'Y Dios creó a la mujer'. Fue en el filme de 1956 realizado por su marido Roger Vadim que la actriz parisina Brigitte Bardot realmente efectuó su llegada –casi desnuda, desde luego, y provocativa. Enfrentando al laqueado glamour de Hollywood, la rubia de ojos delineados, dientes separados y pelo enmarañado se convirtió rápidamente en la chica del calendario gracias a una simpleza más sensual.
Descubierta como modelo a los 14 años, fue gracias a Bardot –quien cumple 84 años el 28 de septiembre– que se acuñó el apodo “Sex Kitten” (tras sus escenas de sirena en el filme de 1957, 'La Parisienne'). En 1959, fue célebremente fotografiada como parte de la hoy icónica serie Towel Session de Sam Levin. El mismo año, la autora Simone de Beauvoir escribió el ensayo, “Brigitte Bardot y el Síndrome Lolita”, en el cual decía que la actriz, modelo y cantante merecía “ser considerada como un producto de importación tan importante como los autos Renault”. En camisetas a rayas o biquini, descalza o con bailarinas, con el pelo enmarañado y ojos manchados de kohl, Bardot se había convertido en el rostro de los franceses de espíritu libre –una rubia luminosa y despeinada por el viento que anunciaba el advenimiento de los liberadores años 60.
En 1967, Serge Gainsbourg escribió su escandalosa “Je T’aime … Moi Non Plus” para Bardot, con quien tuvo un amorío, y ese mismo año ella fue nominada para un premio BAFTA por su actuación en Viva Maria! (1965). Hasta hoy –de sus inconfundibles pañuelos alrededor de la cabeza utilizados para surcar las olas en la Riviera Francesa a su distinguido look de la Nueva Ola, con peluca negro azabache para el filme Contempt (1963) de Jean-Luc Godard– el legado de “la mujer más bella del mundo” se mantiene vivo.
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