Historia - Cristobal Colon
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<strong>Historia</strong><br />
Dos importantes documentos<br />
del descubrimiento de<br />
América vinculados a<br />
Traemos hoy a nuestro Boletín dos documentos<br />
del Descubrimiento de América que, entendemos,<br />
están vinculados a la <strong>Historia</strong> de Cogolludo,<br />
y uno de ellos demuestra la importancia de<br />
nuestra villa en la Edad Media. El primero es la Carta<br />
de Cristóbal Colón relatando el Descubrimiento de América<br />
(Apéndice 1). El segundo es una carta del Duque<br />
de Medinaceli al Cardenal Mendoza dando cuenta de<br />
esta hazaña, y está fechado: De la mi Villa de Cogolludo,<br />
a XIX de março (1493), el original se encuentra en<br />
el Archivo general de Simancas (Apéndice 2).<br />
Cristóbal Colón, antes de su regreso a España de su<br />
primer viaje a América, escribió una Carta para dejar<br />
constancia escrita de que había descubierto las Indias,<br />
y para que así fuese conocido su descubrimiento por<br />
todo el mundo. Es sabido que, al regreso de su primer<br />
viaje tuvo que atracar en Lisboa debido a una gran<br />
tormenta acompañada de fuerte oleaje que hacía peligrar<br />
la embarcación en la que viajaba. Sin duda alguna,<br />
decidió enviar desde esta ciudad su CARTA en<br />
previsión de que no pudiera llegar a un puerto español<br />
con garantías por el estado de la mar, y, si naufragaba,<br />
nadie tendría conocimiento de su aventura.<br />
El Duque de Medinaceli escribió, a su vez, una carta<br />
dirigida al Cardenal Mendoza, dándole cuenta de que<br />
Colón había descubierto todo lo que iba buscando.<br />
Cogolludo<br />
Por Alfonso C. Sanz Núñez<br />
Entre ambas cartas hay una correlación de fechas,<br />
y de la lectura de las mismas se deduce que el contenido<br />
de la carta de Cristóbal Colón llegó a Cogolludo<br />
antes que a los Reyes Católicos.<br />
La primera referencia escrita y documental que se<br />
conoce de la Carta de Colón comunicando los descubrimientos<br />
de su primer viaje transatlántico, aparece<br />
en el Libro de Actas Capitulares del Cabildo de<br />
la ciudad de Córdoba, en el que consta, con fecha 22<br />
de marzo del año 1493 la llegada al Concejo de una<br />
carta que envió Cristóbal Colón dando noticias del<br />
hallazgo de las Islas, en su primer viaje, y acuerdo<br />
de la ciudad mandando vestir al mensajero y darle<br />
mil maravedís para el camino.<br />
Los Reyes Católicos también se refieren en su contestación<br />
a Colón, fechada el día 30 de marzo de 1493<br />
«a las LETRAS que habían recibido del Almirante, y<br />
a la vez que se complacen del suceso de su primer<br />
viaje y le dan el trato de:... nuestro Almirante del Mar<br />
Océano, e Visorey y Gobernador de las Islas que se<br />
han descubierto en las Indias, le ruegan que vaya pronto<br />
a Barcelona, donde, a la sazón se hallaban los<br />
Monarcas, y se disponga ya a preparar la segunda<br />
expedición con gente para poblar 1 .<br />
1 Sanz, Carlos (Madrid, 1962): La Carta de Colón 15 febrero-14 marzo 1493, Gráficas<br />
Yagües, S. L., pp. 15-16.<br />
(Sociedad de amigos de Cogolludo) 25
26<br />
<strong>Historia</strong><br />
El 9 de abril del mismo año 1943, Aníbal Januarius,<br />
italiano y residente en Barcelona, escribió a su<br />
hermano, embajador del Duque de Ferrara en Milán,<br />
comunicándole extensos detalles sobre los descubrimientos<br />
de Colón, conformes en todo al texto de<br />
su CARTA, «que yo he visto» afirma Januarius 2 .<br />
La CARTA fue remitida a tres destinatarios diferentes,<br />
posiblemente para asegurarse también de que<br />
un imprevisto pudiera eliminar un único original, y<br />
estos tres destinatarios fueron Luis de Santángel, que<br />
desempeñaba el cargo de Escribano de Ración, oficio<br />
de la Casa Real de Aragón, equivalente al de Contador<br />
Mayor de la Corona de Castilla, y fue un favorecedor<br />
del descubrimiento; otro destinatario fue Gabriel<br />
Sánchez, hijo de un judío aragonés converso, que fue<br />
