Venid, Adoremos

Este libro son guiones para los encuentros de adoración. Su estructura es un marco orientativo de adoración comunitaria y no pretende ser más que una sugerencia o un banco de recopilación de textos que pueden ayudar a quienes tienen que preparar encuentros de adoración.

Ed CCS, 216 p.
Autor: Maximiliano Calvo.
Primera Edición 2009.

Categoría:

Descripción

Capítulo 6: Adoremos a Dios, que es omnipresente

1. Canto de entrada

2. Invocación al Espíritu Santo, compañero inseparable

Espíritu Santo, somos conscientes de nuestra incapacidad para adentrarnos en el terreno de las realidades espirituales, si no es de tu mano y con tu sabiduría y, más aún, nos sentimos incapaces de conseguir ningún logro que dé gloria a nuestro Dios. Y quisiéra­mos tener siempre presentes aquellas palabras que nos dicen que «no es por el valor ni por la fuerza, sino sólo por mi Espíritu» (Zac 4,6). Espíritu Santo, tú eres la respuesta y el remedio a nuestra so­ledad; tú fuiste para Jesús durante su vida terrena «el compañero in­separable» y quieres serlo para nosotros, hasta tal punto que lo ha­ces desde la profundidad de nuestro propio ser. Como misterio de quietud, tú eres también la respuesta a nuestra inquietud. Nuestro corazón está inquieto, insatisfecho, anda buscando y precisamente anhelamos refugiarnos en ti, que sosiegas y pacificas. Ven, ayúda­nos a comprender que no nos dio el Señor por ti un «espíritu de ti­midez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza» (2Tm 1,7), y enséñanos a orar como conviene para dar gloria contigo a nuestro Dios y Padre por medio de Jesucristo, su Hijo amado. Amén.

3. Reflexión: Dios es omnipresente

+ La palabra «omnipresente», aplicada a Dios, significa que Dios está presente en todo. No puede estar limitado por el espacio ni por el tiempo. Y además está presente en todas las partes al mis­mo tiempo y con la misma perfección. Todo él está presente de modo simultáneo en todo el universo, sin interrupción de tiempo y sin variación de intensidad.

+ Su omnipresencia implica también «inmensidad», que quiere de­cir que Dios está presente incluso más allá del espacio. Él lo lle­na todo con su presencia, pero por la inmensidad de su ser, Dios no puede estar limitado al espacio ni por el espacio. Al contrario, la existencia del espacio —que es limitado— depende de él, es­tá en sus manos. Con su inmensidad, él recubre y penetra todas las cosas. Sólo Dios puede evocar de la nada las cosas; es una obra reservada a su potencia comunicar el ser a las criaturas en el momento en que empiezan a existir y mantenerlas en su exis­tencia. Para que una criatura siga existiendo después de haber recibido el ser, es necesario que esté sostenida por la mano om­nipotente de Dios, que sigue dándole el ser sin interrupción. Co­mo nos dice san Pablo: «En él vivimos, nos movemos y existi­mos» (Hch 17,28).

+ La presencia de Dios en el mundo, como todo en él, es una pre­sencia infinita, aunque esté oculta para la capacidad natural de hombre, como dice Isaías: «De cierto que tú eres un Dios oculto, el Dios de Israel, salvador» (Is 45,15). La existencia de la creación nos hace pensar ya en la presencia de Dios en el universo, sobre todo en los fenómenos más espectaculares que el hombre con­templa en la naturaleza. Es lo que le sucede al salmista cuando di­ce: «Voz del Señor sobre las aguas; el Dios de gloria truena, ¡es el Señor, sobre las muchas aguas! Voz del Señor con fuerza, voz del Señor con majestad» (Sal 29,3-4).

+ Dios está más presente en nosotros que nuestra carne y nuestra alma. Si un día desapareciese la presencia incesantemente crea­dora de Dios, los seres volverían a la nada. La presencia de Dios lo llena todo de principio a fin, desde que entra en la existencia hasta que deja de existir. Bien lo expresaba el salmista cuando decía en su oración a Dios: «¿A dónde iré yo lejos de tu espíritu, a dónde de tu rostro podré huir? Si hasta los cielos subo, allí es­tás tú, si en el seol me acuesto, allí te encuentras. Si tomo las alas de la aurora, si voy a parar a lo último del mar, también allí tu ma­no me conduce, tu diestra me aprehende. Aunque diga: «¡Me cu­bra al menos la tiniebla, y la noche sea en torno a mí un ceñidor, ni la misma tiniebla es tenebrosa para ti, y la noche es luminosa como el día»» (Sal 139,7-12).

4. Exposición y canto de encuentro

5. Encuentro para la adoración

Señor, tu siervo Juan narra la visión que recibió y dice: «Miré y ha­bía una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el Cor­dero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritan con fuerte voz: «La salvación es de nuestro Dios, que es­tá sentado en el trono, y del Cordero». Y todos los ángeles que estaban en pie alrededor del trono de los Ancianos y de los cuatro Vivientes, se postraron delante del trono, rostro en tierra, y adora­ron a Dios diciendo: «Amén. Alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén»» (Ap 7,9-12). No te pedimos una visión como ésta, Señor, pero sí te suplicamos que nos admitas en tu presencia pa­ra postrarnos ante ti junto con tus ángeles, adorarte con todo nues­tro amor y glorificarte hasta donde seamos capaces. Te adoramos, Señor.

6- Adoración (alternando palabra, canto y silencio)

Canto de adoración

1- Adoremos a Dios Uno y Trino, presente en toda la creación, a Dios que «edifica en los cielos sus altas moradas y asienta su bóveda en la tierra» (Am 9,6).

Responder (R): Adoramos a Dios Uno y Trino, presente en toda la creación.

