“¡Aquí la vamos a liar!” Llamadas colapsadas, tirones del pelo y ‘niñas histéricas’: 1985, el año que lo cambió todo para Hombres G

Publicamos en primicia un adelanto de 'Nunca hemos sido los guapos del barrio' (Plaza Janés), la biografía oficial de Hombres G.

Posado de Hombres G en los años ochenta.

Gtres

David, Dani, Javi y Rafa han tenido, como cualquier hijo de vecino, años inolvidables a nivel personal y profesional, pero hay uno que deberían tatuar en dorado en su biografía: 1985, el año que marca el antes y el después. Hombres G entró en aquella primavera en las radios comerciales como un elefante en una cacharrería en mitad de crooners consagrados, folclóricas y estrellas internacionales, poniendo patas arriba el panorama musical de los grupos de pop-rock en español a base de polvos pica pica con una identidad propia: música sencilla, agradable, alegre, fresca, romántica y con magníficas melodías que con el tiempo irán ligadas a los mejores años de millones de personas. El éxito fulminante enloqueció a las fans, dejó perpleja a la industria, descolocó a la crítica, acostumbrada al éxito más moderado de los grupos emergentes de la movida, y afiló las navajas de ese sanedrín sectario tan típicamente español de pontífices de la progresía que ni estaban con la banda ni se les esperaba.

DIEZ CANCIONES PARA LA HISTORIA

La primera tarea que había que concretar con el disco en marcha era elegir a las personas que se iban a involucrar en la incipiente carrera . Pedro Caballero se convirtió en el primer mánager con su empresa Rock Conexión. Con él llegó el primer road manager, Martín el Francés, al que tanta manía tenían por echarlos del local de Elkin y Nelson y cuyo Renault 5 Copa Turbo habían llenado de lagartijas. Las giras prometían. La segunda tarea era tomar decisiones sobre el disco . Fue cosa de ellos y sentaron un precedente que los ha acompañado siempre. Entre esas decisiones estuvo la elección del productor y del repertorio de diez canciones, ocho originales y dos versiones, que hoy son parte del legado musical universal que ha convertido a Hombres G en un grupo legendario. La tercera tarea era perfeccionar el manejo de los instrumentos. La banda de amiguetes pasaba a ser un grupo profesional.

DAVID. Teníamos claro que queríamos hacerlo con Paco Trinidad. A pesar de que ya éramos conocidos desde 1983 en la escena musical madrileña, nadie apostó en serio por nosotros y él sí. Con él hicimos la maqueta que rechazaron las discográficas y en ese momento que se nos daba la oportunidad no había mejor productor para nosotros que él. Se lo hicimos saber a Paco Martín, que no puso ninguna objeción.

DANI. Nos dijeron que había que ponerse las pilas porque aquello iba en serio, teníamos que pasar de amateurs a profesionales. Paco lo comentó en una entrevista en Cuadernos Efe Eme sobre la grabación del primer y el segundo disco, dijo que estábamos algo verdes, que a los únicos que nos veía medio preparados era a Rafa y a mí, pero que David con el bajo y Javi con la batería tenían que mejorar. Nos pusimos las pilas, teníamos claro que lo íbamos a conseguir y lo conseguimos a base de tocar y tocar, nos sobraba ilusión y repertorio del que echar mano. Nos metimos en el local de ensayo y trabajamos hasta que estuvimos listos. A partir de ahí vino el Astoria y todo lo demás.

DAVID. Tenía un mogollón de canciones. Cuando haces un primer disco te esmeras en lo mejor. En los artistas importantes el primer disco suele ser buenísimo, porque son las mejores canciones de su vida hasta ese momento. Nosotros llegamos al primer disco y nos encontramos con muchas canciones para hacer una buena selec-ción, tenía que ser espectacular, lo iban a escuchar nuestros padres y toda nuestra gente y tenían que flipar. Lo cuidamos muchísimo, elegimos las canciones con mucho mimo, las que en ese momento creíamos que eran las mejores. Queríamos meter cuantas más mejor, pero el vinilo te condicionaba. Paco decía: «No, David, el disco tiene que durar cuarenta y ocho minutos, ni un minuto más».

DANI. Teníamos más de veinticinco canciones y había que elegir diez. La cara A y la cara B debían empezar con las que conside-rábamos nuestros dos hits, la cara A con 'Venezia' y la cara B con 'Devuélveme a mi chica', que desde el principio tuvimos claro que debía ser el single. Queríamos cerrar el disco con dos baladas, pero 'Sin ti' era la única balada que teníamos y que habíamos tocado en directo. Cuando la grabamos, Javi, que es el hombre de las mil voces, como le decía Paco Trinidad, es el que silba y murmulla en el intro de la canción. La otra que elegimos fue 'No lloraré'. Nos faltaba un medio tiempo.Yo tenía una canción que originalmente se titulaba 'Rem, desconéctate', con una letra que hablaba sobre un misterioso personaje llamado Rem el Marciano de la serie 'La fuga de Logan'. A David le molaba, pero la letra no le gustaba nada, y a mí tampoco me convencía. Cuando la tocamos con la nueva letra, «Hoy hace un año, las calles frías...», ahí mismo le dije: «¡Acojonante!». Fuimos a casa de nuestro amigo Manolo Espinosa, la grabamos con el nuevo título de 'Hace un año' junto a 'No lloraré' en una maqueta para enseñársela a Paco Martín. Fueron las dos únicas canciones de la selección final inéditas hasta ese momento en nuestro repertorio en directo.