Tesorero General del Reino. El tercer destinatario se<br />
relata en una estrofa de una versión italiana del texto,<br />
hecha para ser cantada o recitada en festejos populares,<br />
y que dice en la estrofa 23 del poema: «questa<br />
pistola magna... de xpofano scrita a re digpagna» 3 .<br />
Sin duda, en la carta escrita desde Cogolludo por D.<br />
Luis de la Cerda, duque de Medinaceli, al Cardenal<br />
Pedro González de Mendoza, arzobispo de Toledo, el<br />
duque tiene ya conocimiento del contenido de la Carta<br />
de Colón, pues así lo indica en el punto que dice:<br />
Puede aver ocho meses que partió y agora él es<br />
venido de buelta a Lisbona y ha hallado todo lo que<br />
buscava y muy complidamente, lo cual luego yo supe.<br />
El duque sabe que Colón ha llegado a Lisboa, luego<br />
ha visto la CARTA, o bien le han hecho llegar la<br />
noticia. Y LO SABE ANTES QUE LOS REYES, pues<br />
la carta lleva fecha de 19 de marzo, fecha anterior en<br />
tres días a la entrada de la misma al Concejo, según<br />
consta en el Libro de Actas Capitulares del Cabildo de<br />
la ciudad de Córdoba al que llegó el día 22 de marzo.<br />
Recordemos que los Reyes estaban en esas fechas en<br />
Barcelona, a mucha más distancia de Lisboa o Córdoba<br />
que Cogolludo, y que las comunicaciones en esa época<br />
se hacían a través de mensajeros que se desplazaban<br />
a caballo, por lo que no es ilógico que la noticia<br />
llegue a Cogolludo antes que a Barcelona.<br />
La explicación de por qué escribe Colón al Duque,<br />
o se lo hace saber con alguien que ha hecho el camino<br />
desde Lisboa a Cogolludo, puede estar en los datos<br />
que el propio duque aporta en su epístola al Cardenal<br />
Mendoza, en la que dice: Suplico a Vuestra Señoría<br />
me quiera ayudar en ello e gelo suplique de mi par-<br />
2 Op. cit., p. 14.<br />
3 Escrita al rey de España.<br />
te, pues a mi cabsa y por yo detenerle en mi casa dos<br />
años y averle endereçado a su serviçio se ha hallado<br />
tan grande cosa como ésta...<br />
Nos está indicando que por haberlo tenido<br />
durante dos años en su casa y haberle enderezado<br />
a su servicio se ha hallado tan grande cosa como<br />
esta: el descubrimiento de América.<br />
Si el duque residía, como parece, en aquella época<br />
en Cogolludo, y Cristóbal Colón estuvo en su casa<br />
durante dos años, sin temor a equivocarnos podemos<br />
afirmar que Colón residió algún tiempo en Cogolludo<br />
en los años precedentes al descubrimiento de<br />
América. Por otra parte, tal y como afirman algunos<br />
historiadores 4 , el documento del archivo general de<br />
Simancas, es el PRIMER DOCUMENTO ESCRITO<br />
DEL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA, después<br />
de la Carta de Colón.<br />
La carta del Duque al Cardenal Mendoza es muy<br />
clarificadora en los antecedentes del descubrimiento<br />
de América, y pocos historiadores la han estudiado<br />
a fondo. En ella el Duque afirma que Colón estuvo<br />
mucho tiempo en su casa (... No sé si sabe Vuestra<br />
Señoría cómo yo tove en mi casa mucho tiempo a<br />
Cristóbal Colomo...).<br />
Estos son datos objetivos, pues están perfectamente<br />
documentados, y dejan bien claro la vinculación<br />
de Cristóbal Colón a la casa de Medinaceli y a<br />
Cogolludo, también dice que él (el duque) le quiso<br />
enviar a descubrir las Indias, pero entendió que esta<br />
era misión que debía ser impulsada por los Reyes y<br />
así se lo hizo saber a la Reina, que le mandó llamar<br />
(a Colón) y posteriormente le encargó a Alonso de<br />
Quintanilla que hiciese los preparativos para el descubrimiento<br />
(... pero como vi que hera esta empresa<br />
para la Reina, Nuestra Señora, escrevilo a Su<br />
Alteza desde Rota y respondióme que gelo enviase.<br />
Y yo gelo embié entonçes y supliqué a Su Alteza,<br />
pues yo no lo quise tentar y lo adereçava para su<br />
serviçio, que me mandase hazer merced y parte en<br />
ello, y que el cargo y descargo d’este negoçio fuese<br />
