ENTREVISTA

ORLAN: “Le deseo una larga vida a todo el mundo, pero hay que saber que vivir mucho supone también sufrir mucho”

La creadora francesa, una de las artistas más influyentes del panorama internacional, protagoniza la muestra ‘Esta es mi historia… del arte’ en el marco de PHotoESPAÑA 2023
Retrato de la artista francesa ORLAN
La artista francesa Orlan, en una sesión de fotos de febrero de 2023.JOEL SAGET/Getty Images

Le otorga a cada palabra la dicción, el impulso y la densidad que merece. Tanto es así, que incluso la periodista, con su torpe francés de instituto, es capaz de seguir el discurso en términos generales. Con esa contundencia que caracteriza su presencia en el espacio y en el tiempo, ORLAN (Saint-Étienne, 1947), una de las artistas multidisciplinares más destacadas de la agenda expositiva de PHotoESPAÑA 2023, se empeña en repetir una y otra vez ante los medios que su nombre debe ser escrito en mayúsculas porque se resiste “a ser encasillada”. A finales de mayo, coincidiendo con la inauguración de la muestra que protagoniza en el madrileño Círculo de Bellas Artes, Esta es mi historia… del arte, la creadora de fama internacional visitó Madrid y concedió un buen número de entrevistas. Entre ellas, a esta cabecera, con quien comenzó reflexionando sobre unas declaraciones de su colega Marina Abramović –también presente en el citado certámen anual dedicado a la fotografía y las artes visuales–. La serbia le había comentado a Vogue España en una charla de marzo de 2022 que, tal como decía su propia abuela, la vida solo empieza a ser interesante a partir de los 70.

“Creo que toda la vida es interesante en la medida en que cada uno la convierte en algo interesante –responde al respecto ORLAN–. Cada etapa tiene sus necesidades. La construcción y la experiencia van avanzando, cada vez se tiene más información y, cuanta más información, más memoria. Lo que te permite transmitir un mensaje más apasionante que refleje el tesoro que albergas”. En un tono de entrada mucho más irónico, sobre la cuestión de la persecución de longevidad, añade: “He hecho una petición contra la muerte. Así que espero que todo el mundo la firme. Y si todo el mundo la firma, puede que tengamos una oportunidad (risas). Le deseo una larga vida a todo el mundo, pero hay que saber también que vivir mucho supone sufrir mucho y estar dispuesto a aceptar la pérdida tanto física como intelectual, que es algo de un sadismo y una violencia terrible”.

‘Tableaux vivants, ORLAN en grande Odalisque d'Ingres (1977)’.ORLAN / Ceysson & Bénétière / VEGAP, MADRID, 2023

Las reflexiones de ORLAN ante una misma pregunta tienden a extenderse durante varios minutos, por lo que la conversación, ahora vinculada a sus extenuantes (y autoimpuestas) rutinas laborales, aún da para bastante más. “Tengo cuidado con lo que como y actualmente ya no bebo alcohol, pero soy perfectamente consciente de que la longevidad no puede extenderse sine díe. Digo muy a menudo que el arte nos sirve para no morir de realidad, así que lo que hago es trabajar sin cesar. Trabajo por la noche, el fin de semana… tendría que recibir clases para aprender a irme de vacaciones. Así que llevo una vida en tensión, una vida con mucho estrés, una vida con muchísimos viajes para inaugurar exposiciones o firmar libros. También hace falta tiempo para crear, porque está el trabajo del artista y luego está el trabajo de ser secretario y representante de uno mismo”, ahonda con humor.

