 árboles/ha. Las podas también se deben realizar regularmente hasta alcanzar una altura de 5 a 7 m, o bien de 11 a 12 metros.

En Colombia, para rodales con 25 años de edad no entresacados establecidos a 2.200 metros sobre el nivel del mar en zonas de pendientes moderadas a fuertes, y sobre suelos profundos, se han registrado incrementos medios anuales que varían de 17 a 28 m3/ha. Para rodales de la misma edad entresacados en forma irregular, con 280 – 360 árboles/ha, y con un diámetro y altura promedias de ca. 36,0 y 26,0 metros, respectivamente, se han registrado producciones totales de madera entre 328 y 461 m3/ha, con más de 71% de madera apta para aserrío. En Sudáfrica, para plantaciones de más de 20 años de edad, creciendo bajo diferentes condiciones medioambientales y con diferentes esquemas de manejo silvícola, se han registrado incrementos medios anuales entre 10,1 y 34,4 m3/ha. Este último valor se obtuvo para un rodal de 30 años de edad con una densidad de 294 árboles/ha, creciendo sobre suelos franco-arenosos profundos; el rodal presentó, en promedio, un diámetro de 44 cm y una altura de 32,3 metros. En rodales de 12 años de edad creciendo en suelos limosos moderadamente profundos se han registrado incrementos medios anuales de hasta 32 m3/ha, y en rodales de 18 años sobre suelos arcillo-limosos profundos hasta 33,2 m3/ha.

Esta conífera se considera muy apropiada para cortinas rompevientos ya que forma una copa relativamente densa y persistente desde cerca de la base cuando se encuentra suficientemente iluminada lateralmente. Mejoramiento de suelos; su gran capacidad de adaptación en suelos de baja fertilidad o erodados, le hacen de gran valor para la recuperación de vertederos de desechos de minas y áreas degradadas, asociada con otras especies de porte bajo. Además, por la gruesa capa de acículas y ramas caídas que forma sobre el suelo también le hacen de valor para trabajos de recuperación de suelos y control de erosión. Sistemas silvopastoriles; especialmente en plantaciones con espaciamientos amplios. En ciudad de México es muy común como ornamental en jardines debido su follaje fino y colgante, y a su color verde brillante. Por el profundo sistema radical que desarrolla no causa problemas en las obras civiles. No obstante, no conviene su siembra cerca a las alcantarillas o sitios de desagüe, ya que constantemente esta «mudando» las acículas y puede obstruirlos, pero sobre césped o grama forma una cubierta de color pardo-rojizo muy atractiva. Así mismo, se debe evitar su siembra bajo líneas de transmisión por la altura que alcanza. Es un ejemplar adecuado para parques, jardines amplios, grandes zonas verdes, separadores de vías, a lo largo de avenidas, etc.

4. MADERA Y USOS

Madera

Densidad básica: 0.38 – 0.50.

Durabilidad natural: Baja.

Trabajabilidad: Moderadamente fácil.

Secado: Fácil.

Impregnación: Fácil.

Madera blanda, liviana, quebradiza, poco resistente; albura de color blanquecino a amarillento claro, el duramen rojizo claro, ligeramente rosado, o con frecuencia no claramente definido, en ocasiones con veteado marrón pálido. Presenta anillos de crecimiento bien definidos, de color marrón, abundantes nudos y es poco resinosa. Los árboles maduros presentan menor cantidad de nudos y anillos más angostos, con una mayor proporción de duramen, por lo que la calidad de la madera mejora sustancialmente. El olor y sabor son poco distintivos. Textura ligeramente gruesa e irregular por la presencia de bandas de madera temprana amplias y blandas. Grano recto, con frecuencia espiralado. Brillo bajo.

En Colombia, un estudio realizado para evaluar las propiedades físico-mecánicas de la madera procedente de plantaciones, reporta una contracción normal tangencial de 3,74%, radial de 1,80%, volumétrica de 5,54%, y una relación T/R de 2,07; una contracción total tangencial de 7,6%, radial de 4,28%, volumétrica de 11,88%, y una relación T/R de 1,77. Para la madera con un C.H. de 12% se registraron los siguientes valores: para la flexión estática un esfuerzo límite proporcional (ELP) de 467 kg/cm2, módulo de ruptura (MOR) de 759 kg/cm2, y módulo de elasticidad (MOE) de 85,9 x 103 kg/cm2. Para la compresión paralela al grano un ELP de 255 kg/cm2, un MOR de 372 kg/cm2, y para la compresión perpendicular al grano, un ELP de 51 kg/cm2. La dureza radial se estableció en 327 kg, la tangencial de 350 kg, la lateral de 339 kg, y en los extremos de 449 kg. La extracción de clavos en los extremos es de 1,88 kg y tangencial de 70,17 kg. La cizalladura tangencial es de 99 kg/cm2, y la tenacidad radial de 0,6 kg-m.