DAVID. Recuerdo que Dani me cantó aquella canción de 'Rem, desconéctate' en su cuarto de su casa en Madrid, pero efectivamente la letra no me gustaba. Lo que hice fue aprenderme los acordes y después en casa le hice la letra nueva, que es como quedó 'Hace un año'. El proceso de selección de canciones es igual a como hacemos ahora. Ahora tal vez nos tocamos más los huevos que entonces porque somos más exigentes. Las versiones las metimos porque no teníamos baladas y esas dos estaban de puta madre, le teníamos muchísimo cariño a esos dos temas, sonaban en todos nuestros guateques y lo hicimos por un motivo emocional. 'Sin ti' es el 'Reality' de Vladimir Cosma. Era el tema de amor principal de una película que se llamaba 'La Boum', popularizada en 1980 por el actor Richard Sanderson que en España tradujeron como 'La fiesta'. Javi tenía ese single. Era una historia de amor muy bonita y la canción era preciosa. 'No lloraré' es el 'I never cry' de Alice Cooper. Lo cierto es que no volvimos a hacerlo, jamás volvió a aparecer una versión de una canción que no fuera nuestra en un disco.

'Nunca hemos sido los guapos del barrio', biografía oficial de Hombres G. Editada por Plaza Janés y a la venta a partir del 12 de noviembre.

LA BROMA QUE EL DICTADOR NO ENTENDIÓ

En el repertorio estaba Matar a Castro, la canción que la dictadura cubana nunca entendió y provocó el veto a David Summers para visitar la isla. Había voces que sugerían sacar la canción. Paco Martín era una de esas voces escépticas, pero David optó por modificar la letra para que se entendiera que era una broma. No lo logró. Un crítico les acusó de hacer apología del terrorismo y no faltó quien usaba la canción para tildarles de pijos y fachas, el ingrato precio del éxito en España.

DAVID. La hice como tantas otras, por algo que vi en la revista Interviú. Siempre la leía porque mi padre la compraba. Había un artículo que se titulaba «Matar a Castro», destacado con letras grandes. Hablaba de una organización en Miami que estaba tramando un atentado contra Fidel Castro, eso fue en el 82 o el 83. Salían fotos de los tíos entrenándose, disparando, y me pareció una historia fascinante, Cuba siempre me ha parecido acojonante. Me intrigaba lo que se veía en el cine, 'El Padrino', esa parte de Cuba antes del castrismo que era una especie de casino gigante y prostíbulo de los americanos. El artículo y mi fascinación por Cuba me impulsaron para hacer la canción. Le puse el mismo título que habían puesto los tíos del Interviú. No he tenido nunca nada contra Fidel Castro, la hice de Castro como la pude haber hecho de cualquier otro dictador hijo de puta como Pinochet o Videla, cualquiera. Quería contar la historia de un atentado político perpetrado por una niña pequeña a la que le habían dado una escopeta para que pegara un tiro. Me arrepentiré toda mi vida, porque me encantaría ir a Cuba y no puedo ir por eso, soy persona non grata y estoy vetado. Me jode mucho, porque además el grupo podría haber ido a tocar a Cuba. No solo el placer de ir a Cuba, sino haber tenido un mercado. Yo lo jodí para siempre. Paco Martín me lo advirtió: «Tío, esta canción es muy fuerte, es un poco aberrante». En lugar de quitarla, que es lo que tenía que haber hecho, y que es lo que hacía cuando alguien me decía algo así, lo que hice fue atenuar un poquito la letra, suavizarla, porque la canción me gustaba mucho. Cantada parece que estás incitando a la gente a que lo maten, pero realmente no era mi intención. En Miami fue un pelotazo, vendimos veinte mil y pico copias por ella. Más tarde coincidí en un avión a México con Armando Valladares, uno de los líderes de la resistencia anticastrista. Me dijo que le gustaría contar conmigo para una conferencia en Miami y me negué, me parecía ir demasiado lejos. 'Lawrence de Arabia' es una canción de cachondeo total, muy cinematográfica, que compuse porque me encantaba la película.
Me gustaba hacer una especie de peliculitas en mis canciones, pequeñas historias. Yo las veía así, de un modo muy cinematográfico. Era muy fan de Madness y de la gente cachonda, y eso hacía yo entonces, todo cachondeo y nada de canciones de amor. Tenía esa canción escrita desde 1983. 'Dejad que las niñas se acerquen a mí' es otra canción que tenía desde el 83. Habla mucho de mi forma de ser y de mí mismo. Me gustaba 'El libro gordo de Petete', tocaba el clarinete y usaba unos zapatos tipo boogie que me molaban mucho. Me jodía cuando me decían que parecía un drogadicto con ellos, como me decía la niña con la que salía. La hemos estado tocando hasta hace muy poco. Ahí empiezo hablando de una de las cosas que más me fastidiaban en aquella época, las niñas en plan moña que cada vez que sonaba una canción saltaban diciendo: «Esta canción me recuerda cuando no sé qué y esta otra me recuerda no sé cuántos». Al final lo que hago es animar a la gente a que baile con nosotros, a que se lo pase de puta madre, que es lo que seguimos haciendo al empezar cada concierto, sin olvidar el mensaje de que las niñas se acercaran a mí porque era muy tímido y no sabía entrar. Creo que era el objetivo principal de la canción [risas].
'Vuelve a mí' es otro tema que tenía del tiempo que estaba hecho polvo porque me había dejado mi novia. El mensaje de la canción es muy obvio, aderezado con ese poco de cachondeo tan típico nuestro como la alusión al break dance tan de moda en aquel entonces que a Javi se le daba bien. Habla claramente de mi tristeza de amor. Me recuerda mucho al chalet de Dani en la sierra porque la ensayábamos allí. 'No te puedo besar' es una canción que hice a propósito para que la cantara Javi porque estaba muy enamorado de una niña que él iba a buscar al colegio. Intenté hablar un poco de cómo era su vida y a la vez de la mía, porque así era, todas las niñas iban al colegio, para verlas tenías que ir a buscarlas y para hablar había que usar el teléfono fijo, el único que había, a la hora de la comida o por la noche. Además de su enamoramiento, a Javi le apetecía mucho cantar, y lo hizo no solo en el primer disco, sino en los posteriores, ahí están 'Rita la Cantaora', 'No te puedo besar', 'El blues del camarero' o el intro de 'Venezia'.