en el Puerto. Su Alteza lo reçibió y lo dio en cargo<br />
a Alonso de Quintanilla...). Por haber hecho este<br />
servicio a la Reina, encaminarle para que la hazaña<br />
la hiciese la Corona y no él (el duque) es por lo que<br />
solicita una recomendación para que le permita enviar<br />
algunas carabelas suyas a las nuevas tierras conquistadas.<br />
4 Sanz García, Ricardo (1995): Cristóbal Colón, un genio español, única tesis verdadera.<br />
Tuñón de Lara, Manuel (1986): <strong>Historia</strong> de España, editorial Labor, tomo<br />
13, textos y documentos de la América Hispánica (1492-1898).<br />
(Sociedad de amigos de Cogolludo)
<strong>Historia</strong><br />
APÉNDICE DOCUMENTAL I<br />
Carta de Cristóbal Colón relatando el descubrimiento de América<br />
Al Escribano de Ración de los Reyes Católicos/ don Luis de Santángel<br />
(Sociedad de amigos de Cogolludo) 27
28<br />
<strong>Historia</strong><br />
(Sociedad de amigos de Cogolludo)
<strong>Historia</strong><br />
(Sociedad de amigos de Cogolludo) 29
30<br />
<strong>Historia</strong><br />
Señor, porque sé que habreis placer de la grand victoria que Nuestro Señor me ha dado en mi viaje, vos escribo<br />
esta, por la cual sabreis como en ueinte 5 días pasé a las Indias 6 , con la armada que los Ilustrisimos Rey e Reina<br />
nuestros señores me dieron donde yo falle muchas Islas pobladas con gente sin número, y dellas todas he tomado<br />
posesión por sus altezas con pregón y bandera real extendida, y no me fue contradicho. A la primera que yo<br />
falle puse nombre San Salvador, a conmemoración de Su Alta Majestad, el cual maravillosamente todo esto ha<br />
dado: los Indios la llaman Guanahani. A la segunda puse nombre la isla de Santa María de Concepción; a la tercera<br />
Fernandina; a la cuarta, la Isla bella 7 ; a la quinta, la isla Juana 8 , e así a cada una un nombre nuevo.<br />
Cuando yo llegué a la Juana seguí yo de la costa della al poniente, y la fallé tan grande que pensé que sería<br />
tierra firme, la provincia de Catayo 9 ; y como no fallé así villas y lugares en la costa de la mar, salvo pequeñas<br />
poblaciones, con la que la gente de las cuales no podía haber fabla, porque luego fuian todos, andaba yo<br />
delante por el dicho camino, pensando de no errar grandes Ciudades o villas; y al cabo de muchas leguas, visto<br />
que no había innovación, y que la costa me llevaba al setentrión, de adonde mi voluntad era contraria, porque<br />
el invierno era ya encarnado, y yo tenía propósito de hacer dél al austro, y también el viento me dio adelante,<br />
determiné de no aguardar otro tiempo de adonde envié dos hombres por la tierra para saber si había rey<br />
o grandes ciudades. Andovieron tres jornadas y hallaron infinitas poblaciones pequeñas y gente sin número,<br />
mas no cosa de regimiento, por lo cual se volvieron.<br />
Yo entendía harto de otros Indios, que ya tenía tomados, como continuamente esta tierra era Isla; e así seguí<br />
la costa della al oriente ciento y siete leguas fasta donde facía fin; del cual cabo vi otra Isla al oriente distincta<br />
desta diez é ocho leguas, a la cual puse nombre la española 10 : y fui allí: y seguí la parte del setentrion, así<br />
como de la Juana, al oriente clxxviii grandes leguas, del oriente así como de la Juana, la cual y todas las otras<br />
son fortísimas en demasiado grado, y ésta en extremo: en ella hay muchos puertos en la costa de la mar sin<br />
comparación de otros que yo sepa en cristianos, y fartos ríos y buenos y grandes que es maravilla: las tierras<br />
della son altas y en ella hay muchas sierras y montañas altísimas, sin comparación de la isla de cetre-frey 11 ,<br />
todas fermosísimas, de mil fechurasy todas andables y llenas de árboles de mil maneras y altas, y parecen que<br />
llegan al cielo; y tengo por dicho que jamás pierden la foja, según lo pude comprender, que los ví tan verdes<br />
5 En el Anima o Postcriptum, figuran treinta y tres días, que es el tiempo correcto del número de días que invirtió en la travesía de ida.<br />