La madera producto de entresacas tempranas es liviana en peso, tosca, blanda, y de fibra un tanto más corta que la que se obtiene de árboles más maduros, cuya madera tiende a ser más pesada, resistente, más rígida, y de fibra más larga. Tanto la densidad como el porcentaje de madera tardía tienden a estar influenciadas por factores ambientales, siendo más altas bajo condiciones de temperaturas cálidas que frías.

La madera seca relativamente bien tanto al aire como por métodos artificiales, pero son comunes las torceduras que pueden inutilizar por completo las piezas de madera. Se recomiendan los horarios de secado F de la Junta del Acuerdo de Cartagena, el H del Reino Unido, y el T13-F6S de los Estados Unidos.

La madera es fácil de aserrar, cepillar y pulir, tanto con herramientas manuales como mecánicas. Sin embargo, tiende al rasgamiento cuando se perfora o entalla, y en el torneado es muy corchosa. Cuando se presenta madera juvenil, se forma grano levantado de aspecto lanoso. Las propiedades de clavado son buenas, las de encolado son excelentes y pinta fácilmente. Así mismo, no es resistente al tratamiento con preservativos. La madera de árboles jóvenes básicamente se emplea sólo para la fabricación de cajas y material de embalaje, y también se puede utilizar para pulpa, aunque en este último caso tiene una menor demanda que la de otras especies de pinos debido a que su rendimiento es marginalmente bajo. La madera aserrada de árboles adultos es principalmente adecuada para propósitos generales de construcción (liviana) y para la producción de pulpa debido a que presenta buena longitud de las fibras.

La madera presenta baja durabilidad natural y es muy susceptible al ataque de hongos cromógenos (mancha azul) en estado verde. También se reporta susceptible al ataque de insectos y de hongos xilofagos.

Usos 

Madera de aserrío: Construcción liviana; material para techos y tejados, encofrados, teleras, casetones. Estibas. Pisos (duelas). Machimbre. Piezas interiores de muebles. Ebanistería sólo con madera de rodales bien manejados; paneles y entrepaños. Cajas corrientes y guacales.

Madera redonda: Pulpa de fibra larga; la madera del pino pátula es muy apreciada para la producción de papel periódico por su bajo contenido de resina. La longitud de la fibra es buena y se le puede mezclar con la de Acacia mollissima Willd. para producir kraft y otros tipos de papeles. Chapas para centros. Tableros contrachapados. Tableros de partículas. Tableros enlistonados. La madera procedente de rodales bien manejados, con poda, e inmunizada, es muy adecuada para postes para transmisión. La madera inmunizada también se emplea para la fabricación de juegos infantiles para parques y sitios de recreación, y como postes para cercas. Madera para minas (puntales). Tornería. Produce una buena leña. En Colombia se le ha empleado para la producción de carbón activado.

Otros productos no maderables (PFNM): Algunas partes de la planta tienen aplicaciones medicinales; los brotes de las hojas preparadas en jarabe con azúcar se dice alivian el catarro, y las fricciones con la resina curan el reumatismo.

5. MANEJO EN VIVERO

Almacenamiento de semillas

Esta especie heliófita de rápido crecimiento alcanza su madurez reproductiva a temprana edad. A partir de los 5 ó 6 años de edad ya produce semillas viables. A partir de los 10 años de edad se pueden esperar cosechas anuales moderadamente buenas de rodales localizados en zonas altas. En el este, el centro y el sur de África produce anualmente abundantes conos a partir de los 8-10 años de edad, los que maduran en un lapso de 22 a 30 meses, y posteriormente permanecen cerrados en el árbol aún por 1 ó 2 años más. Por lo tanto, la cosecha se puede efectuar durante la época seca, ya que entonces se facilita la extracción de las semillas. Los frutos se colectan antes de que realicen la dehiscencia y cuando han adquirido una coloración marrón; después de la recolección se transportan en sacos de yute a un sitio donde puedan ser extendidos en lonas o sobre papel periódico y expuestos directamente al sol y a la intemperie para permitir la postmaduración y la apertura de los conos, tras lo cual, se golpean para que liberen la semilla. Además, todos los lados de los conos se deben exponer al sol, ya que las escamas no expuestas pueden permanecer cerradas sin liberar la semilla. Los conos también se pueden secar en hornos o secadoras a 30°C, removiéndolos continuamente hasta que liberen la semilla.

