Siete experiencias que los niños jamás olvidarán

Bienestar emocional

Hay vivencias infantiles que quedan registradas como momentos memorables en nuestro cerebro

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Las primeras experiencias vividas en familia se graban con fuerza en la memoria de los niños

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La capacidad de asombro y sorpresa de la infancia es difícilmente equiparable a la de otras etapas de la vida. Este es uno de los motivos por los que muchas experiencias infantiles se recuerdan siempre. Pero para que el momento sea memorable, la actividad debe despertar curiosidad, generar alegría y diversión y, si además está cargada de significado, puede contribuir a que los pequeños encuentren un propósito en la vida cuando crezcan.

Además de facilitar la búsqueda de sentido en la experiencia vital, los beneficios de que una vivencia se grabe en la memoria son múltiples. “El hecho de que el cerebro aprenda y adquiera nuevas experiencias hace que los niños puedan entender el mundo y relacionarse con él. Así está preparado para lo que vendrá en el futuro”, explica Alba Mª García, neuropsicóloga clínica en Center Psicología Clínica. Más adelante, recuperar estos recuerdos puede ayudar a configurar el carácter, mejorar la capacidad de adaptarse a situaciones o de olvidar ciertas manías.

Excursion familiar bicicleta

Las experiencias memorables resultan beneficiosas para el presente y el futuro de los niños 

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La fuerza de la memoria

Por qué son tan importantes las primeras experiencias

Por su parte, la National Association for the Education of Young Children (NAEYC) indica que la evocación de experiencias de juego alegres y significativas ayudan a unir a las familias emocionalmente, incluso mucho después de que los niños hayan crecido.

Las primeras experiencias se graban con fuerza en la memoria. “Esto sucede porque en ellas se implican todos nuestros sentidos. Algo que provoca nuevas conexiones cerebrales que hacen que tan solo un determinado olor, color, o tacto despierten ese recuerdo más adelante”, explica la psicóloga.

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Los niños a menudo prefieren jugar con sus padres que con otros amigos 

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Cada nueva vivencia genera una sinapsis o conexión neuronal en el cerebro del niño, por lo que cuantas más experiencias, más conexiones. “Cada asociación cambia literalmente la composición física del cerebro, ya que las neuronas se vinculan constantemente basándose en nuestras experiencias. En consecuencia, se almacena en la memoria para recuperarla cuando nos sea necesaria”, indica García.

Vivencias inolvidables

Propuestas fáciles y divertidas para toda la familia

Ya sea a través de planes novedosos o de actividades cargadas de significado, crear experiencias memorables resulta beneficioso para el presente y el futuro de los niños. Estas propuestas son fáciles, divertidas e implican a toda la familia.

El simple hecho de meter las manos en tierra y agua tiene el éxito asegurado entre los pequeños, ya que introducir el juego en cualquier actividad genera una respuesta respuesta emocional positiva. “Sin esta conexión emocional, la experiencia es simplemente una actividad; no es juego”, indican desde NAEYC. Sin perder de vista esta perspectiva, los niños pueden enriquecerse también del proceso de investigación de búsqueda de especies, de la construcción del espacio y, posteriormente, de su mantenimiento. 

Es una experiencia con la que se fomenta la responsabilidad, la ciencia y en la que puede participar toda la familia. “Cualquier actividad lúdica va a fomentar la motivación del menor para el aprendizaje, pues proporcionará placer al niño y le ayudará a valorar todo lo que está sucediendo”, indica García. Por si todavía faltan motivos para iniciarse en la agricultura urbana, el huerto tiene asociada otra actividad cargada de emoción y placer para realizar sin salir de casa: convertir la cosecha en una apetitosa cena.

Montar una tienda de campaña, un tipi o una cabaña de la que cuelgue el cartel “solo para niños” puede ayudar a que los pequeños valoren el trabajo en equipo. “Que una actividad implique todo el cuerpo mejora el conocimiento del mismo, fomenta el equilibrio, la coordinación de las extremidades y la flexibilidad del organismo”, comparte García.

