Entrevista | Alfredo González Cantautor, celebra con un conierto en Mieres sus 20 años de carrera

“Ahora tengo más experiencia, no menos ilusión, pero perdí la ingeniudad”

“Siento el cariño y el respeto de compañeros y público, sin él no llevaría 20 años en escena”

El cantautor turonés Alfredo González. | FICX

El cantautor turonés Alfredo González. | FICX / Andrés VELASCO

Andrés Velasco

Andrés Velasco

Alfredo González (Turón, 1981) cumple 20 años de carrera musical. Media vida sobre los escenarios, unas veces en solitario y otras formado parte de diversas bandas, donde se siente igual de cómodo. Atrás dejó la melena que lucía en sus primeras actuaciones. Pasó por un peinado corto, una evolución personal y musical. Ahora vuelve a sus orígenes. El “Flaco” de Turón ofrecerá hoy en Mieres (20 horas) un espectáculo junto a 20 artistas de los que se ha querido rodear para una celebración especial. Llevaba semanas con las entradas agotadas, pero una ampliación de aforo permitirá que algunas personas más puedan disfrutar en directo del concierto.

–Lleva exactamente media vida sobre los escenarios, y seguro que lo del sábado será inolvidable, pero… ¿Se acuerda de la primera vez que subió a un escenario?

–Por supuesto. Fue muy cerca de la Casa de Cultura. Fue en el café Habana, en la calle Jerónimo Ibrán. Fue un mes de junio, y por eso elegimos esta fecha. Lo que no recuerdo fue exactamente el día. Lo que sí te diría es que aquella actuación fue poco menos que catastrófica. Siempre me gusta cuidar lo que digo antes de las canciones. Llevaba unas notas con lo que iba a decir y lo que iba a leer. Iba con la guitarra, y eso que siempre fui un guitarrista bastante nefasto. Pero la sensación que me llega hasta hoy, además de que el concierto tuvo que estar realmente mal, es que algo bueno tuvo que haber ese día porque seguí. Y llegué hasta donde estoy hoy.

–¿Cómo definiría su evolución musical en estas dos décadas?

–Creo que fui perdiendo complejos a la hora de escuchar música, y a la par a la hora de componer música. Me va mucho meterme en jardines: me gustó componer un soul en asturiano, una cumbia en asturiano... Siempre en la llingua, eso sí, porque tenemos una llingua fantástica y hay que ayudarla poniéndole vestidos nuevos. Pero como le digo, perdí complejos. Al principio solo escuchaba cantautores, mucho rock. Pero ahora escucho de todo. Y creo que evolucioné tanto en letra como en música, no se si a mejor, pero evolucionar evolucioné. Y también hay una cosa que perdí: la ingenuidad. Ahora tengo más experiencia, no menos ilusión, pero sí mucha menos ingenuidad.

–¿Qué vamos a poder ver hoy?

–Casi de todo. En vez de llevar la formación habitual de batería, bajo y guitarras, voy en acústico, con un piano de cola y un trío de cuerda, que para mí es una novedad porque siempre soñé en tener arreglos de cuerda para mis canciones, y con mi fiel escudero Rubén Bada a la guitarra y a mi fiel escudera Silvia Quesada a los coros. Y veinte invitados que cantarán conmigo.

–Veinte amigos, entre los que están Andrés Suárez, Pablo Moro, Ivo Pérez, Isabel Marco, Cristina Gestido, el coro minero de Turón… ¿Le quieren mucho eh?

–No sé si me quieren o soy divertido; dicen que doy buena fiesta (risas). En realidad yo creo que nos queremos todos, nos necesitamos porque sabemos que ser músico en el Estado español es muy difícil, y lo digo porque en Francia es mucho más fácil. Aquí tenemos los prejuicios del franquismo, y cuando dices que eres músico te preguntan: ¿Pero en qué trabajas? Pero después de tantos años conoces un montón de gente que sufre lo mismo que tú y que acabas queriendo mucho. Casi en cada comunidad autónoma tengo una casa donde me puedo quedar, al igual que ellos tienen una en Asturias.