Una vez extraídas las semillas de los conos, se les remueven las alas, se limpian de impurezas, y finalmente se homogeniza el lote y se secan hasta un contenido de humedad adecuado para su almacenamiento, exponiéndolas al sol y removiéndolas constantemente. Debido a que la testa de la semilla es muy delgada, al momento de remover las alas es necesario tomar las precauciones necesarias para evitar aplastar o quebrar la semilla.

Se reporta que plantaciones de 14 a 25 años de edad bien manejadas producen un promedio de 4 kg de semillas/ha. En Zimbabwe, huertos semilleros con 100 árboles/ha han registrado producciones de 23 kg/ha a la edad de 13 años. Un cono contiene de 40 a 80 semillas viables. A temperatura ambiente la viabilidad de la semilla es de 6 meses, pero si se almacena en ambiente seco y fresco, y a 4 – 6°C, y en recipiente hermético, puede conservar su viabilidad por varios años.

Germinación y crecimiento

Se reportan entre 95.000 y 165.000 semillas por kilogramo, y entre 65.500 y 115.000 unidades viables. La tasa de germinación de la semilla después de un año es de 70 – 85%; la germinación se inicia 15 – 16 días después de la siembra, pero en ocasiones se retarda y comienza luego de 25 a 30 días, y aun se puede extender hasta por 70 días. Cuando la semilla es sometida a un pretratamiento con agua por 24 horas antes de la siembra, mejora tanto la tasa como el porcentaje de germinación; además, si se remueve la semilla 2 ó 3 veces durante este período, se elimina la mayor cantidad posible de semilla vana (que sobreagua) o no apta para la siembra.

Las semillas se siembran en germinadores o almácigos para su posterior trasplante a eras o, cuando éstas son certificadas y de buena calidad, se siembran directamente en contenedores (bolsas plásticas) colocando 1-2 semillas en forma alternada, y una vez las plántulas alcanzan entre 3,0 y 4,0 cm de altura se programa el raleo y las sobrantes se pueden trasplantar a las bolsas vacías manteniéndolas adecuadamente húmedas durante el proceso. Al sembrar la semilla se debe cubrir con una capa fina de arena o del mismo sustrato, de 0,5-2,0 cm de espesor. Otra práctica consiste en colocar una pequeña cantidad de semilla en germinador simultáneamente con la siembra directa de la semilla en la bolsa, y trasplantar posteriormente las plántulas a las bolsas vacías cuando alcanzan la altura indicada. En el primer caso, el repique se realiza cuando las plántulas alcanzan 3-4 cm de altura manteniéndolas adecuadamente húmedas y sin exponerlas directamente al sol durante la operación. Es importante evitar que las plántulas queden expuestas a plena exposición durante las primeras etapas de desarrollo, siendo necesario utilizar tela polisombra (60%) para su protección hasta un máximo de 30 días. De otra parte, donde se presenten pérdidas importantes de semilla por la acción de pájaros o por el goteo de lluvias fuertes, puede ser necesario implementar un encierro total de los germinadores o de las eras, o emplear hojas de helechos o similares para cubrirlas mientras germina la semilla y las plántulas alcanzan 1-2 cm de altura.

Es importante llevar a campo plántulas adecuadamente infectadas con hongos ectomicorrízicos (Amanita sp., Boletus sp., Pisolithus tinctorius, Pisolithus sp.); para el efecto, se puede mezclar suelo proveniente de plantaciones maduras de la especie con el sustrato previamente desinfectado, o aplicarlo en mezcla con agua a través del riego 15-20 días después de la germinación de la semilla; también se puede preparar un caldo con hongos macerados de los géneros Amanita y Boletus cosechados en plantaciones maduras, y aplicarlo en forma de riego. A partir de los 15-20 días de la primera aplicación, es necesario realizar muestreos de plántulas para verificar el grado de infección de las micorrizas, y en caso necesario repetir la aplicación cuantas veces sean necesarias para garantizar que el material llevado al campo se encuentra adecuadamente infectado.