A Javi siempre le ha encantado la ópera. No era nada raro escuchar esa música a bordo de su Mantequillo. Su portentosa garganta le permitía imitar muchas voces, entre ellas las de los grandes tenores. Tanto se prodigaba con las imitaciones que un día empezó a entonar la estrofa de Venezia y eso no solo provocó las risas de sus compañeros, sino que encendió una bombilla que acabaría por modificar la versión del single de Lollipop .

JAVI. Me puse a hacerlo con la voz impostada. Andábamos de cachondeo y medio de pedo, como siempre, y me dio por hacer la gracia y estos se descojonaban. No me acuerdo de quién fue el primero que dijo que habría que grabar eso si hacíamos un disco, pero el caso es que aquí me tienes, voy para cuarenta años repitiendo el cachondeo de aquel día.

DANI. Fue un día que íbamos los cuatro en mi Papá Pitufo a una entrevista en Radio 3. Llevábamos la radio puesta y salió un tío cantando un aria de ópera. Javi se puso a imitarlo cantando 'Venezia'. Nosotros nos descojonábamos de la risa, y fue ahí donde dijimos que molaba y que si alguna vez la volvíamos a grabar teníamos que empezar así. Fue dicho y hecho. Cuando la tocábamos en directo yo solía acompañarlo al piano para que él hiciera ese intro.

Dani dejó algunos detalles sobre estas canciones a través de la página oficial del grupo en Twitter el 30 de abril de 2020:

  • Venezia, junto con Si no te tengo a ti, es la única canción de nuestro repertorio en la que colabora una chica en los coros. Nuestro segundo single y primer número uno en la radio. Lawrence de Arabia. Nuestra influencia ska en estado puro. Sonido cien por cien HG, una letra cachonda, tema cinematográfico y un solo muy original. Esta canción es de las más viejitas, montada los primeros días de HG. Matar a Castro la llevábamos tocando en directo desde el principio y era un clásico en nuestros conciertos. Sinceramente, la producción de esta canción no reflejaba la fuerza del directo, nuestro lado más punk. Muy pocas veces la hemos vuelto a tocar. Hicimos un vídeo con estudiantes de cine del Menesiano. Por algún sitio tiene que estar. Nunca lo terminamos de ver.

Primera sesión de fotos de Hombres G. Realizada por Eduardo Mesonero a raíz del contrato que habían firmado con Lollipop y fotografiada en la primavera de 1983 en los bajos de Azca.

Eduardo Mesonero

CANTANDO BAJO LA NIEVE

Estaba previsto que la grabación del disco comenzara un mes después de la actuación en Autopista. La fecha programada en los estudios Cuarzo en Ascao era el lunes 19 de noviembre, pero aquello acabaría en un completo desastre. Los estudios TRAK de la calle Robles no tenían un hueco libre hasta enero. Paco Martín volvió a hacer la gestión de reserva de dos semanas de estudio para el lunes 7 de enero de 1985. Aquellas Navidades se tiñeron de blanco en muchos puntos de España, incluido Madrid.

DANI. Lo de Cuarzo fue surrealista. Cuando terminamos de grabar 'Venezia' el técnico de sonido borró todos los platos de Javi. Nos quedamos mirando, preguntando por qué se habían borrado, y va el tío y dice que bueno, que no pasaba nada, no se metían en el disco y arreglado, con un par de huevos. Era desesperante. Se borraban las cosas, se grababa mal. Nos reunimos en una cafetería con Paco, que también estaba muy mosqueado con lo que estaba pasando, y decidimos cambiar de estudio.

DAVID. El comienzo fue un desastre, hasta el punto de que tuvimos que abandonar el estudio porque no había manera. Cambiamos de estudio y yo acabé con los dedos llenos de ampollas. No podía grabar porque me sangraban los dedos. Recuerdo que estaba muy acomplejado, nos sentíamos inexpertos y estábamos acojonados por si Eugenio pensaba que éramos malísimos. Tocábamos y cantábamos como con miedo encima.