Por otra parte, es una manera de contribuir a que los niños tomen sus propias decisiones respecto a la localización de la construcción, su aspecto o las normas del espacio. “También les ayuda a ver conexiones entre la elección y las consecuencias o resultados de esa elección”, exponen desde la asociación.

Inculcar el valor del reciclaje de materiales, la creatividad y todos los beneficios de trabajar con las manos contribuyen a que un juguete DIY sea una experiencia inolvidable. “En esta atmósfera libre de riesgos, donde la realidad está suspendida, los niños tienen la seguridad y la protección que necesitan para experimentar, probar nuevas ideas e investigar las leyes de la naturaleza”, sugieren desde la National Association for the Education of Young Children. 

Una cometa, un muñeco de trapo o una caja para almacenar sus cosas son algunas de las múltiples propuestas que presenta esta tarea lúdica. “Las actividades manuales ayudarán al desarrollo muscular y de la fuerza de los niños, además de proporcionar una maduración en la sincronización de movimientos, mejorando la precisión gestual y el lenguaje”, comenta García.

Pasar tiempo con animales es una de las actividades más valiosas para los niños. El contacto con mascotas u otras especies domésticas mejora la calidad de vida de las personas y, según indican los estudios, también el bienestar. Que los niños disfruten de una jornada ayudando en un refugio de animales no solo mejorará su autoestima y empatía, también sentirán que están contribuyendo con la sociedad. “Es una actividad que favorece valores y aspectos positivos en el cerebro. Además, suele ser muy beneficiosa para aquellos niños que tienen un comportamiento más disruptivo dentro de la familia o del aula, ya que pone en práctica la inhibición de algunas conductas y fomenta el respeto hacia los demás”, añade García.

Quizá sea una de las experiencias más enriquecedoras para toda la familia. “Las actividades que se pueden realizar en contacto con la naturaleza promueven el ejercicio físico y los hábitos saludables. Además, montar en bici, caminar por el campo u otros ejercicios… proporcionan al cerebro del niño una mayor liberación de endorfinas que hace que disminuya el estrés”, expone García.

Tanto en un parque, como en el bosque o en el campo los más pequeños pueden aprender recursos para orientarse, así como descubrir la vegetación local a través de gymkanas o juegos de preguntas. “Jugar en contacto con la naturaleza desarrollan un mejor desempeño en las tareas en las que interviene la atención. Algo que se refleja en una mayor capacidad de concentración en el ámbito escolar, por ejemplo”, sugiere la psicóloga.

El entorno ofrece tantas posibilidades de juego como las opciones que pueda imaginar quienes disfrutan de ella. Esto es fundamental, ya que es importante que la actividad lúdica también sea espontánea. “A menudo, el juego es totalmente imprevisto. Este sentido de lo desconocido brinda a los niños oportunidades para desarrollar flexibilidad en su pensamiento y toma de decisiones, que es una habilidad vital para la vida”, indican desde NAEYC.

Conocer la historia reciente, fomentar los vínculos familiares y descubrir el legado familiar es una tarea que puede desarrollarse a través el juego. Los pequeños pueden convertirse en investigadores o periodistas creando entrevistas para saber cómo vivían sus abuelos, tíos u otros parientes años atrás. “Las relaciones afectivas establecidas a través de estas situaciones fomentarán el desarrollo emocional que tendrá como consecuencia una maduración en las situaciones vividas, conocimiento de las reglas de convivencia en las actividades colectivas”, dice la psicóloga.

La mejor forma de liberar tensiones dentro de la familia es una guerra de almohadas. Ver como papá y mamá se entregan al juego, en un rol diferente al que tienen normalmente, es algo que les quedará grabado en la memoria para siempre. Asimismo, este juego mejora la sinergia y el vínculo entre ambos, además de ayudarles a tomar conciencia corporal. “Es una experiencia que provoca muchas emociones agradables para toda la familia y, por lo tanto, fomenta el buen clima”, añade García.  

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