–Veinte años en los que ha tocado en solitario, pero en los que ha formado parte de muchos proyectos. ¿Mejor solo o acompañado?

–Lo que quería ser era escritor de servilletas, vamos, cantautor. Pero cuando sales de gira conoces gente, y un día apareces tocando en la banda de Fabián, después te juntas con Pablo Moro e Ivo Pérez y acabas formando “Pequeño Club Imposible”, acabas tocando en “Muñeco Vudú”, haces un disco con Silvia Quesada y formas parte de su banda, y lo último, pues conoces a Isabel Marco y acabas tocando con ella un montón. Me encanta ser un actor secundario, cada vez más. Disfruto tocando las canciones de otros en el escenario. Pero por otra parte sería estúpido decir que no tengo vanidad, y también te mentiría si te dijera que no me apetece salir a cantar cosas que yo escribí en una servilleta en un bar, o en el salón de mi casa, y que no son más que demonios que en cuanto pasan a formar parte del público parece que se pierden un poco más.

–¿Cuál ha sido el momento más especial de su carrera?

–De estos veinte años son muchísimos momentos. Te voy a decir dos: uno en solitario y otro en compañía. En solitario, me quedo con la primera vez que toqué en el “Libertad 8” de Madrid, el templo de los cantautores. Fue tremendamente especial, ahora es como mi casa, pero la primera vez que toqué allí fue increíble. En conjunto, cuando celebré en Villaviciosa el Día de Asturies, hice un concierto que se llamó “10 finales”, porque se cumplían 10 años del primer disco, y vino Nacho Vegas, Rubén Pozo y otros invitados y fue también un momento especial.

–¿Siente el cariño del público?

–Siento el cariño, pero especialmente el respeto. Soy alguien que trabaja mucho las canciones, y todo el que me conoce lo sabe. Y siento el respeto de los compañeros y también del público. No llevaría 20 años sino considerara que un poco de eso tengo.

–Una curiosidad. Viendo el nivel de los cantautores españoles, ¿piensa que la canción de autor en España está maltratada?

–Hubo épocas. Cuando yo empezaba a escuchar, hacia 1995, salían Javier Álvarez, Pedro Guerra, Ismael Serrano o Jorge Dréxler... Fue una época muy buena. Pero incluso aquello se perdió. Luego hubo una época que no éramos cantautores, sino que éramos “song writers”. A día de hoy hay una nueva hornada de muy buenos cantautores. Y muchos de ellos estarían más arriba de no ser porque ahora se hace mucho ruido y poca música, y Spotify o Youtube lo fomenta.

–Además de componer canciones, también se ha animado con la poesía. Creo que prepara algo nuevo en este campo.

–Me lo estoy tomando con bastante calma. Pero sí que tengo una idea en esa realidad. Es ofensivo que yo diga esto porque creo que no tengo la calidad suficiente. Quiero escribir algún poema en asturiano. Tengo formación, pero no la suficiente. Aunque tengo buenos amigos que me van a saber guiar. Quiero poder decir que publiqué un libro en la mío llingua. Ahora estamos en un momento de pujanza absoluta, a punto de conseguir la oficialidad, y creo que ese pequeño grano de arena tiene que llegar.

–Es usted muy de las Cuencas, ¿cómo ve el futuro por estas comarcas?

–Considerando que nos vendieron el futuro en unos despachos, regular. Pero creo que tengo que ser optimista. Si fuera por demografía, estamos jodidos. Pero me gustaría pensar que se están dando pasos para que la gente vaya a vivir a la zona rural, que se gaste menos combustible y se coja el tren y el autobús... Hay que volver a los pueblos, y a lo mejor tengo esperanza de que pueda ocurrir. Pero necesitamos apoyo. Siempre fui muy catastrofista, ser de Turón y ser catastrofista van muy de la mano. Pero ahora hay que ser positivos, vamos a pensar que tenemos tiempo y vamos a mejorar. Yo amenazo con volver.

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