El ingeniero de sonido fue Eugenio Muñoz, quien recordó en el documental Fue hace 30 años la rapidez con la que se realizó todo el trabajo, improvisando cuando era necesario para tomar decisiones en el estudio sobre la marcha . El 7 de enero de 1985 empezaron las grabaciones de la batería en los estudios TRAK, que concluyeron al día siguiente bajo una nevada impresionante durante la ola de frío que asoló España en 1985.
Empezaron grabando Devuélveme a mi chica. La primera semana estaban en el estudio de diez de la mañana a ocho de la tarde, y la segunda de nueve de la noche a siete de la mañana.
El 9 de enero se grabaron los bajos y las guitarras. David no pudo tocar, porque de tanto ensayar le habían salido ampollas en los dedos y decidieron buscar a un bajista, Alberto «Piti» Gallo. El día 11 se grabaron los teclados y el fin de semana del 12 y el 13 descansaron. El lunes 14, David comenzó a grabar las voces. Algunos temas los hizo en una sola toma.
Al salir a las siete de la mañana del día siguiente contemplaron la tremenda nevada que había caído durante la noche y empezaron entre risas a hacer guerra de bolas en plena calle mientras amanecía. El martes 15, Susana Aguilar hizo los coros y Pepe el Víbora grabó el saxo tenor de Hace un año . El miércoles 16 ya se habían mezclado seis canciones y el 17 se terminó el proceso de grabación y mezcla. Con un presupuesto de alrededor de ochocientas cincuenta mil pesetas quedaba listo para salir a la luz el primer disco de Hombres G producido por Paco Trinidad. Lo celebraron descorchando una botella de champán. El 6 de febrero tuvo lugar la primera sesión de fotos, segunda que hacían para un disco después de la que habían hecho para Lollipop. Ese mismo día se realizó el corte del disco.

CON USTEDES, LOS HOMBRES G

Una de las ventajas de grabar en una compañía pequeña era poder intervenir en todas las decisiones sobre el producto. La portada iba a ser otra de ellas . Sentían cierto pudor por ver su imagen en el disco. La pasión por el cine de David resolvería el problema. Después de repasar varias opciones, se decantaron por una fotografía de El profesor chiflado, con Jerry Lewis y Stella Stevens.

DAVID. Mi padre siempre insistió en que fuera original, que nadie nos dijera lo que teníamos que hacer, y eso lo llevamos a rajatabla. Elegimos las portadas inspirándonos en las pelis, disfrutaba con esos detalles. Quise desde un principio darle ese halo cinematográfico al grupo, porque a mí me ha fascinado siempre el cine. Nunca supimos si nos estábamos equivocando, actuaba por instinto. Usaba los libros de cine de mi padre.
En el primero pedimos permiso a Cinema International Corporation para usar la portada de Jerry Lewis y nos dijeron más o menos que hiciéramos lo que nos saliera de los cojones. Nunca volvimos a pedir permiso. Stella Stevens o Jerry Lewis podían habernos dicho algo porque era su imagen, y el disco se distribuyó también en las tiendas de Estados Unidos, quién sabe si lo pudieron llegar a ver.
Esas portadas eran perfectas, porque nos daba mucha pereza hacernos fotos, era un coñazo. Buscamos una portada en la que no saliéramos y tuviera un impacto visual importante. Nunca quisimos vender nuestra imagen, no la valorábamos, y resultaba que a las chicas les gustábamos mucho, pero nosotros no sabíamos ver que teníamos ese potencial.

El disco se presentó a los medios de comunicación el 11 de marzo de 1985 en la sala Chueca de Madrid, en un sencillo evento programado para las once de la noche que tuvo a Gonzalo Garrido como maestro de ceremonias . Las invitaciones incluían un dibujo de Summers con uno de los gritos de guerra de los muchachos: «La cagaste . . . Burt Lancaster» . Allí se reunieron amigos y familiares.
El sueño estaba cumplido. Entre sus manos tenían su propio disco, en cuya cara A aparecían, por este orden: Venezia, Vuelve a mí, Dejad que las niñas se acerquen a mí, Hace un año y No lloraré; en la cara B: Devuélveme a mi chica, Matar a Castro, Lawrence de Arabia, No te puedo besar y Sin ti.
La anécdota la protagonizó Manolo Summers, que acudió con sus amigos el cineasta Luis García Berlanga y el humorista Chumy Chúmez. Summers era un tipo fornido, practicaba el boxeo y no toleraba la idiotez. Alguien molestó a Chumy tirándole chorritos de agua y salió en su defensa con vehemencia. Luego se acercó a su hijo: «Me voy, no quiero estropearos la noche».

DAVID. Le pedí a mi padre que nos echara una mano y llamara a amigos suyos conocidos, pero estando allí alguien se metió con Chumy y mi padre se lio a hostias para defenderlo. Después de la presentación del disco salimos en la radio y en la tele y de pronto hicimos ¡boom! Todo fue frenético, estábamos en una nube. Salió 'Sufre mamón', salió 'Venezia', se disparó todo, nos dieron un disco de oro, luego un disco de platino, ese tipo de cosas que le daban a Raphael y a Camilo Sesto. Que nos dieran un disco de oro nos parecía hasta gracioso. No contábamos con eso en la vida, ni lo soñábamos, lo único que pensábamos era tener en las manos y palpar nuestro propio disco, tocar en garitos, beber, ligar... De la noche a la mañana, todo cambió.