2- Adoramos a Dios Uno y Trino, presente en toda ia creación, que «despliega los cielos lo mismo que una tienda» (Sal 104,2). (R): Adoramos…
3- Adoremos a Dios Uno y Trino, presente en toda la creación, a Dios que «llama a las aguas de la mar y sobre la faz de la tierra las derrama» (Am 9,6), (R): Adoramos…
4- Adoremos a Dios Uno y Trino, presente en toda la creación, al que no pueden contener los cielos ni los cielos de los cielos (2Cr 2,5). (R): Adoramos…
5- Adoremos a Dios Uno y Trino, presente en toda la creación, por­ que «él es el único Dios allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra» (Dt 4,39). (R): Adoramos…

Canto de adoración

6- Adoremos a Dios Uno y Trino, presente en toda la creación y digamos como Jacob: «Está el Señor en este lugar y yo no lo sa­bía!» (Gn 28,16). (R): Adoramos…
7- Adoremos a Dios Uno y Trino, presente en toda la creación, a quien los serafines cantan «Santo, santo, santo, el Señor Sebaot: llena está toda la tierra de su gloria» (Is 6,3). (R): Adoramos…
8- Adoremos a Dios Uno y Trino, presente en toda la creación que nos dice: «Si pasas por las aguas, yo estoy contigo, si por los ríos, no te anegarán. Si andas por el fuego, no te quemarás, ni la llama prenderá en ti» (Is 43,2). (R): Adoramos…
9- Adoremos a Dios Uno y Trino, presente en toda la creación, y «sus ojos observando a los malos y a los buenos» (Pr 15,3). (R): Adoramos…
10. Adoremos a Dios Uno y Trino, presente en toda la creación, co­nocedor de los secretos del corazón (Sal 44,22). (R): Adoramos…

Canto de adoración

11- Adoremos a Dios Uno y Trino, presente en toda la creación, «arro­pado de luz como de un manto» (Sal 104,2). (R): Adoramos…
12- Adoremos a Dios Uno y Trino, presente en toda la creación, al que mora en lo excelso y sagrado, y está también con el humi­llado y abatido de espíritu (Is 57,15). (R): Adoramos…
13- Adoremos a Dios Uno y Trino, presente en toda la creación, pues «si vamos a parar a lo último del mar, también allí su ma­no nos conduce» (Sal 139,9-10). (R): Adoramos…
14- Adoremos a Dios Uno y Trino, presente en toda la creación, cuya diestra aprehende a quien toma las alas de la aurora (Sal 139,9-10). (R): Adoramos…
15- Adoremos a Dios Uno y Trino, presente en toda la creación, pues «aunque suba hasta los cielos, allí está él» (Sal 139,8). (R): Adoramos…

Canto de adoración

16- Adoremos a Dios Uno y Trino, presente en toda la creación, pues aunque alguien diga: «¡Me cubra al menos la tiniebla… ni la mis­ma tiniebla es tenebrosa para él» (Sal 139,11 -12). (R): Adoramos…
17- Adoremos a Dios Uno y Trino, presente en toda la creación y conocedor de todos nuestros pasos (Jb 23,10). (R): Adoramos…

Canto de adoración

7. Adoración reparadora. Ir a parte II

8. Oración de intercesión. Ir a parte III

9. Acción de gracias, reserva y canto final

«Muchos hijos míos viven de espaldas a mí, porque creen que no me necesitan. Pero no son ellos los que más me hacen su­frir; son los que un día llamé para que ocuparan este lugar y lo han dejado por otras cosas, son los que un día me dijeron «sí» y me han olvidado, mientras están bebiendo aguas cena­gosas y alimentándose de pastos venenosos. Son los que han dejado apagar el amor que había en sus corazones.»

ÍNDICE

Prólogo
Introducción

PRIMERA PARTE

ADORACIÓN

1. Adoremos a Dios, que es eterno
2. Adoremos a Dios, que existe por sí mismo
3. Adoremos a Dios, que es el creador
4. Adoremos a Dios, que es omnipotente
5. Adoremos a Dios, que es omnisciente
6. Adoremos a Dios, que es omnipresente
7. Adoremos a Dios, que es santo
8. Adoremos a Dios, que es justo
9. Adoremos a Dios, que es fiel
10. Adoremos a Dios, que es amor
11. Adoremos a Jesucristo, el Hijo de Dios
12. Adoremos a Jesucristo, el cordero de Dios
13. Adoremos a Jesucristo, varón de dolores
14. Adoremos a Jesucristo, salvador y redentor
15. Adoremos a Jesucristo, libertador
16. Adoremos la sangre de Jesucristo
17. Adoremos a Jesucristo resucitado
18. Adoremos a Jesucristo glorificado
19. Adoremos a Jesucristo, Rey de reyes
20. Adoremos a Jesucristo, el Señor (I)
21. Adoremos a Jesucristo, el Señor (II)
22. Adoremos el nombre de Jesús
23. Adoremos a Jesucristo mediador
24. Adoremos a Jesucristo, la Palabra
25. Adoremos a Jesucristo, el santo de Dios
26. Adoremos a Jesucristo Todopoderoso
27. Adoremos a Jesucristo, vencedor del Diablo
28. Adoremos a Jesucristo, dador de vida
29. Adoremos a Jesucristo, luz del mundo
30. Adoremos a Jesucristo, la verdad

SEGUNDA PARTE

ADORACIÓN REPARADORA

1. Oración de introducción
2. Intenciones

TERCERA PARTE

ORACIÓN DE INTERCESIÓN

1. Fundamentos
2. Oraciones para iniciar la intercesión
3. Intenciones por las que interceder
4. Acción de gracias