Celebramos el ochenta cumpleaños de Julio Iglesias buceando en sus piscinas (y en su imperio inmobiliario)
No necesita presentación. El mes de julio palidece cuando se menciona su nombre porque Julio Iglesias no necesita apellidos para que todo el mundo sepa de quién estamos hablando. Ochenta años conquistando al mundo con melodías que ya forman parte de la historia colectiva de nuestro país (y de medio mundo), ochenta años deslumbrando con su moreno impecable y su perfil derecho, y sobre todo, ochenta años de descaro y un carisma arrebatador que se aprecian también en las nuevas generaciones de la familia. Su éxito se mide, como siempre se ha hecho, en inmuebles: a más metros, más helipuertos y más bahías privadas, mayor es su triunfo. Por eso, para celebrar su cumpleaños, en AD repasamos todas las propiedades de su vida.
Los setenta en el sur
Antes de este torbellino de alabanzas hay que remontarse a los comienzos, también arquitectónicos. En los setenta, Julio ya se había convertido en una figura emergente gracias a sus dos éxitos de la época dorada de los certámenes musicales, había ganado el Festival de Benidorm con La vida sigue igual y quedó el cuarto en Eurovisión con Gwendolyne. Una estrella que ya mostraba sus personalísimos tics: se ponía la mano en el estómago y se plantaba en el escenario con su sonrisa inmaculada y su característico esmoquin. ¿Y en la intimidad de su hogar? El precursor del minimalismo tropical se dejaba llevar por el mimbre y el mueble castellano en sus casas de Torremolinos o Cádiz. Ya por aquel entonces, Julio era un visionario.
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Nueva vida en Miami
Obviamente, todas sus casas tenían algo fundamental, una piscina, lugar donde él reflexiona, juega con sus hijos e, intuimos, responde a dudas existenciales como si mostrar o no su lado izquierdo. Pero en 1978, se divorciaba y comenzaba su exilio en Miami.
Según la lista Forbes del año pasado, el patrimonio de Julio Iglesias ronda los 700 millones de euros. Una parte de ellos están invertidos en Indian Creek, la isla-búnker de Miami para millonarios. En 2020, Julio vendió una parcela de 2.9 hectáreas con playa privada a Ivanka Trump por 26 millones de euros. La edición estadounidense de AD publicó en 1984 un reportaje dedicado al paraíso cercano a Miami Beach de Julio, una colección de estancias en crema, mesas lacadas, una piscina (por supuesto) de ensueño y una única condición impuesta a Jaime Parladé y Mario Connio, encargados del interiorismo: “quiero poder quedarme dormido en cualquiera de las habitaciones.”
Miranda lo cambia todo
En los noventa, Julio volvió a encontrar el amor con Miranda Rijnsburger y, con todo lo aprendido en Miami juntos han construido increíbles hogares. Ella ha dado el toque country a todas las mansiones con su pasión por la hípica que ha trasladado a sus hijas. Si bien Julio era de helipuerto o pista de aterrizaje para su jet privado, Miranda es más ecuestre. Apoyamos a Miranda, el caballo es sostenible. Sus hijas, las gemelas Victoria y Cristina, nos han facilitado mucho la vida para saber dónde se mueve la familia, enseñándonos esos rincones que tú no tienes, tengas el dinero que tengas, solo Julio y su familia tienen el poder. Hey, no vayas presumiendo por ahí.
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Las Cuatro Lunas, el paraíso en Ojén
Si hay un lugar donde escapa la familia cada verano este es Ojén, en Marbella, pero no la Marbella que conoces, otra silenciosa, discreta y maximalista en extensiones, que no en oros. Allí tiene la mansión conocida como Las Cuatro Lunas, con dos helipuertos, una suite de más de 400 metros cuadrados (esto simplemente se nos escapa a la imaginación), siete habitaciones y ocho baños. Una descripción únicamente de la casa principal.
Pero además están los caballos, con los que la familia Iglesias dan largos paseos, a Julio le hemos visto posar con ellos en el pasado, pero no montar, sus hijas, en cambio, son unas consolidadas amazonas que a menudo recorren las 450 hectáreas de la finca. Por cierto, la propiedad, que está a la venta por 145 millones de euros, acogió este verano, según publicaba la revista ¡HOLA!, a otra amazona experimentada: Ivanka Trump.