RAFA. Recuerdo el día en el que me reuní todo feliz con unos colegas a los que iba a regalarles el disco; era nuestro sueño, lo que nos hacía ilusión. «¡Pues aquí está, ya hemos hecho el disco! Además, está sonando en Los 40 Principales», les dije como quien no quiere la cosa, sin darle más importancia. En ese momento no éramos todavía conscientes de que estábamos viviendo tres meses, los que fueron de marzo a junio, que nos iban a cambiar la vida por completo. La realidad supera muchas veces las expectativas de tus sueños, y nosotros fuimos un claro ejemplo de eso.

DANI. Fue todo muy rápido, de estar en punto muerto en octubre a estar grabando en enero, en marzo empezando a sonar, en verano estábamos girando y ya éramos famosos. El 24 de octubre fuimos disco de oro con más de cincuenta mil copias vendidas. Llegamos a vender más de medio millón. Nos hicieron la entrega del disco de oro en la discoteca Pachá. Lo curioso de aquel día es que cuando nos fuimos, entre el cachondeo y el despiste nos dejamos los discos de oro olvidados en el guardarropa.

JAVI. Un día, yendo en el coche para la facultad con mis amigos, les comenté que iba a salir a la venta el disco. Les conté que había visto sacar cinco mil discos de color rosa uno detrás de otro. Aquello me parecía flipante. «¿Os imaginas que vendiéramos mil discos? Con eso ya sería la hostia, nos damos con un canto en los dientes», les dije. El disco de oro eran cincuenta mil copias, y el de platino cien mil, eso para nosotros era impensable. Luego resultó que los primeros mil los vendimos en media hora. Todavía flipo cada vez que lo recuerdo.

La semana siguiente, el 18 de marzo, surgió la oportunidad de tocar en Brihuega, en la provincia de Guadalajara. Estos bolos y los ensayos eran parte del plan para mejorar el directo y prepararse para la primera gira en verano.

RAFA. En Brihuega tocamos en un bar que era un vagón de metro. El dueño era Julián, mi jefe, un tío enrollado que tenía una pata de palo. También era dueño del pub de la calle Mayor donde me fui a pinchar después del Dalt Vila. Le llevé el disco en cuanto lo sacamos y él mismo me pedía que lo pinchara en el garito. Me ayudó mucho al principio, le pedía irme y él me cubría. Estuve hasta que ya no lo pude compatibilizar. Él mismo se dio cuenta y un día me dijo: «Toma la liquidación y céntrate en tu grupo».

EL ERROR DE APEARSE ANTES DE TIEMPO

El contrato con Hombres G le iba a acarrear graves problemas a Paco Martín con su socio Pepe Escribano, dueño de Escridiscos.

JAVI. Escribano, el dueño de Escridiscos, ya se quiso retirar en mitad de la grabación del primer disco. Me acuerdo de ver por allí en el estudio a su mujer como controlando. Le dijo a Paco Martín que éramos una mierda y que él pasaba, que le parecía que se iban a dar una hostia tremenda con nosotros y que él no estaba por la labor de invertir ni un duro en el proyecto en caso de que se necesitase. Al final abandonó Twins, se bajó del tren una estación antes de tiempo. Si se hubiera esperado a la siguiente parada habría llegado a 'Venezia'. No me imagino lo que diría ese hombre unos meses después, debió de tener la misma sensación que cuando todos tus colegas compran lotería y tú pasas y luego va y toca el gordo.

RAFA. Le dijo a Paco que estaba loco, que no teníamos ni puta idea de tocar, que en el mejor de los casos podía funcionar ese disco, pero que era imposible hacer carrera con nosotros. Paco no le escuchó, no dudó e insistió en ir para adelante con nosotros, él creía firmemente en el grupo, convencido de que sí podíamos hacer carrera y vivir mucho tiempo de la música, y de que esa primera inversión del millón de pesetas iba a ser una buena decisión. Escribano se abrió y muchas veces lo hemos hablado, que el hombre se habrá arrepentido toda su vida de aquella decisión.

Escribano se plantó, se negó a poner más dinero y vendió su parte. El éxito fulgurante del disco fue un arma de doble filo para Producciones Twins. Cuando se agotaron las cinco mil copias de la inversión inicial en un santiamén y la demanda se disparó, vino el gran problema. No había liquidez, al ser una empresa nueva nadie les fiaba, los pagos debían ser por adelantado, mientras que el dinero de las ventas se recibía mínimo a ciento veinte días vista.
Paco no se arrugó. Decidió seguir adelante e hipotecó su casa. Le propuso el negocio a Pedro Caballero, que dijo que sí, al tiempo que se comprometía a ejercer de mánager de Hombres G, papeleta complicada que generaría un conflicto de intereses al tener que defender a las dos partes. Le compró su parte a Escribano y dejó a Paco Martín con un 51 por ciento de las acciones:

  • El grupo se hacía cada vez más popular y las ventas empezaron a causar un problema a la compañía, que aún no era miembro de AFYVE y tenía que pagar a la SGAE y a la fábrica siempre por adelantando. Fue tal la demanda que estuvimos cerca de tres meses sin poder servir discos por falta de presupuesto . En seis meses se habían vendido cincuenta mil copias, en un año superaba las ciento cincuenta mil. Algo insólito para un grupo prácticamente nuevo y desconocido. (Paco Martín. 'Así son Hombres G')

POR LA RADIO OIRÁS MI VOZ

En la década de los ochenta la radio comercial española en el terreno musical estaba liderada por Los 40 Principales de la Cadena SER, cuya hegemonía era indiscutible . Los 40 nacieron en 1966 como un programa de Radio Madrid y acabó convirtiéndose en la cadena temática pionera en España.
Triunfar en Los 40 era hacerlo en términos absolutos. Luis Vaquero era uno de los disc jockey más conocidos de la emisora central en los míticos estudios de la Gran Vía de Madrid . Él fue uno de los primeros en detectar el nuevo fenómeno antes de su explosión definitiva. En los turnos que hacía de madrugada, siendo como era la única cadena que emitía entonces las veinticuatro horas, empezó a recibir infinidad de llamadas pidiendo la canción que unas veces llamaban «la de los polvos pica-pica» y otras «la de sufre mamón», jamás por su título original. Perplejo, investigó y dio con el grupo gracias a Gonzalo Garrido, uniéndose al entusiasmo de este de ser uno de los locutores que apoyó e impulsó al grupo.

RAFA. Hicimos mucha amistad con Luis, nos contaba el colapso de llamadas de la gente solicitando nuestra música, decía que nadie recordaba allí nada igual. Una vez más, Gonzalo Garrido nos echó una mano, él fue quien lo puso en contacto con nosotros y creo que gracias a él consiguió la maqueta. Era tal la expecta-ción que había con nosotros que un día nos llevó para una entrevista y fue la locura, y esto antes de que el disco pegara fuerte en Los 40. Después, cuando pegamos, decía que los Pecos y Tequila habían sido la leche en los setenta, habían llenado el Parque de Atracciones, pero que lo nuestro era mucho más fuerte.

DAVID. Luis Vaquero acabó siendo una persona de confianza más, al que de vez en cuando me encuentro y recordamos estos viejos tiempos. Era uno de esos tantos amigos nuestros de la radio al que podía llamar y decirle: «Oye, que voy a ir un momento a verte». A veces nos presentábamos los cuatro en su programa sin avisar ni nada, con un pedo de puta madre, y montábamos un pollo de cojones. Él se acuerda mucho de eso y le hace mucha gracia. Alucinaba porque nosotros no éramos aquella historia de que la compañía te ha concertado una entrevista y hay que estar mañana a tal hora, no, nosotros nos presentábamos así, sin más. Íbamos porque nos apetecía ir a verlo. El tío ponía nuestras canciones, nos descojonábamos con él un rato y luego nos íbamos para casa. Desde luego, una vez que triunfamos en la FM de la SER se notó un huevo. Ellos llegaban a muchísima gente.

En la segunda semana de mayo, el single de Venezia logró el primer número uno del grupo en Los 40 Principales. La voz de David Summers y la música de los Hombres G se escuchaban por todos lados . El martes 7 de mayo grabaron su primera actuación en el programa Tocata, otro bautismo necesario de todo artista que te catapultaba a la fama en una época en la que solo existía un canal de televisión. Sin la radio y la televisión no se era nada.
En octubre de 1983 Tocata había tomado el relevo en RTVE a Aplauso, otro mítico espacio que había llegado a su fin en enero de ese mismo año, poco después de haber servido a David y a Javi de cruce de caminos con Rafa en 1982. A diferencia de su antecesor, Tocata se enfocaba en un segmento de audiencia más específico, para el público entre los quince y los veinticinco años. Era el escaparate comercial perfecto y necesario. José Antonio Abellán, un periodista procedente de Los 40, era el presentador principal junto con Ana Arce y Silvia Abrisqueta. Los introdujo como cuatro chicos que estaban arrasando con una canción y los presentó como «Hombres G, los reyes de los polvos pica-pica» . Las estrellas de la radio llegaban a la televisión.
Grabaron los dos temas que ya se sabía media España: Devuélveme a mi chica y Venezia. Lo más impactante de su primera aparición en televisión fueron sus pintas. El público se quedó desconcertado al ver a cuatro chicos normales y corrientes. Nada de estilismo sofisticado, ni peinados extraños, ni disfraces. Nadie había acertado en el imaginario previo que se había hecho. Cuatro chicos cantando en un escenario del mismo modo que podían estar asistiendo a clase. Se trataba de la normalidad como sello distintivo de la originalidad, una curiosa paradoja. Eso acabó de atrapar al país y aumentó su velocidad de escalada a la cima.
Después del programa y el éxito de la radio, todo se desbordó: el disco multiplicó sus ventas y salieron ofertas para bolos en el verano. La fama ya estaba ahí y había llegado para quedarse.