6 Es la primera vez que se menciona la palabra Indias. Por Indias entendían una región de la tierra que incluía parte del sureste de Asia y las islas adyacentes.<br />
7 Algunos traductores han traducido como Isabela, pero en el Diario de a bordo, según la copia extractada por el padre Bartolomé de las Casas, al referirse a este nombre, el<br />
día 19 de octubre dice: «... a la cual puse el nombre de Islabela».<br />
8 Cuba.<br />
9<br />
Colón creyó haber llegado a las islas que bordean el litoral de Asia.<br />
10 Santo Domingo.<br />
11 Traducido por Carlos Sanz por Tenerife.<br />
(Sociedad de amigos de Cogolludo)
<strong>Historia</strong><br />
y tan hermosos como lo son por mayo en España. Y dellos estaban floridos, dellos con fruto, y dellos en otro<br />
término, según es su calidad; y cantaban el ruiseñor y otros pajaricos de mil maneras en el mes de noviembre<br />
por allí donde yo andaba. Hau palmas de seis o de ocho maneras, que es admiración verlas, por la diformidad<br />
frmosa dellas, mas así como los otros árboles y frutos e yerbas: en ella hay pinares á maravilla, é hay campiñas<br />
grandísimas, é hay miel, y de muchas maneras de aves y frutas muy diversas. En las tierras hay muchas<br />
minas de metales é hay gente in estimable número.<br />
La Española es maravilla; las sierras y as montañas y las vegas y las campiñas, y las tierras tan fermosas y<br />
gruesas para plantar y sembrar, para criar ganados de todas suertes, para edificios de villas y lugares. Los puertos<br />
de la mar, aquí no habría creencia sin vista, y de los ríos muchos y grandes y buenas aguas; los mas de los<br />
cuales traen oro. En los árboles y frutos y yerbas hay grandes diferencias de aquellas de la Juana: en esta hay<br />
muchas especerías y grandes minas de oro y otros metales.<br />
La gente desta isla y de todas las otras que he fallado ni aya havido noticia, andan todos desnudos, hombres<br />
y mugeres, así como sus madres los paren; aunque algunas mugeres se cobrian un solo lugar con una foja<br />
de yerba ó una cosa de algodón que para ello hacen. Ellos no tienen fierro ni acero ni armas ni son ara 12 ello¸no<br />
porque non sea, gente bien dispuesta y de fermosa estatura, salvo que son muy te (merosos) a maravilla. No<br />
tienen otras armas salvo las a (arm) as de las cañas cuando es (tán) con la simiente, a (la) cual ponen al cabo<br />
un palillo agudo, e no osan usar de aquellas: que m (uchas) veces me (aca) eció enviar a tierra dos o tres hombres<br />
(a) alguna villa, para haber fabl (a), y salir a (ellos déllos) sn número y después que los veían llegar fuían<br />
a no aguardar padre a hijo; y esto no porque a ninguno se le haya hecho mal, antes, a todos cabo a donde<br />
yo he estado y podido haber fabla, les he dado de todo lo que tenía, asi paño como otras muchas, sin recibir<br />
por ello cosa alguna; mas son así de temerosos sin remedio. Verdad es que, después que (se) aseguran y pierden<br />
ese miedo, ellos son tanto sin engaño y tan liberales de lo que tienen, que no lo crearia sino el que lo viese.<br />
Ellos de cosa que tengan, pidiéndosela, jamás dicen que no; antes, convidan la persona con ello y muestran<br />
tanto amor que darían los corazones, y quier sea cosa de valor, quier sea de poco precio, luego por cualquier<br />
cosica de cualquiera manera que sea que se les dé, por ello son contentos.<br />
Yo defendí que se les diesen cosas tan viles como pedazos de escudillas rotas y pedazos de vidrio roto y cabos<br />
de agujetas; aunque cuando ellos esto podían llegar 13 los parecía haber la mejor joya del mundo; que se acertó<br />
haber un marinero, por una agujeta, de oro peso de dos castellano y medio; y otros, de otras cosas, que muy menos<br />
valían, mucho más. Ya por blancas nuevas daban por ellas todo cuanto tenían, aunque fuesen dos ni tres castellanos<br />
de oro, ó una arroba ó dos de algodón filado. Fasta los pedazos de los arcos rotos de las pipas tomaban, y<br />
daban lo que tenían como bestias; así que me pareció mal, e yo le defendí. Y daba yo graciosas mil cosas buenas<br />
