Sinceridad: la virtud olvidada.

Sinceridad: la virtud olvidada.

Introducción:

Domingo por la noche. Suena una notificación de Whatsapp. “Hola, soy fulana, un gusto contactar contigo. Respecto a tu postulación al cargo X, quería informarte que tu perfil nos ha interesado, por lo que me gustaría mantener una primera reunión, si es posible, mañana lunes. Dime por favor tus posibilidades.”

Tras un mínimo estudio de la empresa, incluyendo su misión y visión, y después de leer algunos comentarios, decidí aceptar la propuesta, esperando más detalles. Sin embargo, el día de la reunión, el enlace para la videollamada nunca llegó. Después de varios intentos de comunicación sin respuesta, me quedé un poco desconcertado. No tanto por la pérdida de una oportunidad laboral, sino por la falta de respeto y sinceridad. 🤔

Estas experiencias, que se suman a otras tantas, me han llevado a reflexionar sobre algo que parece cada vez más común en nuestra sociedad: la falta de sinceridad en las interacciones cotidianas. Ya sea en el ámbito profesional o personal, parece que nos cuesta cada vez más ser sinceros con los demás.

La sinceridad en las interacciones cotidianas: ¿Por qué se ha vuelto tan difícil?

Nos enfrentamos a una pregunta clave: ¿por qué nos resulta tan difícil ser sinceros? ¿Por qué preferimos escondernos detrás de una pantalla o permanecer en silencio en lugar de expresar nuestros pensamientos y sentimientos? ¿Es por miedo al rechazo, al conflicto o a la crítica? ¿O es simplemente por comodidad, pereza o indiferencia?

Independientemente de las razones, esta actitud es perjudicial tanto para nosotros como para los demás. Nos impide crecer y mejorar nuestras relaciones e interacciones. Además, daña a los demás al hacerles sentir mal y faltarles al respeto.

La sinceridad como fortaleza, no debilidad:

Ser sincero no significa ser grosero o insensible. Implica ser honesto, respetuoso y responsable. Significa tener en cuenta los sentimientos y necesidades de los demás, así como los nuestros. Significa expresar lo que pensamos o sentimos con claridad, educación y asertividad.

A pesar de estas experiencias negativas, he tenido el privilegio de interactuar con personas que encarnan la empatía y la transparencia. Aquellos que, a pesar de las dificultades o los desafíos, eligen ser honestos y directos. Aquellos que entienden que cada interacción es una inversión de tiempo y energía, y por lo tanto merece respeto, consideración y una respuesta justa.

La consecuencia de la falta de sinceridad:

La falta de sinceridad en las relaciones profesionales puede ser especialmente perjudicial. No sólo afecta la confianza, sino que también atenta contra la colaboración efectiva y la construcción de equipos sólidos. El incumplimiento de promesas o compromisos sin explicación solo conduce a malentendidos y decepciones.

Sin ir muy lejos: hace un tiempo, me vinculé con una institución cuyo nombre no viene al caso. Allí me hicieron una propuesta que fue incumplida semana tras semana. Finalmente descubrí que, no es que no tuvieran un respuesta para darme, sino que sabían lo que estaba sucediendo y eligieron no decir nada.

Entonces, por arte de magia, mi confianza se rompió. Esta falta de sinceridad no sólo deterioró nuestras relaciones laborales, sino que también me dejó con una sensación de desconfianza imposible de revertir.

Y no soy el único que ha tenido estas experiencias. Un miembro de mi familia también pasó por algo similar. Después de dos largas entrevistas y de aceptar un nuevo trabajo (e incluso invertir en algunos elementos para el desarrollo de la tarea) las personas con las que iba a trabajar comenzaron a evadir y dar largas para simplemente morir en la ‘dilución’.

Allá ellos: la sinceridad, en su forma más pura, es un regalo. Es la capacidad de expresar nuestros pensamientos y sentimientos tal como son, sin adornos ni falsedades. 

¿Cómo practicar la sinceridad?

La sinceridad no debe ser una herramienta para la crítica destructiva o la humillación. Es crucial recordar que ser sincero implica mostrar empatía y respeto. La empatía nos permite ponernos en el lugar del otro, entendiendo sus sentimientos y necesidades.

El respeto nos recuerda que cada persona tiene su propio valor y dignidad, mereciendo consideración y cortesía.

Las raíces de la falta de sinceridad

Este fenómeno complejo puede entenderse como una interacción de múltiples factores filosóficos, culturales y sociales que han dado forma a nuestra manera de relacionarnos. 

Esto puede estar motivado por el Individualismo extremo, como resultado de un mundo que promueve la autosuficiencia, donde a menudo ponemos nuestros propios intereses por encima de las necesidades y sentimientos de los demás.

Desde otra concepción, el posmodernismo y el relativismo moral, muy común por estos dias y altamente visible en las brechas sociales y políticas, ha influido en la creencia de que no existen verdades universales ni valores absolutos. Esto puede llevar a la percepción de que la sinceridad es subjetiva, lo que resulta en una justificación para no ser completamente honestos en nuestras comunicaciones.

