PREMIOS OSCAR

Menos justicia poética (y más justicia real) para Kirsten Dunst

Kirsten Dunst está nominada al Oscar por ‘El poder del perro’. El camino ha sido largo, pero quienes han seguido de cerca su carrera saben cuánto lo merece. Aquí, un pequeño homenaje a una de nuestras actrices favoritas
Kirsten Dunst el poder del perro netflix oscars 2022
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Kirsten Dunst está nominada al Oscar a Mejor Actriz Secundaria. Por fin. Gracias a El poder del perro de Jane Campion. La justicia (o la validación de la Academia) ha tardado en llegar a su carrera, y lo hace al borde de su cuarenta cumpleaños. Nunca antes estuvo nominada a una estatuilla. A pesar de que lleva en un set de rodaje desde niña. A pesar de que a través de los personajes a los que ha dado vida en las últimas tres décadas se puede trazar un esbozo de nuestra memoria cinematográfica reciente.

Kirsten lo ha dado todo por descansar bajo un haz de luz de Hollywood, pero la industria es tan capaz de fabricar sueños como de aplastarlos bajo su maquinaria. Niña prodigio, niña pluriempleada, niña con una infancia entre adultos, con presiones, ambiciones y ansiedades propias de otras edades. Debutó en el cine con doce años en Entrevista con el vampiro. Desde entonces los títulos se sucedieron. Casi desde el principio de su carrera fue sexualizada por los medios de comunicación. Experimentó la amarga brecha salarial de Hollywood bajo su contrato con Marvel. Toda su inocencia, ilusión y voluntad por trabajar se apagó delante de una audiencia sentada en las butacas. Lo que emergió de ese despertar tiene mucho del paralelismo con la Ofelia de Hamlet, pintada por John Everett Millais, que trazó Lars Von Trier en su Melancolía.

Puede que el reconocimiento de la industria fuese un espectro inalcanzable para ella a causa de su belleza angelical, pero es todo lo que no tiene de angelical su belleza la que le ha llevado a cristalizar en la memoria de toda una generación de mujeres un ideal aspiracional de feminidad. Su dentadura imperfecta en un Hollywood de blanqueadísimas prótesis dentales, su mirada inteligente y callada, la manera de estar sobre una alfombra roja como quien no lo necesita, como quien se presta a hacer un favor. Pero, sobre todo, la forma en la que ha adoptado mil y un pelajes, consiguiendo la máxima capacidad de apelación al otro lado de la pantalla. Pocas como ella han conseguido encarnar el cansancio, las contradicciones y el valor invisible de esa feminidad que se suele leer con condescendencia.

Vestida de novia en la mencionada Melancolía, de animadora en Bring It On, de una María Antonieta en colores pastel bajo las órdenes de Sofía Coppola, con la boina roja en Elizabethtown, inaugurando el concepto de doble filo Manic Pixie Dream Girl, o en una gabardina, eterno uniforme de novia de superhéroe, en la saga de Spiderman protagonizada por Tobey Maguire. La interpretación de Kirsten Dunst, materializada en imágenes altamente estéticas también desde unos términos de estilo, duele en algún órgano fantasma. La ingenuidad como culpa y como carcasa en La seducción, en Las vírgenes suicidas o en La sonrisa de Mona Lisa. La feminidad con aristas y púas para la autodefensa y el riesgo de salir herida en el experimento por sobrevivir en un mundo que se escribe bajo las normas de los hombres.

Pocas están como ella en el recuerdo cariñoso de las mujeres que escriben en las redacciones de moda, y eso tiene que significar algo mucho más tangible de lo que puedo alcanzar hoy a nombrar. Ese reconocimiento que tan largamente te esquivó, Kirsten, ojalá puedas subir a recogerlo por una inmensa carrera que es imposible de olvidar, y por quienes nunca podrán olvidarla. Las que encontraron maneras de narrar su propia feminidad en los vértices y estéticas de tus personajes.

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Esta temporada de premios la alfombra roja es de Kirsten Dunst
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