que yo llevaba porque tomen amor; y allende desto se faran cristianos, que se inclinan al amor y servicio de sus<br />
altezas y de toda la nación castellana; é procuran de ayuntar é nos dar de las cosas que tienen en abundancia que<br />
no son necesarias. Y no conocían ninguna secta ni idolatría, salvo que todos creen que las fuerzas y el bien es en<br />
el cielo; y en tal acatamiento me recibían en todo cabo, después de haber perdido el miedo. Y esto no procede<br />
porque sean ignorantes, salvo de muy sotil ingenio, y hombres que navegan todas aquellas mares, que es maravilla<br />
la buena cuenta quellos dan de todo, salvo, porque nunca vieron gente vestida, ni semejantes navíos.<br />
Y luego que llegué a las Indias, en la primera isla que hallé, tomé por fuera alguno dellos 14 para que deprendiesen<br />
y me diesen noticia de lo que había en aquellas partes; e así fue que luego entendieron y nos a ellos,<br />
cuando por lengua o señas; y estos han aprovechado mucho; hoy en día los traigo que siempre están de propósito<br />
que vengo del cielo, por mucha conversación que hayan habido conmigo. Y estos eran los primeros a<br />
pronunciarlo adonde yo llegaba, y los otros andaban corriendo de casa en casa, y a las villas cercanas con voces<br />
altas: “Venid; venid a ver la gente del cielo”. Así todos, hombres como mugeres, después de haber el corazón<br />
seguro de nos, venían que non quedaba grande ni pequeño, y todos traían algo de comer y de beber, que daban<br />
con un amor maravilloso.<br />
Ellos tienen (en) todas las islas muchas canoas, a manera de fustas de remo: dellas mayores, dellas menores;<br />
y algunas y muchas son mayores que una fusta de diez y ocho bancos: no son tan anchas, porque son de<br />
un solo madero; mas una fusta no terná con ellas al remo, porque van que no es cosa de creer; y con estas<br />
12 En el original manejado por Carlos Sanz falta la letra «p» (para).<br />
13<br />
Así figura en el original. Traducido por llevar, según Carlos Sanz.<br />
14 En el Diario, día 14 de octubre, se lee: «de siete que yo hice tomar para los llevar y deprender nuestra fabla y bolvellos», y en una nota marginal escribe el padre Las Casas<br />
«siete personas tomó el almirante en Guanahaní».<br />
(Sociedad de amigos de Cogolludo) 31
32<br />
<strong>Historia</strong><br />
navegan todas aquellas islas, que son innumerables, y traen sus mercaderías. Algunas destas canoas he visto<br />
con setenta y ochenta hombres en ella, y cada uno con su remo.<br />
En todas estas islas non vide mucha diversidad de la fechura de la gente, ni en las costumbres, ni en la lengua,<br />
salvo que todos se entienden, que es cosa muy singular; para lo que espero qué determinarán sus altezas<br />
para la conversación dellos de nuestra santa fe, a la cual son muy dispuestos.<br />
Ya dije como yo había andado ciento siete leguas por la costa de la mar, por la derecha linea de occidente<br />
a oriente, por la Isla Juana; según el cual camino puedo decir que esta isla es mayor que Inglaterra y Escocia<br />
juntas: porque allende destas ciento siete leguas me quedan, de la parte de poniente, dos provincias que yo no<br />
he andado, la una de las cuales se llama auau, adonde nace la gente con cola 15 : las cuales provincias no pueden<br />
tener en longura menos de cincuenta o sesenta leguas; según pude entender destos Indios que yo tengo,<br />
los cuales saben todos las islas.<br />
Esta otra Española en cerco tiene más que la España toda desde <strong>Colon</strong>ia 16 por costa de mar, hasta Fuente<br />
Rabia, en Vizcaya; pues en una cuadra anduve ciento ochenta y ocho leguas por recta línea de occidente a<br />
oriente. Esta es para desear, é (vista) es para nunca dejar; en la cual puesto (que de to) das tengo toma(d)a<br />
posesión por sus altezas y todas sean mas abastadas de lo que yo sé y puedo decir, y todas las tengo por de<br />
sus altezas, cual de ellas pueden disponer como y tan cumplidamente como de los Reinos de Castilla. En esta<br />
Española, en el lugar más convenible y mejor comarca para las minas de oro y de todo trato, así de la tierra<br />