Asimismo, podemos ver el tema desde una perspectiva del utilitarismo y consecuencialismo. ¿Te suena?. Sí, claro, muchas veces, la mayoría diría yo, evaluamos la sinceridad en función de las consecuencias. Esto puede dar lugar a la falta de sinceridad para evitar conflictos, críticas o consecuencias no deseadas. La ética utilitaria, que busca maximizar el bienestar propio, puede hacer que prioricemos nuestros propios intereses sobre la sinceridad.

Pero también podríamos darle una mirada desde un concepto que a mí particularmente me gusta mucho y es  la ética de la virtud.

En la educación y la cultura contemporánea, a veces no se enfatiza el desarrollo de virtudes morales, como la honestidad y la compasión. La falta de énfasis en estas virtudes puede llevar a la ausencia de sinceridad y empatía en las interacciones cotidianas.

Mi enfoque personal:

Hace apenas unos meses, aquí en LinkedIn, compartí una experiencia que refleja mi enfoque hacia las relaciones interpersonales. En ese momento, lideraba el proceso de transformación y modernización de la televisión pública de Montevideo, y mi bandeja de entrada estaba llena de llamadas, correos electrónicos y solicitudes de diversas índoles.

A raíz de esta situación, decidí dedicar un día de la semana, en mi agenda, para responder personalmente a cada uno de esos mensajes. Los jueves se convirtieron en una oportunidad para recibir a aquellos interesados en conversar sobre televisión, compartir experiencias y proyectos, y, sobre todo, para escuchar.

La práctica de la escucha activa, la empatía y la cooperación sigue siendo esencial en mi enfoque actual. Me encanta conectarme con colegas y profesionales que buscan aprender y crecer, porque sé que estos encuentros son mutuamente beneficiosos. Sigo haciéndolo y seguiré haciéndolo, porque en un mundo donde la jerarquía a veces prevalece sobre la colaboración, estas actitudes son un recordatorio de su importancia.

En algún momento, aquellos profesionales que buscan mantener altos cargos y aparentar fortaleza comprenderán que la vida es un constante 'ida y vuelta'. Hay momentos en los que lideramos y otros en los que seguimos. 

Lo crucial es mantener la honestidad y la humildad en nuestras interacciones. La sinceridad y la empatía pueden ser dos de las virtudes más poderosas para forjar relaciones significativas y constructivas en el mundo de la comunicación, el entretenimiento y las empresas. 

Este relato de hace unos meses sigue vigente y demuestra que, al final del día, somos seres humanos que buscan conexiones auténticas y enriquecedoras en un mundo en constante cambio.

Para cerrar:

Te invito a reflexionar sobre tu forma de interactuar con los demás. ¿Sos sincero o evasivo? ¿Expresas lo que piensas o lo que crees que los demás quieren oír? ¿Te comprometes y asumes la responsabilidad o buscas justificaciones?

Y sobre todo, te invito a preguntarte: ¿qué te cuesta ser sincero?


Aquí te dejo algunas recomendaciones de libros que podrían interesarte:

“Contra la Sinceridad” de Juan Cruz Ruiz: Este libro es un ensayo que busca el verdadero valor de la sinceridad, a menudo perdido entre tópicos y contradicciones. El autor redefine la sinceridad para recuperar su auténtica importancia desde el análisis de valores como la naturalidad, la bondad, el respeto, la verdad y la confianza.

(PE) CONTRA LA SINCERIDAD: UN LIBRO PARA DESCUBRIR POR QUE NO SE DEBE SER DEL TODO SINCERO | JUAN CRUZ RUIZ | Casa del Libro

"El Principito": Aunque no es un libro específicamente sobre la sinceridad en las relaciones humanas, “El Principito” destaca la importancia de la sinceridad y la transparencia en las relaciones humanas y aprende a apreciar la honestidad y la autenticidad en los demás.

¿Cuál es la moraleja de El Principito? - Cuentos Gratis

“Los siete hábitos de las personas altamente efectivas” de Stephen Covey: Este libro ofrece siete hábitos para alcanzar un alto nivel de efectividad en nuestra vida, que incluyen la proactividad, desarrollar el liderazgo, la administración del tiempo, el fortalecimiento del carácter, y la autoestima.

29 libros sobre relaciones humanas (frasesypensamientos.com.ar)

Patricia Rodríguez Alves Pereira

Secretaria en Ministerio de Economía y Finanzas, Uruguay

6mo

Federico, mencionás la empatía y el respeto como dos factores que invitan a la manifestación de la sinceridad. Y creo que ahí encontramos una de las claves sobre la ausencia de sinceridad, en todos los ámbitos y en especial, en los laborales. Lamentablemente son valores en franca devaluación y el individualismo está ganando la contienda por goleada, lo que hace que la sinceridad a estas alturas, sea casi una leyenda urbana. Asimismo, la necesidad de "figurar" en los ámbitos laborales, contribuye a un crecimiento exponencial de ese individualismo, de esa necesidad de "ser" a cualquier costo, lo que deviene inevitablemente en un ser hipócrita y deshumanizado en pos de los objetivos personales.

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