Eros Ramazzotti está de gira por España y Francia presentando Battito Infinito, su último trabajo, pero esto no le ha impedido disfrutar de ser abuelo primerizo. El artista italiano se ha enterado en la distancia del nacimiento de Cesare Cerza, el vástago de su hija Aurora Ramazzotti y Goffredo Cerza, pero aun así se ha mostrado encantando.
"La vida es maravillosa a pesar de todo. Bienvenido Cesare, el futuro está en tus manos", ha publicado el cantante de 59 años en sus historias de Instagram junto a una bonita foto de la mano del pequeño Cesare.
El nuevo miembro de la familia Ramazzotti, no obstante, tendrá que esperar para conocer a su abuelo, que seguirá con su ronda de conciertos. Lo que es seguro es que el cantante está encantado con su nueva condición y quiere que Cesare tenga una estrecha relación con la música.
"No sé qué clase de abuelo seré, pero estoy seguro de que mi hija y su pareja serán unos padres maravillosos y estoy impaciente por poder llevar a mi nieto al estudio. Quiero introducirle en el mágico mundo de la música, como ya he hecho con mis propios hijos, ha dicho Ramazzotti recientemente a La Otra Crónica de El Mundo.
Enfado con la seguridad del WiZink
A la espera de poder desplazarse hasta Italia para reunirse con su familia y conocer a Cesare, el cantautor ya ha llenado el WiZink Center de Madrid. Y lo ha hecho con un concierto de primer nivel, pero que ha estado algo accidentado.
Tal y como ha informado El Mundo, el artista amenazó con dejar el concierto a medias - incluso se marcho del escenario durante unos minutos - después de que no le gustara la actuación de la seguridad del recinto. Al parecer, Ramazzotti quiso que sus fans se acercaran al escenario, algo que los vigilantes de seguridad trataron de evitar a toda costa para garantizar la seguridad del cantante y la correcta visión de los asistentes que estaban en las primeras filas. Esta actitud molestó mucho al italiano.
"Seguridad, yo me voy, ya. La gente esta aquí para divertirse. Si no, yo me voy", aseguró el romano. Más tarde volvió con actitud dialogante para intentar arreglar la situación y continuar con el show: "El problema de la seguridad es que no trata bien a la gente. Para mí, que se acerquen no es un problema. Si queréis que se sienten, debe ser sin tocarlos. Podéis hacer sentar a la gente, pero no así. Sin tocar, sin hacer nada más".