firme de acá, como de aquella de allá del Gran Can 17 adonde habrá gran trato e ganancia, he tomado posesión<br />
de una villa grande, a la cual puse nombre la Villa de Navidad; y en ella he fecho fuerza y fortaleza, que ya a<br />
estas horas estará del todo acabada, y he dejado en ella gente que basta para semejante fecho, con armas é artillería<br />
é vituallas para más de un año, y fusta y maestro de la mar en todas artes para facer otras; y grande amistad<br />
con el Rey de aquella tierra, en tanto grado que se preciaba de que me llamar y tener por hermano: é aunque<br />
e mudase la voluntad a ofender esta gente, él ni los suyos non saben que sean armas, y andan desnudos;<br />
como ya he dicho, son los más temerosos que hay en el mundo. Así que solamente la gente que allá queda es<br />
para destroir toda aquella tierra; y es isla sin peligro de sus personas sabiéndose regir.<br />
En todas esta islas me parece que todos los hombres sean contentos con una muger, y a su mayoral o Rey dan<br />
fasta veinte. Las mugeres me parece que trabajan mas que los hombres: ni he podido entender si tienen bienes<br />
propios, que me parecio ver que aquello que uno tenia todos hacían parte, en especial de las cosas comederas.<br />
En estas islas fasta aquí no he hallado hombres monstruosos como muchos pensaban; mas antes es toda gente<br />
de muy lindo acatamiento: ni son negros como en Guinea, salvo con sus cabellos correndios, y no se crían a donde<br />
hay fuerza, puesto ques di/distinta de la línea equinoccial veinte e seis grandes 18 ; en estas islas adonde hay montañas<br />
grandes ahí tenia fuerza el frío este invierno; mas ellos lo sufren por costumbre que con la ayuda de las viandas;<br />
comen con especias muchas y muy calientes en demasía; así que monstruos no he hallado, ni noticia, salvo<br />
de una isla que es aquí en la segunda a la entrada de las Yndias, que es poblada de una gente que tienen en todas<br />
as islas por muy feroces, los cuales comen carne humana. Estos tienen muchas canoas, con las cuales corren todas<br />
las islas de India (y) roban y toman cuanto pueden. Ellos no son más diformes que los otros; salvo que tienen en<br />
costumbre de traer los cabellos largos como mugeres, y usan arcos y flechas de las mismas armas de cañas, con<br />
un palillo al cabo por defecto de fierro que non tienen. Son feroces entre estos otros pueblos que son en demasiado<br />
grado cobardes; mas yo no los tengo en nada más que a los otros. Estos son aquellos que tratan con las mugeres<br />
de Metremomo 19 ques la primera isla, partiendo de España para las Indias, que se falla,en la cual non hay hombre<br />
ninguno. Ellas no usan ejercicio femenil, salvo arcos y flechas, como los sobredichos de cañas, y se arman y<br />
cobijan con planchas de launes de arambre 20 de que tienen mucho.<br />
Otra isla me seguran mayor que la Española, en que las personas non tienen ningún cabello. En esta hay<br />
oro sin cuento, y destas y de las otras traigo conmigo Indios para testimonio.<br />
En conclusión, a fablar desto solamente que se ha fecho este viage que fue así de corrida, que pueden ver<br />
15 Colón no ha visto gente con cola. Solamente da crédito a lo que le han dicho los indios.<br />
16 Según algunas interpretaciones, correspondería a Colibre, cerca de Perpiñán.<br />
17 Repite Colón su esperanza de llegar a la tierra del Gran Can, en Asia.<br />
18 Grados.<br />
19 Traducido por Carlos Sanz como Matinino. Otros autores lo hacen como «Matrimonio». Con frecuencia en el texto original se producen errores que los traductores alegan a<br />
defectos de tipografía. La explicación puede encontrarse en la dislalia que padecía Cristóbal Colón, según el libro Cristóbal Colón Castellano, o América la bien llamada, de<br />
Ricardo Sanz García.<br />
20 Cobre.<br />
(Sociedad de amigos de Cogolludo)
<strong>Historia</strong><br />
Sus altezas que yo les daré oro cuanto hobieren menester, con muy poquita ayuda que sus altezas me darán:<br />
agora especería y algodón cuanto sus altezas mandaren cargar, y almastiga cuanto mandaran cargar; é de la<br />