El 10 de octubre de 1985 realizaron una segunda grabación en Tocata, justo dos semanas antes de recibir el disco de oro. El programa se emitió el 6 de noviembre. Manolo Fraga, de Radio Galicia Santiago, fue el encargado de introducir al grupo: «Ha sido a todas luces el grupo del verano por el éxito de sus dos singles, las altas ventas de su álbum y la larga gira por toda la geografía española». Les llamó «los nuevos monstruos de la música española» y anunció el tercer sencillo del disco, Dejad que las niñas se acerquen a mí, que junto a Lawrence de Arabia fueron las dos canciones que interpretaron en esta segunda aparición televisiva. El público cantó y bailó con ellos. El toque gracioso, gamberro y medio majara marca de la casa apareció al final de la primera canción, con Rafa sentado en la batería y Javi con la guitarra. La sencillez en la manera de vestirse y su puesta en escena volvió a ser la misma . Unas camisetas, una camisa, camisa sobre camiseta en el caso de David y pantalones vaqueros. David habló de ello en la pequeña entrevista entre un tema y otro: «Me imagino que la clave de nuestro éxito es la sencillez».

DANI. Fue salir en la tele y hacernos famosos en un momento. El día antes de ir a Tocata no nos conocía nadie, y al día siguiente ya éramos la leche, todo el mundo nos reconocía: «Oye, vosotros sois los de los polvos pica-pica». El disco había salido el 11 de marzo y no pasó nada, pero cuando empezó a pegar en la radio, y sobre todo cuando hicimos la primera tele, ahí todo se disparó. Nunca nos había visto España, solo nos conocían algo en Madrid. Después de ver a cuatro chavalines distintos por ser normales, que parece en sí una contradicción, el disco se disparó en ventas.

DAVID. Entonces salir en la televisión era clave, como lo fue para nosotros, no como ahora, que no es tan relevante. Desde que abandonamos Los Residuos fuimos un grupo completamente carente de una imagen o una etiqueta. Vamos con una camiseta de diez euros, un vaquero y unas zapatillas blancas o de deporte, desde los ochenta hasta hoy. No tengo nada en contra de los pijos, pero nunca entendí aquella estupidez ridícula de etiquetarnos de pijos. Nosotros salimos al escenario con la camiseta que que-da limpia. Si las demás están sucias y me queda solo una limpia, esa es la que me pongo. Nunca hemos tenido un estilista, ni nadie que nos doble la ropa y nos la ponga encima de la cama. La mayoría de los artistas lo tienen, y me parece respetable, muchos de ellos son amigos míos con un flight case lleno de chaquetas, camisas y zapatos para los conciertos. Yo no he tenido eso en la puta vida. Yo hago la maleta en casa, meto las camisetas y los vaqueros que creo que me van a quedar mejor, las más cómodas y más frescas, sobre todo frescas, porque se pasa mucho calor en el escenario. A Rafa le gusta la ropa, pero Javi, Dani y yo para nada. A Javi llevo viéndolo con una camiseta negra y un pantalón negro veinticinco años seguidos.

DEL ASTORIA A LA ETERNIDAD

El jueves 30 de mayo Joaquín Prat entrevistó a los Hombres G en el magazine de la mañana de onda media de la SER . El grupo anunció su presentación ante el público de Madrid ese mismo sábado, 1 de junio de 1985, en la sala Astoria. Un día antes, el viernes 31, se subieron a la furgoneta con el Francés como road manager. El destino era la sala Morasol Costa, en El Campello, Alicante, otrora el mítico Gallo Rojo de los años setenta, por donde pasaron figuras legendarias de la canción española como Julio Iglesias, Camilo Sesto, Raphael o Nino Bravo. Iban a actuar como teloneros de Los Elegantes.

JAVI. Éramos los teloneros, pero el pollo lo montamos nosotros. La gente coreaba nuestras canciones, se lo pasaba de puta madre, y cuando salieron Los Elegantes todo el mundo se quedó de lo más soso. La verdad es que nosotros flipamos bastante, el sitio estaba lleno, no teníamos ni puta idea de que fuéramos ya tan famosos en Alicante, la gente enloquecía con nuestras canciones, ¡se las sabían! Eso era la hostia para nosotros.
Pedro Caballero se quedó con la copla y la segunda vez que tocamos con ellos nos puso a nosotros detrás, de cierre del con-cierto, para que no se pirase la gente. Después del bolo nos quedamos allí de fiesta con un pedo de puta madre. Cuando regresábamos en la furgoneta llevábamos dos palmeras y una castaña considerable. Recuerdo salir de la sala y arrancar dos hojas de palmera de dos metros. Las sacábamos por las ventanillas a ambos lados de la furgoneta haciendo bromas, como si fueran alas, gritando a nuestro paso por el paseo marítimo de Alicante que la furgoneta iba a despegar. Cuando llegamos a Madrid estábamos muertos y resultaba que había que tocar otra vez esa misma noche.