Ese ímpetu sobrecogedor del que hace gala en su discurso se pone también de manifiesto en la exposición que ha orquestado para PHotoESPAÑA, Esta es mi historia… del arte. La muestra, que se podrá visitar hasta el 3 de septiembre, propone un recorrido por distintas etapas de la práctica fotográfica de la francesa: de sus primeras obras de los años 60 a la revisión de Picasso que desarrolla en la serie de las 12 Autohibridaciones entre mujeres. Weeping Women Are Angry –un conjunto de collages que parten de los retratos de Dora Maar llorando firmados por el artista malagueño–. “Lejos de juzgar al pintor o su modelo, ORLAN se dirige con este proyecto a las mujeres contemporáneas, animándolas a emanciparse y a dejar de ser objetos para convertirse en sujetos”, aclaran los carteles expositivos.

‘Self-hybridation entre femmes. Les Femmes qui pleurent sont en colère n°10’ORLAN / Ceysson & Bénétière &  GALERÍA ROCIO SANTA CRUZ / VEGAP, MADRID, 2023

Lo cierto es que la francesa ha tratado siempre de desafiar el status quo tanto artístico como social, cuestionando los cánones de belleza establecidos y los imperativos políticos que se ciernen –de manera violenta, en determinados contextos– sobre el cuerpo femenino. “He estado luchando toda la vida, junto a muchas de mis compañeras, para que las mujeres tuvieran un lugar en el arte. Y sí, ha habido ciertos progresos, pero también hay muchos pasos hacia atrás. Uno de los ejemplos más clamorosos es el de Alice Guy-Blaché, una pionera realizadora y productora de finales del XIX y comienzos del XX que ha trabajado al más alto nivel, pero casi nadie la conoce y hasta hace nada no se la mencionaba en los tratados de historia del cine. Me parece una injusticia total”, sentencia. Luego, elevando el tono y el contenido de la disertación cada vez más, remata: “Abogo por que se supriman todas las religiones, porque todas han sido hechas con el objetivo de perpetuar el patriarcado y la misoginia”.

Una muestra de la irreverencia radical de sus planteamientos se encuentra en su concepto de ‘arte carnal’ y la serie de intervenciones quirúrgicas a las que se sometió, a modo de performances retransmitidas en directo por satélite, entre 1990 y 1993. En una de estas ‘piezas’, la artista pidió que le pusieran en las sienes los implantes que normalmente se utilizan para elevar los pómulos, obteniendo así dos protuberancias faciales que, a partir de entonces, se convertirían en una de sus señas de identidad estética. Lo que, a su vez, puso el nombre de ORLÁN en el foco del debate mediático. “Buscaba alejarme del ideal de belleza y mostrar una imagen de horror, de monstruosidad y de lo indeseable”, comenta.

Sin embargo, también entiende la ironía que supone que, con el paso del tiempo, estos bultos parezcan haber contribuido a aumentar su atractivo y su apariencia juvenil. “Lo que pasa es que la gente ya no se acuerda, cuando me hice los implantes, del rechazo que esto generó. Todo el mundo decía que qué horror, que qué ridiculez, que si estaba loca. Así que, a día de hoy, lo considero una gran victoria. Antes hacían huir a la gente y ahora se han convertido en órganos de seducción. Son un poco como si fueran mi descapotable (risas). Lo que observo es que a la gente le cuesta mucho reconocer como bellas cosas que se supone que no lo son inicialmente. En el marco de mis operaciones siempre me he interesado también por la estética del quirófano y en todas ellas he transformado muchos de los elementos de este entorno. De hecho, todos mis asistentes y el equipo médico estaban vestidos con prendas de diseñadores como Paco RabanneIssey Miyake. Talentos que me parecían inteligentes y que trabajaban en el cuerpo para crear una segunda piel a través de la vestimenta”.

Por último, ¿qué le parece esa tendencia de gatillo fácil de tildar de ‘locura’ todo aquello que no se comprende? “Se tilda de ‘locas’ a las personas que hacen cosas nuevas cuando estas resultan molestas, es una locura que lleva hacer propuestas que no están formateadas, que se alejan de la  norma. Sería un concepto aceptable cuando va en este sentido, pero que no tiene nada que ver con la locura psíquica”, concluye.

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