cual fasta hoy no se ha fallado salvo en Gracia y en la isla de Xio, y el Señorío la vende como quiere, y lignaloe<br />
cuanto mandaran cargar, y esclavos cuantos mandaran cargar, é serán de los idólatras; y creo haber fallado<br />
ruibarbo y canela, e otras mil cosas de sustancia fallaré, que habrán fallado la gente que allá dejo; porque<br />
yo no me he detenido ningún cabo, en cuanto el viento me haya dado lugar de navegar; solamente en la Villa<br />
de Navidad, en cuanto dejé asegurado y bien asentado. E a la verdad mucho más ficiera si los navíos me sirvieran<br />
como razon demandaba.<br />
Esto es harto, y eterno Dios nuestro Señor, el cual dá a todos aquellos que andan su camino victoria de cosas<br />
que parecen imposibles; y esta señaladamente fue la una; porque aunque destas tierras hayan fablado o escrito,<br />
todo va por conjetura, sin allegar de vista; salvo comprendiendo a tanto que los oyentes, los mas, escuchaban,<br />
y juzgaban mas por la fabla que por poca c(osa) dello. Así que nuestro Redentor dio esta victoria a<br />
nuestros Ilustrísimos rey e reina é a sus reinos famosos de tan alta cosa, adonde toda la cristiandad debe tomar<br />
alegría 21 y facer grandes fiestas, y dar gracias solemnes a la Santísima Trinidad, con muchas oraciones solemnes<br />
por el tanto ensalzamiento que habrán, en tornándose tantos pueblos a nuestra Santa Fé, y después por los<br />
bienes temporales que no solamente a la España, mas a todos los cristianos ternán aquí 22 refrigerio y ganancia.<br />
Esto según el fecho así en breve. Fecha en la calauera 23 , sobre la Isla de Canaria 24 a XV de Febrero Año<br />
Mil CCCCL XXXXIII.<br />
Fará lo que mandareys,<br />
El Almirante,<br />
Anima que venia dentro de la Carta 25 .<br />
Después d’esta escripto, y estando en mar de Castilla, salió tanto viento conmigo sul y dueste, que me ha fecho<br />
descargar los navíos. Pero corrí aquí en este puerto de Lisbona hoy, que fue la mayor maravilla del mundo, adonde<br />
acordé escribir a sus altezas. En todas las Indias he siempre hallado los temporales como en mayo; adonde yo<br />
fui en XXXIII días, y volví en xxviii, salvo que estas tormentas me han detenido xiii dias corriendo por esta mar.<br />
Dicen acá todos los hombres de la mar que jamás hubo tan mal invierno ni tantas pérdidas de naves.<br />
Fecha á III días de marzo.<br />
ESTA Carta envió Colón al Escribano de Ración<br />
De las Islas halladas en las Indias: Contenida A<br />
Otra de Sus Altezas 26<br />
21 Giuliano Dati compuso un poema para que fuera cantado o recitado en los festejos populares, que se celebraban en algunas ciudades italianas. Las ediciones en latín que<br />
se hicieron en el mismo año 1493, impresas en distintas ciudades europeas, muestran la cantidad de gente que se enteraron por estos medios de la noticia del descubrimiento<br />
de América.<br />
22 Este adverbio de lugar, que se repite en numerosas ocasiones a lo largo de la carta indica, según Carlos Sanz, que la carta está escrita en América, aunque en los últimos<br />
párrafos se observa una diferencia de lugar cuando dice: «la gente que yo allá dejo...».<br />
23 De nuevo aquí se pone de manifiesto la dislalia, al escribir calauera en vez de carabela.<br />
24 Según Carlos Sanz, en realidad debiera decir Santa María, una de las Azores, donde se encontraban los navegantes, según cuenta el Diario de a bordo. Se ha supuesto que<br />
debió confundirse el impresor y leer: «Canaria en vez de Santa María, que daría el manuscrito». No ha faltado algún autor que encuentre correcta la situación de Canarias,<br />
a pesar de lo que el día 15 de febrero dice el Diario: «...Después del sol, salido vieron tierra; parecíales por proa al lesnordeste algunos decían que era la isla de Madera,<br />
otros que era la roca de Sintra, en Portugal, junto a Lisboa..., el almirante por su navegación se hallaba estar con las islas de los Açores, y creía que aquella era una de<br />