DAVID. Cuando el disco arrancó empezaron a llamar para hacer bolos. Las dos primeras llamadas fueron para Campello y el Asto-ria. La Morasol era una discoteca de verano sin techo. Estaba detrás de una tapia, todo era al aire libre. Era muy agradable, porque había un escenario construido con un aire ibicenco, con palmeritas y un estilo tropical. Se habían hecho en construcción bancos con cojincitos, zonas para estar, una pista de baile, una discoteca muy chula, muy bonita. Tocamos dos o tres veces más ahí después.
Hasta ese momento habíamos tocado solamente en salas y bares de Madrid y lo más lejos que habíamos ido había sido a Brihuega. En aquella época, todos los días al acabar de tocar nos emborrachábamos, seguíamos con ese mismo chip de fiesta y claro, así pasó. Fuimos a Campello y después del concierto pillamos una borrachera en la playa sin ser conscientes de que al día siguiente teníamos otro bolo. Íbamos muertos en la furgoneta.

RAFA. Había que ver las pintas que llevábamos en la furgoneta cuando llegamos a Madrid a la hora de comer. Los cuatro íbamos con las bermudas y estaba cayendo una lluvia impresionante. La idea era irnos directos al Astoria a probar sonido, pero nos perdimos a la entrada de Madrid y además de eso reventamos una rueda contra la acera en un mal giro. Pinchamos justo en el Puente de Segovia. Tuvimos que bajarnos los cinco, diluviando, y ponernos a cambiar la rueda. Menudo cuadro, ahí estábamos los cuatro y el Francés con los bañadores empapándonos para cambiar la puta rueda.

DANI. Conduje la furgoneta desde Albacete, porque el Francés iba hecho polvo y se quedó sobado. Al llegar a Madrid, en una rotonda, le pegué al bordillo y se jodió una rueda. Estábamos apenas a un kilómetro de la sala, pero diluviaba. Ahí nos ves a los cuatro con el Francés agobiados cambiando la rueda y empapándonos, diciendo que no íbamos a llegar a la prueba de sonido. Llegamos calados a la prueba. David después se fue a su casa a ducharse, pero nosotros nos quedamos. Nuestro amigo Blas le trajo desde su casa. Nuestros amigos prepararon unas palmeras hechas a mano para decorar el escenario. Lo hicieron con lo que pillaron, maderas y cartones que encontraron por ahí, las pintaron y las adecentaron. Se pasaron el día anterior haciendo todo eso en casa y luego colocaron las palmeras para decorar el escenario.

JAVI. Lo de las palmeras venía de nuestra tradición de irnos muchas vacaciones de Semana Santa a Benidorm. Nos daba por ponernos camisas de palmeras de estilo tropical. En Benidorm lo pasábamos de puta madre. Una vez acabamos en el calabozo durante una borrachera por mear en la calle, en un callejón, porque estábamos a reventar de la cerveza que habíamos bebido. Nos vio un policía, llegó un furgón, nos metieron a todos y nos llevaron a un calabozo con rejas y todo. Ahí estábamos toda la panda del Parque, Marcial, mi hermano, Blas y Chicho, un amigo que estaba en primero de Derecho que les montó el pollo diciendo que era abogado y que se les iba a caer el pelo. Casi se lleva dos bofetones. Lo dejaron todo el día ahí. A nosotros nos soltaron de madrugada, pero él no salió hasta el día siguiente por tocarles los cojones. Les cogimos un cariño enorme a las palmeras, eso les inspiró para el día del concierto, pensaron incluso en ir cada uno con su camisa de palmeras.

DAVID. Llegué en mi Exorcito al concierto con mi amigo Blas. Entramos por la puerta principal, el portero nos paró y no nos quería dejar pasar. Estaba tan hecho polvo que entré al camerino, me tumbé en una especie de camita tipo sofá que había y me quedé frito; no había dormido nada en toda la noche. Cuando me desperté eran como las nueve y media.
De pronto me despierto y empiezo a escuchar una bulla terrible. Me levanto, me acerco hasta la zona del escenario y veo el sitio petado hasta arriba, la gente gritando enloquecida. Dije: «¡Hostia, aquí la vamos a liar!».
Recuerdo que había quedado con mi novia en la puerta, afuera, la iban a acercar sus padres. Habíamos quedado en que yo la recogía en la puerta y entraría conmigo. Se había colgado el «No hay billetes» como en los toros. Recogerla fue una odisea, casi me arrancan la camisa las niñas tirándome del pelo. Más que cola, lo que había era una aglomeración en torno a las puertas.
El Astoria era un teatro, era un antiguo cine reconvertido en sala con varias puertas delante de las cuales había una multitud intentando entrar. En la sala cabrían como mucho dos mil personas. Era la primera vez en mi vida que me pasaba una cosa así, porque salí a recoger a mi novia pasando entre el público, como siempre hacía. Aquello que hacíamos en Rock-Ola, cuando le decías al de al lado: «Oye, déjame pasar que tengo que subir al escenario a tocar», ya era historia. Apenas pudimos llegar hasta los camerinos, la gente me cogía, las niñas histéricas, mi novia decía: «Pero ¿esto qué es?».
Cuando salimos el flipe fue total, todo el mundo cantaba todo el disco nuevo a coro. En ese momento pensé: «¡Coño! Aquí está pasando algo importante». Antes miraba al público y siempre veía a la pandilla, a mis primos, pero de repente miraba una sala atestada de gente que no conocía de nada. Fue el despegue, ese verano hicimos más de sesenta conciertos. El 1 de junio de 1985 fue el primer día del resto de nuestras vidas.