El material que se produce en bolsa se encuentra listo para el trasplante al campo cuando su altura es de 20 cm o más, lo que puede ocurrir tras 6 a 8 meses de permanencia en el vivero. En algunos casos, y para evitar deformaciones en el sistema radical, el material se planta con un tamaño de 10 cm o más de altura, lo que aumenta los costos del manejo, especialmente en lo referente al control de las malezas. En Sudáfrica se considera que el tamaño ideal de las plántulas para la siembra es de 15 cm, en Swazilandia se prefieren las plantas de 8 a 12 cm de altura, y en Zimbabwe en ocasiones se utilizan plantas de hasta 50 cm, especialmente en áreas donde el crecimiento de las malezas es muy exuberante. En el departamento de Antioquia, Colombia, en sitios adecuadamente preparados se siembran las plántulas cuando alcanzan 10-12 cm de altura, normalmente tras 4-5 meses de permanencia en vivero, y producidas en bolsas plásticas de 5 cm de diámetro y 12 cm de altura. El material para la plantación a raíz desnuda requiere un mayor tiempo, entre 8 y 12 meses, según sean las condiciones de crecimiento y la altitud del sitio de producción.

6. PLAGAS Y ENFERMEDADES

Las principales plagas reportadas para la especie son las polillas Buzura abruptaria, B. edwardsi y Orgyia basalis, cuyas larvas han defoliado casi completamente algunos rodales en varias regiones. De otra parte, las plantaciones recién establecidas son ocasionalmente dañadas por gorgojos, mientras que el trips Heliothrips haemorrhoidalis ha causado la caída prematura de las acículas en rodales jóvenes no raleados. En Malawi se reporta la defoliación de algunos árboles por causa del saltamontes Plagiotriptus pinivorus. En Swazilandia, se reporta defoliación causada por larvas de Nudaurelia cytherea clarki y Euproctis terminalis. En Usutu Forest casi el 50% de los árboles jóvenes plantados en un área de 1.500 ha sucumbieron al ataque del escarabajo de la corteza Hylastes angustatus después de que su resistencia había sido reducida por una sequía.

En Colombia, se han registrado ataques de insectos defoliadores nocturnos como Cargolia arana, C. pruna, Oxydia trychiata, O. platypterata, O. vesulia, Glena bisulca, Eusarca sp.,  entre otros (Geometridae), especialmente en plantaciones de 8-10 años de edad que no han sido raleadas. Para su control se han implementado trampas nocturnas (fluorescentes) combinadas con el control biológico con Telenomus alsophilae y Trichograma sp., lográndose buenos resultados.

Las principales enfermedades registradas en las plantaciones del P. patula son la muerte descendente y la necrosis causadas por Diplodia pini y Rhizina undularia, especialmente en regiones donde las tormentas de granizo son frecuentes. En Malawi se han registrado pérdidas esporádicas causadas por Armillaria mellea.

En Zimbabwe, aunque la Armillaria mellea ocasionalmente ataca y causa la muerte de numerosos árboles, se reporta que la especie parece ser comparativamente resistente a este hongo, al igual que al Diplodia pinea. De otra parte, y al igual que en plantaciones establecidas en Swazilandia, se ha registrado una mortalidad moderadamente fuerte debida a Rhizina inflata en rodales jóvenes de segunda rotación establecidos en áreas donde se han quemado los residuos de rodales previamente explotados.

En Sudáfrica el pátula es objeto de ataques de numerosos hongos e insectos, pero sólo Diplodia pinea ha causado pérdidas considerables al punto de limitar el uso de la especie en programas de reforestación. Las epidemias de este hongo son aceleradas por factores climáticos, y una de las más devastadoras tomó lugar luego de que los árboles fueran fuertemente afectados por una granizada, especialmente cuando a ésta le siguió una condición atmosférica cálida y húmeda. En algunas regiones del Transvaal oriental donde son frecuentes las tormentas de granizo, cientos de hectáreas plantadas con la especie inicialmente, fueron replantadas posteriormente con P. elliottii, el cual presenta un mayor grado de resistencia D. pinea.

En Swazilandia, además de los daños causados por R. inflata, también se reportan pérdidas causadas por Diplodia pinea, por lo general en regiones cálidas, y particularmente luego de presentarse daños por granizadas.

Las plántulas son muy susceptibles a la pudrición basal o mal del talluelo (damping off) en el vivero, especialmente cuando la siembra se hace demasiado densa o la germinación ocurre en épocas de altas temperaturas.

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