ellas; los pilotos y marineros se hallaban ya en tierras de Castilla». En dos notas marginales del padre Las Casas en el mismo Diario se lee: «esta tierra es la isla de Santa<br />
María de las Açores» y «el almirante andava muy ciero en lo que avia andado, y los pilotos y marineros erraban...». Continúa el Diario, día 18: «... después del sol salido,<br />
llegó otra vez de la parte de norte de la isla... y supieron como era la isla de Santa María, una de las Açores». En otra nota marginal dice el padre Las Casas: «... tomó la<br />
isla de Santa María, y así acertó en su navegación, y todos los otros erraron».<br />
25<br />
Esta expresión es ajena al texto de la carta. El término Anima vale aquí como Nema, Sello o Postcriptum.<br />
26 Esta rúbrica o inscripción que indica el remitente y el destinatario de la carta, le da título y advierte de otra para Sus Altezas, los Reyes Católicos, es ajena al texto del mismo.<br />
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34<br />
<strong>Historia</strong><br />
APÉNDICE DOCUMENTAL II<br />
Carta del Duque de Medinaceli al Gran Cardenal don Pedro González de Mendoza, en<br />
Cogolludo, el 19 de marzo de 1493<br />
Reverendísimo Señor. No sé si sabe Vuestra Señoría cómo yo tove en mi casa mucho tiempo a Cristóbal<br />
Colomo, que se venía de Portogal y se quería ir al Rey de Francia para que emprendiese de ir a buscar las<br />
Indias con su favor y ayuda; e yo lo quisiera provar y enbiar desde el Puerto, que tenía buen aparejo con tres<br />
o cuatro carabelas, que no me demandava más; pero como vi que hera esta empresa para la Reina, Nuestra<br />
Señora, escrevilo a Su Alteza desde Rota y respondióme que gelo enviase. Y yo gelo embié entonçes y supliqué<br />
a Su Alteza, pues yo no lo quise tentar y lo adereçava para su serviçio, que me mandase hazer merced y<br />
parte en ello, y que el cargo y descargo d’este negoçio fuese en el Puerto. Su Alteza lo reçibió y lo dio en cargo<br />
a Alonso de Quintanilla; el cual me escrivió de su parte que no tenía este negoçio por muy çierto, pero que,<br />
si se acertase, que Su Alteza me haría merced y daría parte en ello; y después de averle bien esaminado, acordó<br />
de enviarle a buscar las Indias. Puede aver ocho meses que partió y agora él es venido de buelta a Lisbona<br />
y ha hallado todo lo que buscava y muy complidamente, lo cual luego yo supe; y por facer saber tan buena<br />
nueva a Su Alteza, gelo escrivo con Xuares y le enbío a suplicar me haga merced que yo pueda enviar en cada<br />
año allá algunas caravelas mías. Suplico a Vuestra Señoría me quiera ayudar en ello e gelo suplique de mi<br />
parte, pues a mi cabsa y por yo detenerle en mi casa dos años y averle endereçado a su serviçio se ha hallado<br />
tan grande cosa como ésta; y porque de todo informará mas largo Xuares a Vuestra Señoría, suplícole le crea.<br />
Guarde Nuestro Señor vuestra reverendísima persona como Vuestra Señoría desea.<br />
De la mi villa de Cogolludo, a XIX de março (1493)<br />
Las manos de Vuestra Señoría besamos.<br />
LUIS (DE LA CERDA)<br />
(Sociedad de amigos de Cogolludo)
<strong>Historia</strong><br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
Colón, Cristóbal (2002): Diario de a bordo, Alianza<br />
Ediciones, Madrid.<br />
Sanz, Carlos (1959): El gran secreto de la Carta de<br />
Colón (Crítica histórica) y otras adiciones a la<br />
Biblioteca Americana Vetustísima, Librería General<br />
Victoriano Suárez, Madrid.<br />
Sanz, Carlos (1962): La Carta de Colón, 15 febrero-14-marzo<br />
1493, reproducción del texto origi-<br />
nal español impreso en Barcelona (Pedro Posa,<br />
1493), Gráficas Yagües, S. L., Madrid.<br />
Sanz García, Ricardo (1986): Cristóbal Colón alcarreño<br />
o América la bien llamada, Gráficas Dehon,<br />
Torrejón de Ardoz (Madrid).<br />
Tuñón de Lara, Manuel (1986): <strong>Historia</strong> de España,<br />
Ed. Labor, tomo 13, Textos y Documentos de la<br />
América Hispánica (1492-1898).<br />
Copia de un retrato de Cristóbal Colón.<br />
Óleo. Autor: Francisco Segura Herrero.<br />
Foto: Alfonso Sanz<br />
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